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Año 13 · Número 124 · Junio de 2018, ISSN 1851-5851 - Una publicación de www.elhistoriador.com.ar, dirigida por Felipe Pigna Índice“La educación no es una mercancía, es un derecho”, por Daniel RicciTestimonio del secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) “Los amores de Belgrano”, por Felipe PignaManuel Belgrano sigue despertando, a casi dos siglos de su muerte, la admiración de los que lo conocen y el desprecio de quienes... Jorge Luis Borges, evocación materna, por Leonor Acevedo de BorgesEra un niño tímido, muy reservado. Adoraba a su hermana Norah y los dos juntos imaginaban un número infinito de juegos extraordinarios. Alfonsín en Washington, por Carlos Gabetta y Gino LofredoEl 5 de junio de 2004 murió Ronald Reagan, cuadragésimo presidente de Estados Unidos, que gobernó el país del norte durante dos períodos entre
Fundamentos de la afirmación de los derechos argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector AntárticoEl 10 de junio de 1829, el gobernador delegado Martín Rodríguez creó la... Waterloo, una nueva historia de la batalla y sus ejércitos, por Gordon CorriganEl 18 de junio de 1815 Napoleón fue completamente derrotado en la Batalla... La Gaceta histórica“Hubo un tiempo de desgracia para la humanidad en que se creía que debía mantenerse al Pueblo en la ignorancia, y por consiguiente en la pobreza, para conservarlo en el mayor grado de sujeción; pero esa máxima injuriosa al género humano se proscribió como una producción de la barbarie más cruel, y nuestra sabia legislación jamás, jamás la conoció.” En un nuevo aniversario del día de la bandera recordamos estas palabras de Manuel Belgrano que dejó en el Correo de Comercio el 17 de marzo de 1810. Sus desvelos por la educación son hoy nuestros desvelos. Por eso en cada Gaceta intentamos contribuir a la difusión gratuita de nuestra historia y al estímulo de la reflexión. En este número, al cumplirse cien años de la Reforma Universitaria, el movimiento estudiantil que en 1918 posibilitó la renovación de los programas de estudio, la libertad de cátedra, la autonomía, la participación de los estudiantes en la dirección de las universidades, y el acceso a la educación superior a la clase media, incluimos un testimonio de Daniel Ricci, secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), donde plantea los desafíos actuales de la educación universitaria: llevar adelante “una nueva transformación para que la universidad se abra aún más a la sociedad, a todos los sectores” para lograr “una sociedad más justa”. Quisimos también compartir una muestra del coraje del líder radical Raúl Alfonsín cuando, frente al presidente republicano Ronald Reagan, que intentaba presionar a nuestro país para involucrarlo en una política agresiva hacia los países de Centroamérica, improvisó en los jardines de la Casa Blanca un discurso en defensa de los pueblos latinoamericanos. También, en un nuevo aniversario de la reafirmación de los derechos sobre las Islas Malvinas, incluimos un informe de la Universidad de Córdoba que recorre los fundamentos históricos, geográficos y jurídicos que dan sustento al reclamo de la soberanía argentina sobre el archipiélago. Por último recordamos una faceta más descontracturada de Manuel Belgrano con un artículo sobre sus amores, y homenajeamos a Jorge Luis Borges con un testimonio de su madre, Leonor Acevedo, donde recuerda su infancia, sus miedos y sus gustos. Como siempre, encontrarán en esta Gaceta las efemérides, las noticias históricas y los libros recientemente publicados. Los invito a seguir nuestra Cartelera cultural que se actualiza todos los viernes con una amplia variedad de propuestas de paseos, películas, muestras y obras de teatro relacionados con la historia. Recuerden también que pueden acceder al sitio desde tabletas y celulares o descargarse la App Historia Felipe Pigna de forma gratuita. ¡Que la disfruten! Felipe Pigna 3 de junio de 1770 4 de junio de 1943 6 de junio de 1808 7 de junio de 1494 7 de junio de 1810 11 de junio de 1580 12 de junio de 1956 14 de junio de 1928 16 de junio de 1923 16 de junio de 1955 17 de junio de 1821
18 de junio de 1815 19 de junio de 1764 19 de junio de 1884 20 de junio de 1820 20 de junio de 1973 21 de junio de 1918 27 de junio 1806 28 de junio 1807 28 de junio 1914 28 de junio 1919 29 de junio 1966 30 de junio 1969 Esta sección está destinada al rescate de documentos históricos trascendentes tanto para la investigación histórica como para el estímulo de la reflexión presente. El material seleccionado –cartas, artículos, entrevistas– se encuentra en sintonía con algunas de las más destacadas efemérides del mes. “La educación no es una mercancía, es un derecho”, por Daniel RicciTestimonio del secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) Hace 100 años solo los jóvenes que pertenecían a las clases dirigentes podían acceder a las universidades, que por entonces eran instrumentos esenciales de control ideológico para garantizar la continuidad del sistema. En 1918 en Argentina existían solamente tres universidades nacionales. La de Córdoba, fundada en 1613, la de Buenos Aires, fundada en 1821 y la de La Plata de 1890. El sistema universitario vigente era tan obsoleto que en uno de los programas de Filosofía se hablaba en la “bolilla” 16 de “los deberes para con los siervos”. En la Universidad de Córdoba el clero hacía sentir su influjo. Todos los egresados debían jurar al recibirse sobre los santos evangelios independientemente de su credo. Pero en la Argentina de principios del siglo XX soplaban tiempos de cambio. Tras la apertura electoral posibilitada por la sanción de la Ley Sáenz Peña, en 1916 accedió a la primera magistratura por sufragio universal (masculino), secreto y obligatorio el líder del radicalismo, doctor Hipólito Yrigoyen, que creó el primer movimiento de masas con participación electoral. La creciente clase media comenzaba a pujar por el ascenso social y por el acceso al ejercicio de profesiones liberales. A fines de 1917 las autoridades de la Universidad de Córdoba decidieron arbitrariamente modificar el régimen de asistencia a clase y cerraron el internado del Hospital de Clínicas. Esto llevó a la movilización de los estudiantes que crearon en marzo de 1918 un “Comité pro Reforma”. El consejo superior respondió con el cierre de la universidad, lo que desató una ola imparable de protestas estudiantiles. El 21 de junio de 1918 los estudiantes dieron a conocer el Manifiesto Liminar, redactado por Deodoro Roca. Pronto recibieron la adhesión de sus pares porteños, de distintas organizaciones obreras y de políticos e intelectuales destacados como Homero Manzi, Alfredo Palacios, Francisco Borroetaveña, Juan Zubiaur, José Ingenieros, Juan B. Justo, Alfredo Palacios, Juan Luis Ferrarotti, Mario Bravo, Telémaco Susini, Enrique Dickmann, Nicolás Repetto, Augusto Bunge, Antonio de Tomaso, Juan P. Tamborín y Leopoldo Lugones. También el gobierno de Hipólito Yrigoyen apoyó el movimiento y la reforma no tardó en llevarse a cabo. El movimiento universitario reformista renovó los programas de estudio, posibilitó la apertura de la universidad a un mayor número de estudiantes, promovió la participación de estos en la dirección de las universidades e impulsó un acercamiento de las casas de estudios a los problemas del país. Implantó el cogobierno de la Universidad por graduados, docentes y alumnos; la libertad de cátedra y la autonomía. La reforma tuvo un profundo impacto en toda América Latina. Incluso varios de los manifiestos del Mayo Francés, en 1968, recordaban las jornadas cordobesas de principios de siglo. En el centenario de una de las más destacadas revoluciones estudiantiles, compartimos el testimonio de Daniel Ricci, secretario general de la Federación de las Universidades (FEDUN). Si en 1918, el movimiento reformista logró ampliar el acceso a la universidad a los sectores medios, en el siglo XXI el desafío debe ser –señala Ricci- defender el Sistema Educativo Universitario y llevar a cabo “una nueva transformación para que la universidad se abra aun más a la sociedad, a todos los sectores”. Los dos grandes hechos históricos que marcaron el camino a seguir en relación a la política universitaria Argentina fueron la Reforma Universitaria de 1918 y la sanción de la Gratuidad Universitaria en 1949 por decreto de Juan Domingo Perón. La primera, enmarcada en un momento político clave en el que por primera vez se consagra, mediante un sufragio legítimo, un presidente democrático de nuestro país, constituyó un gran paso hacia la democratización del proceso universitario argentino. A partir de entonces, la universidad abre su acceso a los sectores medios. Luego, en 1949, en el marco de un importante proceso de justicia social, de promoción de los derechos sociales y laborales que marcaron de manera favorable y determinante la historia de la clase trabajadora argentina, se eliminan los aranceles universitarios. Desde entonces los trabajadores pueden acceder a Universidades Públicas. El espíritu y el carácter de esos acontecimientos necesitan ser recordados y actualizados periódicamente para que se mantengan en la memoria viva de la sociedad. El Sistema de Educación Público Universitario argentino, tomado como ejemplo en todos los reclamos regionales por basarse en los pilares del ingreso irrestricto y de educación gratuita y pública, propone una universidad autónoma, cogobernada, inclusiva y de calidad. Estos nuevos vientos de derecha que golpean a la universidad, y tienden a una separación del estudiante y futuro profesional de su contexto, agitan el ideal de un sujeto universitario individualista escindido de contexto social, al que solo le importa el libre ejercicio de su profesión. La educación es tenida como un bien valorable solo en los términos cuantitativos del rédito económico, una inversión que apunta al lucro. Esa es la característica principal del sujeto ideal, individualista y exitoso, del neoliberalismo. Es necesario poner un límite. Todos los actores ligados al ámbito universitario, entre ellos los sindicatos de trabajadores docentes y no docentes, junto con las autoridades que entiendan lo que la realidad nos demanda, debemos llevar adelante un rol crucial: defender el Sistema Educativo Universitario, bajo la clara y férrea consigna de que la educación no es una mercancía, es un derecho. Es el momento de una nueva transformación, de que la universidad se abra aún más a la sociedad, a todos los sectores. A 100 años de la Reforma, cada vez más hijos e hijas de trabajadores y trabajadoras deben llegar a la universidad. Hay que imbricar la educación superior en un ciclo virtuoso con el contexto social, que tenga como objetivo primario el bien común. Estamos ante el desafío de lograr una apropiación social de la universidad que la coloque en un lugar de relevancia en el proceso regional de construcciones de sociedades más justas. “Los amores de Belgrano”, por Felipe Pigna(Fragmento del libro Belgrano, el hombre del bicentenario) Manuel Belgrano sigue despertando, a casi dos siglos de su muerte, la admiración de los que lo conocen y el desprecio de quienes siguen viendo en él a un denunciante de las injusticias, las inequidades y el atraso nacional provocados por los que él llamaba “partidarios de sí mismos”. Afortunadamente vivimos tiempos más racionales y menos hipócritas. De todas maneras podemos afirmar, por apego a la verdad histórica, que Belgrano era heterosexual y que tuvo dos amores. Uno de ellos fue con María Josefa Ezcurra, hermana de Encarnación Ezcurra, la futura esposa de Juan Manuel de Rosas. María Josefa acompañaba a su padre, Ignacio de Ezcurra, al Consulado dirigido por Belgrano y allí se enamoraron en 1802, cuando Manuel tenía 32 años y Josefa, 17. Al año siguiente la muchacha contrajo matrimonio, según la voluntad de sus padres, que no era la suya, con un primo venido de Pamplona llamado Juan E. Ezcurra. Alérgico a las revoluciones, tras el triunfo de la de Mayo volvió a la Península. Jorge Luis Borges, evocación materna, por Leonor Acevedo de BorgesEl 14 de junio de 1986, moría en Ginebra, Suiza, Jorge Luis Borges, uno de los más destacados poetas, cuentistas y ensayistas del país y del mundo. Entre sus obras figuran: Fervor de Buenos Aires, Inquisiciones, Historia universal de la infamia, Ficciones y El Aleph, entre muchísimas otras. Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Descendía de una familia de próceres que participaron en las luchas de independencia y en las guerras civiles. Su padre, Jorge Guillermo Borges, fue profesor de psicología e inglés. Influenciado por su abuela materna, Fanny Haslam, Borges aprendió a leer antes en inglés que en español y a los seis años ya había manifestado a sus padres su vocación de escritor. Un año más tarde escribió en inglés un resumen de la mitología griega y pocos años después una traducción de El príncipe feliz, de Oscar Wilde, que un amigo de su padre publicó en un periódico. En 1914, su padre se jubiló prematuramente debido a una ceguera, y decidió pasar una temporada con la familia en Europa. Visitó Londres y París, pero tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, la familia decidió instalarse en la neutral Ginebra, en Suiza. Allí Borges inició el bachillerato y aprendió francés, latín y alemán. En 1919 los Borges se instalarán en Mallorca, España. Más tarde vivieron en Madrid y en Sevilla, donde el joven Jorge Luis se unió a un grupo de jóvenes ultraístas. En 1921 Borges regresó con su familia al país, redescubrió Buenos Aires y quedó fascinado con sus suburbios, tierra de malevos. Pronto conoció a Macedonio Fernández, y asistió a su tertulia de los sábados. Bajo su tutela participó en la fundación de varias publicaciones como Prisma y Proa. En 1923, antes de partir nuevamente rumbo a Europa con su familia, publicó Fervor de Buenos Aires. Más tarde publicaría Luna de enfrente, El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos, y Evaristo Carriego. De esta época datan sus relaciones con Ricardo Güiraldes, Victoria Ocampo, Silvina Ocampo, Alfonso Reyes y Oliveiro Girondo. Escribió para Martín Fierro y Sur, y colaboró como asesor literario en el diario Crítica. Publicó más tarde Historia universal de la infamia, una colección de cuentos basados en criminales reales, e Historia de la eternidad. En 1938 murió su padre y ese mismo año Borges sufrió un accidente que casi le costó la vida. Logró salvarse, pero a partir de entonces comenzó a perder la vista. En 1940 publicó junto a Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares una Antología de la literatura fantástica. Más tarde aparecerán Seis problemas para don Isidro Parodi, en colaboración con Adolfo Bioy Casares, y Ficciones, que recoge cuentos publicados con anterioridad. En 1937 había conseguido un puesto de primer ayudante en la Biblioteca Municipal Miguel Cané, pero en 1946, tras algunas declaraciones antiperonistas, Borges fue destituido de su puesto y nombrado inspector de aves y conejos en mercados municipales. Comenzó entonces a dictar cursos y conferencias, y dirigió la revista Anales de Buenos Aires. En 1949 publicó El Aleph, Otras Inquisiciones y, tras el derrocamiento de Perón, fue designado director de la Biblioteca Nacional, miembro de la Academia Argentina de Letras y profesor de literatura inglesa de la Universidad de Buenos Aires. También obtuvo en 1956 el Premio Nacional de Literatura. Publicó luego El Hacedor, El informe de Brodie y El libro de arena. En 1961 compartió el Premio Formentor con Samuel Beckett, y en 1980 el Cervantes con Gerardo Diego. Lo recordamos en esta ocasión con las palabras que escribió su madre, Leonor Acevedo en 1964. Fuente: Diario La Opinión Cultural, domingo 15 de septiembre de 1974, pág. 3.
Alfonsín en Washington, por Carlos Gabetta y Gino LofredoEl 5 de junio de 2004 murió Ronald Reagan, cuadragésimo presidente de Estados Unidos, que gobernó el país del norte durante dos períodos entre 1981 y 1989, llevando adelante una agresiva política exterior, en la que se destacaron entre otras cosas: el apoyo y financiamiento de los “contras nicaragüenses” para derrocar al régimen sandinista, el apoyo a las dictaduras de El Salvador y Honduras, la invasión a la isla de Granada, el apoyo a la guerrilla islámica en Afganistán. En el 21 marzo de 1985 el presidente radical Raúl Alfonsín viajó a Estados Unidos y se encontró con su par norteamericano en los jardines de la Casa Blanca, frente al Salón Oval. En el discurso de recepción Reagan había lanzado veladas advertencias al presidente argentino. Dijo, entre otras cosas: “No se pueden quedar con los brazos cruzados ante la expansión en las naciones libres de América de la tiranía comunista impuesta en Nicaragua”. Y se atrevió a comparar a los contras con Bolívar y San Martín. Cuando le tocó hablar a Alfonsín, dobló en cuatro el discurso que tenía preparado, subió al podio e improvisó este discurso que hoy reproducimos. El líder radical se negó a poyar la política de fuerza que impulsaba Reagan en Centroamérica, insistió en que la causa del problema era social, no política, y apeló enérgicamente al derecho consuetudinario de la no intervención. Fuente: El periodista de Buenos Aries, Nº 28, 22 al 28 de marzo de 1985, págs. 2 y 3. “Lo que acaba de decir el presidente Alfonsín es muy importante para la causa de los demócratas en el Congreso. Los que creemos que existe una tercera vía en Centroamérica (entre las dictaduras de derecha y el comunismo) y los que estimamos que, efectivamente, la consolidación de democracias que apunten al desarrollo y a la justicia es el mejor medio para garantizar la seguridad del hemisferio.” Pocos minutos después del discurso de Raúl Alfonsín ante las dos cámaras del Congreso norteamericano, el representante por el estado de New Jersey, Robert Torricelli, se mostraba aliviado y contento. No era para menos: Torricelli fue el principal gestor –junto con su colega Michael Barnes, de Maryland– de la invitación a Alfonsín al Congreso. Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado se oponía a que Alfonsín hablara, temiendo que su discurso interfiriera en la crucial votación para aprobar una nueva partida de 14 millones de dólares para apoyar a los “contras” en Nicaragua (en el ambiente de EE.UU. circula un chiste: ¿Los contras se llaman así porque se oponen a la revolución sandinista o porque están contratados?) y, sobre todo, que contribuyera a afirmar el clima de creciente temor que inspira la política de la administración Reagan en la región. Vale la pena referir la historia. Torricelli visitó Buenos Aires en enero pasado y volvió convencido de que la democracia argentina –y las del resto del continente– depende, para su supervivencia, de un cambio de política por parte de Washington. En otras palabras, que se facilite el pago de la deuda y se promueva el desarrollo, eliminando al mismo tiempo ese tremendo foco de tensión que representa Centroamérica. Después que el diputado Michael Barnes fracasó en su primera gestión, ante la oposición del Departamento de Estado y de la Casa Blanca, Torricelli decidió ampliar su base de apoyo, buscando la adhesión de más de cien colegas al petitorio, lo que volvió a colocar el asunto sobre el tapete. El resto es mérito de la diplomacia argentina, en particular del embajador Lucio García del Solar y, sin duda, del temor de la Casa Blanca de que la opinión pública norteamericana considerara su negativa como un desaire al presidente, que está haciendo juzgar en Buenos Aires a los principales responsables de violaciones a los derechos humanos de la dictadura militar. Lo cierto es que Torricelli no fue el único que se sorprendió favorablemente por las posiciones asumidas por Alfonsín en Washington. Cuando el presidente argentino enarcó las cejas al escuchar el brutal ataque de Ronald Reagan a Nicaragua, durante el discurso de bienvenida en la Casa Blanca, el martes por la mañana, los periodistas argentinos presentes se preguntaron qué haría. Fundamentos de la afirmación de los derechos argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector AntárticoEl 10 de junio de 1829, el gobernador delegado Martín Rodríguez creó la Comandancia política y militar de Soledad y designó a Luis Vernet gobernador de las Islas Malvinas. Se conmemora por eso en este día la afirmación de los derechos argentinos sobre estas islas, usurpadas por los ingleses en 1833 y retenidas por la fuerza durante más de 150 años. Comparto con ustedes un artículo publicado por la Universidad de Córdoba en 1976, que resume muchos de los fundamentos históricos, geográficos y jurídicos que dan sustento al reclamo de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. Fuente: Afirmación de los derechos argentinos sobre las Malvinas, Islas, y sector Antártico y Homenaje a San Martín, Belgrano y Brown, Universidad nacional de Córdoba, Dirección general de publicaciones, Córdoba, 1976, págs. 5-11. Waterloo, una nueva historia de la batalla y sus ejércitos, por Gordon CorriganEl 18 de junio de 1815 Napoleón fue completamente derrotado en la Batalla de Waterloo, al sur de Bruselas, actual Bélgica. En aquella jornada las tropas británicas, holandesas y alemanas, dirigidas por el duque de Wellington y el ejército prusiano a las órdenes del mariscal de campo Gebhard von Blücher, cambiaron el rumbo de la historia. La victoria aliada puso fin al sueño imperial de Bonaparte, quien poco después partió al exilio en la isla de Santa Elena, donde murió cinco años más tarde. También se fortalecieron las monarquías absolutas y se configuró un nuevo mapa europeo. Compartimos en esta ocasión un fragmento del libro Waterloo. Una nueva historia de la batalla y sus ejércitos, de Gordon Corrigan, militar y escritor, que arroja luz sobre aquella contienda. Fuente: Gordon Corrigan, Waterloo, una nueva historia de la batalla y sus ejército, Buenos Aires, Editorial El Ateneo; Madrid, La esfera de libros, 2017, págs. 9-23. El mito reformista, de Alejandro Finocchiaro, Ediciones Eudeba, 272 págs. $ 390. Un trabajo sobre una región marginal en el Noreste Argentino y su producción preponderante. (+info) 78. Historia oral del Mundial, de Matías Bauso, Editorial Sudamericana. $ 499. La historia de esta copa mundial de fútbol: un relato monumental, en el que se combina el recuerdo de la aventura deportiva con la revisión de uno de los momentos más oscuros de la historia política de Argentina. (+info)Los herederos de la tierra (novela histórica), de Ildefonso Falcones, 896 págs. $ 399. Hace diez años, millones de lectores se rindieron ante Arnau Estanyol, el bastaix que ayudó a construir la iglesia de Santa María del mar. Ahora, la historia continúa con esta impresionante recreación de la Barcelona medieval, una espléndida y emocionante novela de lealtad, venganza, amor y sueños por cumplir. (+info) Mayo del 68. Por la subversión permanente, de Andre Glucksmann, Editorial Taurus, 248 págs. $ 349. Cincuenta años después de Mayo del 68, el caso se reabre. El mundo ha cambiado considerablemente desde aquel año de ruptura, pero los políticos se posicionan de nuevo frente a los acontecimientos del Mayo francés, que unos tratan de desempolvar y otros prefieren enterrar. (+info) Mujeres y poder, de Mary Beard. Editorial Crítica, 112. $ 250, la reconocida académica británica, especialista en la Antigüedad clásica, muestra el modo en que la historia ha tratado a las mujeres poderosas. Los ejemplos que ofrece van desde Grecia y Roma hasta nuestros días, desde Medusa y Atenea hasta Theresa May y Hillary Clinton. (+info)Grandes Rivales de la Historia, de Alexis Brezet y Tremolet de Villers, Editorial El Ateneo, 480 pág. $ 490. Alejandro Magno y Darío, Balduino IV y Saladino, Enrique VIII y Tomás Moro, Felipe II de España e Isabel I de Inglaterra, Alejandro I y Napoleón, Churchill y Hitler, Gorbachov y Yeltsin. Desde la Antigüedad hasta la época contemporánea, muchas veces, la suerte de la humanidad dependió del duelo entre dos líderes. Los vikingos, de Régis Boyer, Editorial El Ateneo, 400 págs. $ 450. La obra hace un recorrido por la historia, con el objetivo de describir la verdadera naturaleza de la civilización de estos grandes aventureros. Si bien, en ocasiones, actuaron como mercenarios que luchaban para el mejor postor, los vikingos fueron principalmente comerciantes, que crearon barcos extraordinarios, tan maniobrables en aguas poco profundas como en alta mar. (+info) Cruzar fronteras, reclamar una nación. Historia de las mujeres judías argentinas, 1880-1955, de Sandra McGee Deutsch, Editorial Fondo de Cultura Económica, 459 págs. $ 549. El libro analiza cómo un grupo de inmigrantes doblemente marginal —las mujeres judías— logró crear su identidad nacional argentina, forjar relaciones sociales, comunitarias y laborales, y contribuir de este modo a consolidar la comunidad judía más grande de América Latina en un contexto político cambiante y en ocasiones adverso. Desde esta perspectiva, aporta una mirada diferente a la que predomina en los estudios sobre la inmigración a la región, centrados por lo general en la experiencia de los hombres. (+info) |