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La Gaceta histórica |
La gaceta histórica es una edición electrónica gratuita mensual de www.elhistoriador.com.ar que se propone estimular la reflexión y el amor por nuestro pasado para contribuir a fortalecer los cimientos del futuro. La gaceta acercará a sus lectores documentos históricos relevantes, las efemérides destacadas del mes, curiosidades y hallazgos históricos recientes e información sobre nuestros cursos, charlas, libros y novedades. Lo invitamos a recorrerla… |
Felipe Pigna |
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Contenidos del sitio |
Queremos agradecer a nuestros lectores que, con preguntas y comentarios, nos ayudan a crecer y mejorar nuestra página. Este año, el sitio modificó su diseño para facilitar la navegación dentro de la página y la lectura de los diversos documentos. En nuestra sección “Historia para escuchar”, se incorporaron más de cien audios nuevos y estamos completando en una galería de momentos históricos, que pondremos a disposición del público hacia fin de este año.
El sitio cuenta con un registro ISSN (Internacional Standard Serial Numer), otorgado por el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT), un organismo creado por el CONICET para brindar servicios sobre información y documentación científica y tecnológica.
El sitio contiene, además, una cronología multimedia animada que recorre la historia del país y del mundo entre 1776 y 2007, con fotos, mapas, videos, audios y fragmentos musicales. Constituye un paseo ágil y ameno por la historia a lo largo de más de doscientos años de historia. El Historiador también incluye una lista de los gobiernos y gabinetes del territorio nacional desde la fundación del virreinato del Río de la Plata hasta 2009 e información sobre instituciones terciarias y universitarias para estudiar historia.
Las secciones Publicidades y Humor históricos constituyen nuevas perspectivas para abordar la historia a lo largo del siglo XX. Pueden consultarse también las secciones de biografías, entrevistas, audios, filmografía, artículos, documentos, efemérides, estadísticas poblacionales, tasas de analfabetismo e información mundial sobre desempleo, PBI e indicadores ambientales. El sitio también cuenta con una galería de imágenes de personajes y momentos de la historia del país y una sección de titulares. La página además cuenta con un servicio gratuito de respuesta sobre temas relacionados con la historia del país.
Agradecemos a todos nuestros lectores por estimularnos a continuar intentando que la historia argentina sea un bien de todos. |
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MONTEAGUDO |
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Este libro, que contiene algunos de los textos fundamentales de Bernardo de Monteagudo, es el tercer libro de la Biblioteca Emecé Bicentenario dirigida por Felipe Pigna. |
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YA SALIÓ |
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En esta entrega de Historias de nuestra historia, colección pensada, escrita y dirigida por Felipe Pigna, te presentamos la vida y la obra de San Martín. |
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FELIPE PIGNA EN RADIO |
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» "Cuál Es?"
Rock & Pop - FM 95.9.
Columnista los miércoles a partir de las 11:00 Hs. en el programa de Mario Pergolini. |
CHARLAS |
» Felipe Pigna en Berazategui
Feria del libro Berazategui
Felipe Pigna disertará sobre Como Colón no descubrió América
Lugar: Centro de Actividades, Culturales, y Recreativas, "Roberto De Vicenzo", Calle 148 y 18.
Berazategui, Buenos Aires.
Lunes 12 de octubre, 19:00 Hs.
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» Charla de Felipe Pigna sobre El contexto ideológico e intelectual de la Revolución de Mayo
Conferencia Ciclo Bicentenario - Pensando en Nuestra América
Lugar: Centro Cultural de la Cooperación, Sala Solidaridad [2° SS], Av. Corrientes 1543.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires.
Martes 20 de octubre, 19:00 Hs.
Entrada libre y gratuita
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» Felipe Pigna en La Plata
Charla: San Martín, Político
Lugar: Hospital Gral. San Martín de La Plata - Calle 1 1791.
La Plata, Buenos Aires.
Viernes 23 de octubre, 14:30 Hs.
Entrada libre y gratuita.
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» Felipe Pigna en España Jornadas "Memorias en transición - Encuentro iberoamericano sobre Derechos Humanos y ciudadanía"
Mesa redonda: Cultura, medios y políticas de memoria.
Francisco Ferrandis (España)
Guadalupe Cajías (Bolivia)
Felipe Pigna (Argentina)
Moderador: Alfons Martinell (España)
Lugar: Círculo de Bellas Artes, C/Alcalá, 42.
Madrid, España.
Jueves 29 de octubre, 17:00 a 19:30 Hs.
Más información: www.contaminame.org
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LA HISTORIETA ARGENTINA |
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Castelli / Monteagudo, el noveno número de la colección, Editorial Planeta, se consigue en kioscos y librerías. Con guión de Esteban D’Aranno, Julio Leiva y Felipe Pigna, e ilustraciones de Miguel Scenna. |
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CARAS Y CARETAS |
Revista Caras y Caretas
Octubre de 2009 |
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Efemérides |
» Las destacadas del mes |
1º de octubre
1777: Se celebra en España el Tratado de San Idelfonso, un pacto preliminar que establecía los límites de las colonias españolas y portuguesas de América.
1949: Mao Tse-Tung proclama la República Popular China en Pekín.
5 de octubre
1975: Tiene lugar el ataque por parte de la organización Montoneros al Regimiento de Infantería 29, en la provincia de Formosa.
7 de octubre
1571: Se libra la Batalla de Lepanto, que enfrenta a Turquía con España, Venecia y la Santa Sede.
8 de octubre
1812: Un movimiento encabezado por José de San Martín y Carlos María de Alvear depone al Primer Triunvirato.
1895: Nace en Lobos, Buenos Aires, el general Juan Domingo Perón.
9 de octubre
1841: Muere asesinado en San Salvador de Jujuy el general Juan Galo de Lavalle.
1967: Muere asesinado en La Higuera, Bolivia, Ernesto "Che" Guevara.
11 de octubre
1833: Tiene lugar la Revolución de los Restauradores contra el general Juan Ramón González Balcarce, gobernador de Buenos Aires.
12 de octubre
1492: Cristóbal Colón llega al Nuevo Mundo. Hay investigaciones que afirman que la llegada al nuevo continente se produjo el 13 y no el 12 de octubre.
1812: Muere el doctor Juan José Castelli.
17 de octubre
1945: Se produce la jornada del 17 de octubre cuando miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se concentran en Plaza de Mayo reclamando la presencia del general Juan Domingo Perón, quien se encontraba detenido.
18 de octubre
1801: Nace en el Talar del Arroyo Largo, Entre Ríos, el general Justo José de Urquiza.
19 de octubre
1914: Muere en la capital federal el teniente general Julio Argentino Roca.
1960: Comienza el bloqueo económica de Cuba impuesto por Estados Unidos.
21 de octubre
1520: Hernando de Magallanes descubre el Estrecho que lleva su nombre.
1805: Tiene lugar la Batalla de Trafalgar, en Cadiz.
23 de octubre
1859: Tiene lugar la batalla de Cepeda entre el ejército de Buenos Aires y el de la Confederación.
24 de octubre
1929: Se produce el crack financiero en Estados Unidos, conocido como "Jueves Negro".
25 de octubre
1917: Se produce la revolución rusa.
28 de octubre
1922: Se produce en Italia la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini.
30 de octubre
1983: El doctor Raúl Alfonsín gana las elecciones presidenciales.
31 de octubre
1925: Muere en Buenos Aires José Ingenieros. |
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El Rescate |
Esta sección está destinada al rescate de documentos históricos trascendentes tanto para la investigación histórica como para el estímulo de la reflexión presente. El material seleccionado –cartas, artículos, entrevistas– se encuentra en sintonía con algunas de las más destacadas efemérides del mes. |
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La muerte del "Che" por Cortázar |
El 9 de octubre de 1967 moría asesinado en La Higuera, Bolivia, Ernesto "Che" Guevara, mientras intentaba llevar la revolución a América del Sur. Médico, político y guerrillero revolucionario, fue comandante del ejército revolucionario que derrocó al dictador Fulgencio Batista en enero de 1959. Fue, tras el triunfo de la revolución, la mano derecha de Fidel Castro. A continuación reproducimos una carta que escribió Julio Cortázar a veinte días de la muerte del "Che". |
Fuente: Julio Cortázar, Cartas 1964-1968, Edición a cargo de Aurora Bernárdez, Tomo 2, Alfaguara / Biblioteca Cortázar, 2000. |
A Adelaida y Roberto Fernández Retamar
París, 29 de octubre de 1967
Roberto, Adelaida, mis muy queridos:
Anoche volví a París desde Argel. Sólo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que el silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié ese texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tú sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organIzación internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos. |
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Diálogos indianos, por Augusto Salazar Bondy |
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegaba al Nuevo Mundo. Había salido de España el 3 de agosto de 1492 y el 12 de octubre –o un día después, si se confirman las investigaciones que afirman que el grito del llamado Rodrigo de Triana se produjo el 13– llegaba al islote de Guanahaní (actuales Bahamas), al que Colón llamó San Salvador. Comenzaba así una época de conquista y saqueo para el continente americano, basada en el mercantilismo y en el colonialismo, una ideología que justificó la ocupación de territorios, transformados en colonias, por parte de las principales potencias europeas. Con la excusa de difundir los valores de la civilización europea, potencias como España, Gran Bretaña y Francia incorporaron a sus imperios millones de kilómetros cuadrados, incontables riquezas naturales y millones de habitantes que, además, formaban nuevos mercados para sus productos. Reproducimos a continuación una pieza de ficción escrita por el filósofo peruano Augusto Salazar Bondy, donde plantea el problema ideológico de la conquista a través de un diálogo sin tiempo entre Bartolomé de las Casas, Frantz Fanon, el cacique Hatuey y Ginés de Sepúlveda. |
Fuente: Salazar Bondy, Augusto, "Diálogos indianos entre Bartolomé de las Casas, Frantz Fanon, el cacique Hatuey y Ginés de Sepúlveda", Revista Crisis Nº 12, abril de 1974. |
Ginés: El demonio está en los indios, por eso son viciosos e idólatras, y sin remedio inferiores a los europeos.
Bartolomé: Supongo que te das cuenta, Ginés, que de que al sostener que el ser de los indios es inferior al de los blancos niegas automáticamente que podamos salvarlos y despojas de su sentido a nuestra labor apostólica. ¿Esa es la buena nueva que traes a América? Contra tamaña aberración hay que declarar sin descanso que no existen hombres inferiores ni superiores según la naturaleza y buscar en la ciencia recta otra explicación.
Hatuey: ¿Qué dice tu ciencia, hermano Bartolomé? ¿Será también recta para los indios?
Bartolomé: Dice que lo que acontece es que unos hombres han venido y están viniendo a menos por accidente de la historia. La negación y la afirmación del ser humano son hechos sociales, que ocurren como consecuencia del enfrentamiento de los hombres a lo largo del tiempo. Cuando unos individuos grupos o pueblos oprimen y despojan a otros, abren la vía a la desigualdad en la existencia humana y permiten que el mal se enseñoree de la historia. Comparada con la de Ginés esta doctrina es más sabia, más humanista y sin duda más ajustada a las exigencias de nuestra fe. Ella nos lleva a entender correctamente la condición pasada y presente de los naturales y nos permite prestarles ayuda en sus sufrimientos materiales y en su impiedad.
Ginés: Los naturales son impíos, tú lo estás diciendo. Hay que entrar a su territorio para imponer la fe que los salvará y dejarlos a cargo de españoles probos que los cuiden y adoctrinen, auxiliándolos en su inferioridad.
Bartolomé: La prédica de la fe no justifica la guerra. Sólo obliga a los naturales a recibir a los misioneros que, en paz y con amor entren a sus tierras, como han penetrado en las otras partes del mundo, para convertirlos. Y la autoridad del Rey nuestro Señor sólo vale como legítima guardiana de esta cruzada. Los pueblos deben obedecerla para asegurarse los beneficios de la fe.
Frantz: ¡Ya está! Estaba esperando oírlo de tu boca. A tal término conducen inevitablemente las buenas razones del occidental. Graba en tu mente, Hatuey, lo que acaba de decir Bartolomé, porque señala una diferencia fundamental entre su conciencia y la nuestra, una diferencia que nos permite tener la esperanza de que estamos llamados a fundar en la tierra un orden realmente humano.
Bartolomé: ¿Qué te ocurre hermano Oblitas? ¿Por qué hablas así? Explícate te lo ruego.
Frantz: Simplemente marco el de tu humanismo. Por muy bien intencionado que seas, no puedes ir más allá. Ese límite está en tu formación de europeo, en tu manera de percibir las cosas humanas.
Bartolomé: Sigo sin entenderte.
Frantz: Es muy sencillo, pero quizá muy difícil de percibir por los blancos. Has refutado a Ginés en puntos decisivos; has llegado a desenmascarar la injusticia de toda guerra; te has aproximado, con paso firme, a la fuente de toda opresión y al fundamento de toda libertad. Pero quedas detenido al borde mismo del reconocimiento del principio de la humanidad universal, porque has fallado en dos cosas esenciales.
Bartolomé: Dime cuáles son; conocerlas es de vida o muerte para mí.
Frantz: He aquí la primera: de un modo o de otro, defiendes la soberanía del rey de España en tierras que pertenecen a otros pueblos. Tu alegato concluye sin cuestionar el derecho mismo de los españoles a gobernar en América. Aunque sólo sea en una vara de territorio indio.
Bartolomé: He dicho que únicamente para garantizar la difusión de la fe.
Frantz: He allí la trampa en la que, impensadamente quizá, caes y en la que puedes hacer caer a los que te escuchan y te siguen. Asegurar la difusión de la fe cristiana significa legitimar por la religión (que no se ocupa, creo, de las cosas de este mundo) el poder de un monarca extranjero y aceptar la imposición de conceptos y valores de una ideología que los pueblos invadidos no entienden y seguramente no les conviene entender.
Hatuey: ¿Quieres decir que no debemos dejarlos entrar a nuestra tierra ni en misión pacífica?
Frantz: Desconfía de los ejércitos de paz y de sus misiones. Tal como las llevan, esas misiones no son de liberación sino de opresión: opresión por la doctrina y opresión por la aceptación de un soberano extranjero. |
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Lo que Marx y Engels escribieron sobre América Latina |
El 25 de octubre de 1917 comenzó la Revolución Rusa. Basándose en las teorías de Karl Marx, Vladimir Lenin encabezó en esta fecha la primera revolución comunista del siglo XX, instauró la dictadura del proletariado, adoptó como régimen político la República Federal Socialista y Soviética Rusa y expropió a los terratenientes de sus tierras y las repartió entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser propiedad del estado, bajo el control de los mismos trabajadores. La Revolución de Octubre -el acontecimiento político, económico y social más importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro calendario, pero al momento de la revuelta, Rusia aún se regía por el calendario juliano, mientras que la mayoría de los países occidentales, inclusive la Argentina, se regían por el calendario gregoriano. Reproducimos a continuación un artículo aparecido en 1972 en La Opinión Cultural, que alude al pensamiento de Marx y Engels sobre América Latina. |
Fuente: La Opinión Cultural, domingo 12 de noviembre de 1972, pág. 7. |
Contradicciones de un pensamiento acerca del problema nacional
Insertos en las luchas políticas de su época, y elaborando al mismo tiempo herramientas teóricas que permitieran provocar el cambio social, KarL Marx y Friedrich Engels no desdeñaron ocuparse del Nuevo Continente. Dentro de sus escritos teóricos y sus actividades en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, estas reflexiones sobre Norte y Sudamérica son periféricas, pero –no pocas veces– audaces. Sin embargo, resulta irrelevante criticar a los fundadores del materialismo histórico con ojos dogmáticos. Seres humanos al fin, productos también de la Historia, su marxismo no es infalible; y si en su afanosa elaboración de la realidad muchas veces erraron los cálculos, no por eso sus aciertos son menores.
Cuadernos de Pasado y Presente publicará próximamente en el país Materiales para la historia de América Latina de Karl Marx y Friedrich Engels, una laboriosa edición con notas críticas de todos los textos que los pensadores alemanes dedicaron a esta parte del continente, muchos de los cuales se editan en español por primera vez. En estas páginas se incluye un fragmento de la introducción al libro, a cargo de Pedro Scaron, y una interesante correspondencia de Engels que revela su conocimiento del movimiento obrero en Buenos Aires.
Introducción
América Latina rara vez fue objeto de atención preferente, o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la conciencia europea del siglo XIX esta región del mundo era casi una terra incognita, y sólo grandes acontecimientos (la lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de México, la intervención anglo-franco-española contra ese mismo país) obligaron a no pocos estudiosos y políticos del Viejo Mundo a recordar que el término “América” no siempre era un sinónimo exactamente intercambiable por la denominación “Estados Unidos”. Pese a su talento y sus intereses poco menos que enciclopédicos, Marx y Engels no fueron en ese aspecto una excepción. Los textos suyos referidos directa o indirectamente a América Latina, aunque más abundantes de lo que generalmente se supone, representan una parte muy pequeña de su obra total.
Estos Materiales para la historia de América Latina constituyen también, y en muy primer lugar, materiales para la historia del pensamiento marxista. En contra de teorías muy difundidas, según las cuales con la redacción del Manifiesto comunista quedarían trazadas, poco menos que definitivamente, las grandes líneas de la concepción que Marx se había formado del mundo, líneas que en los decenios sucesivos sólo conocerían una prolongación armoniosa, el análisis de estos textos contribuye a hacer patente que la evolución del pensamiento de Marx y Engels sobre la cuestión nacional es extremadamente compleja. Diríamos que accidentada, inclusive. La filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés, vale decir lo que Lenin llamó con acierto las “tres fuentes” o “tres partes integrantes del marxismo”, se fusionaron aquí menos felizmente, más conflictiva y trabajosamente que en otras esferas del ideario de Marx.
Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, y en particular sobre la expansión de los grandes países del Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo.
Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero no posterior a 1847, y que se cierra de Crimea (1856). Lo característico de este período es que Marx y Engels combinan el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la más o menos velada justificación teórica del mismo. Los famosos artículos sobre la dominación británica en la India enuncian notablemente esta posición, reseñada así por el propio Marx en una carta del 14 de junio de 1853 a Engels: “He proseguido esta guerra oculta (a favor de la centralización) en mi primer artículo sobre la India, en el que se presenta como revolucionaria la destrucción de la industria vernácula por Inglaterra. Esto les resultará muy shocking (a los editorialistas de The New York Daily Tribune, el periódico norteamericano en el que colaboraba Marx). Por lo demás, la administración británica en la India, en su conjunto, era cochina y sigue siéndolo hasta el presente”. A juicio de Marx y Engels el capitalismo desarrollado de países como Inglaterra ejercía una influencia “civilizadora” (en ocasiones ellos mismos ponían esta palabra entre comillas) sobre los “países bárbaros”, aún no capitalistas; los sacaba de su quietud (una quietud muy hegeliana, dicho sea entre paréntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del progreso histórico. Las consecuencias devastadoras de la libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en último análisis, como las que resultaban de aquélla en el interior de un país capitalista cualquiera. La libertad comercial aceleraba la revolución social. Era natural, entonces, que Marx, aun cuando “solamente en ese sentido revolucionario”, se pronunciara en esa época “a favor del libre cambio”. Todavía a fines del decenio de 1850 Marx se burla del proteccionista Carey porque éste, aunque consideraba “armónico” el aniquilamiento de la producción patriarcal por la industrial dentro de un país determinado, tenía por “inarmónico” el que la gran industria inglesa disolviera las formas “patriarcales o pequeñoburguesas” de la producción nacional de otros países. Carey relegaba al olvido “el contenido positivo de estos procesos de disolución (…) en su manifestación plena, correspondiente al mercado mundial”.
Dentro de la misma Europa, determinadas naciones eran para Marx y Engels las portadoras del progreso histórico, mientras que las demás no tenían otra misión que la de dejarse absorber por sus vecinos más poderosos. ¿Esta tesis, puede preguntarse el lector, no contradecía la exigencia internacionalista formulada en el Manifiesto, la consigna que demandaba la unidad de los proletarios de todos los países, excluyendo implícitamente las rivalidades nacionales entre ellos? Marx y Engels, muy posiblemente, habrían respondido que la pregunta estaba mal planteada: aquella consigna sólo podía tener validez para las relaciones entre países… donde hubiera proletarios. “En todos los países civilizados el movimiento democrático aspira en última instancia a la dominación política por el proletariado presupone, por ende, que exista un proletariado; que exista una burguesía dominante; que exista una industria que produzca al proletariado y que haya vuelto dominante a la burguesía. De todo esto no encontramos nada en Noruega ni en la Suiza de los primitivos cantones”. A fortiori, pretender aplicar a la guerra entre Estados Unidos y México, por ejemplo, los principios de lo que después se llamó internacionalismo proletario, habría sido visto por Marx y Engels como el colmo de la desubicación histórica.
Hacia 1856 se abre una nueva etapa en el pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional y colonial, la cual dura, también aproximadamente, hasta la fundación de la Internacional (1864). Se trata de una fase de transición. Marx y Engels no revisan claramente sus concepciones teóricas sobre la relación entre las grandes potencias europeas y el mundo colonial o semicolonial, pero en sus escritos acerca del tema el aspecto que prevalece, en la mayor parte de los casos, es la denuncia de los atropellos de aquellas potencias y la reivindicación del derecho que asistía a chinos, indios, etc., de resistir contra los agresores u ocupantes extranjeros. Un hecho interesante es que la mayor parte de los trabajos de Marx y Engels sobre el colonialismo se ubican en esta etapa, que en cierta medida coincidió con la de su actividad periodística más intensa.
Los límites del tercer período se pueden fijar entre 1864 y la muerte de Marx. Si desde cierto punto de vista es exacto que Marx es uno de los principales fundadores de la Internacional, no menos cierto es que ésta contribuye, aunque no a fundar, sí a desarrollar el internacionalismo de Marx, a liberarlo de elementos contradictorios con ese internacionalismo. Es notable, con respecto a la cuestión irlandesa. Mientras que en 1848 Marx hacía suya la ambigua consigna cartista de “establecer una firme alianza entre los pueblos de Irlanda y Gran Bretaña”, en cartas de noviembre de 1867 le escribe a Engels: “Antes consideraba imposible la separación entre Irlanda e Inglaterra. Ahora lo considero inevitable, si bien después de la separación puede establecerse una federación”. “Lo que necesitan los irlandeses es: 1. Gobierno propio e independencia de Inglaterra, 2. Una revolución agraria (…) 3. Tarifas protectoras contra Inglaterra. La Unión (de 1801 entre Inglaterra e Irlanda), al dejar sin efecto las tarifas protectoras establecidas por el parlamento irlandés, destruyó toda vida industrial en Irlanda”. El librecambista (“seulement dans le sens révolutionnaire”) de 1848, en 1867 es un lúcido expositor de la necesidad de que países como Irlanda defiendan de la competencia británica, erigiendo barreras protectoras, sus incipientes industrias. No menos profunda es la evolución del pensamiento de Marx, durante el período, con respecto a la India. Aunque no generaliza sus hallazgos empíricos en este terreno, el auto de El Capital se aproxima a la noción del subdesarrollado. Estamos lejos de las tesis según la cual el capitalismo inglés, mefistofélicamente condenado a hacer el bien pese a su naturaleza maligna, engendraría la industria moderna en su inmensa colonia asiática. “Más que la historia de cualquier otro pueblo, la administración inglesa en la India ofrece una serie de experimentos económicos fallidos y realmente descabellados (en la práctica, infames). En Bengala crearon una caricatura de la gran propiedad rural inglesa; en la India Sudoriental, una caricatura de la propiedad parcelaria; en el Noroeste, en la medida en que les fue posible, transformaron la comunidad económica india, con su propiedad comunal de la tierra, en una caricatura de si misma”.
El apoyo de Marx a la rebelión de los indios ya no es, en esos años, de índole pura o fundamentalmente moral. Diversos textos sugieren a las claras que Marx se ha persuadido de la incapacidad de Inglaterra para cumplir, en la India, con la segunda fase de la “doble misión” que él le asignara en los artículos de 1853, id est, la de “sentar los fundamentos materiales de la sociedad occidental en Asia”.
A fines de este periodo, meses antes de la muerte de Marx, Engels realiza una importantísima contribución teórica al definir, respondiendo a consultas de Kautsky, la política que a su juicio debía mantener, en sus relaciones con el mundo colonial, el proletariado victorioso. Partiendo – al igual que en los Principios del comunismo, redactados por él 35 años atrás – de la tesis de que la revolución socialista sería llevada a cavo por la clase obrera de los países europeos más adelantados (y por la de los Estados Unidos), Engels establece lo siguiente: 1) el proletariado se hará cargo “provisionalmente” de las colonias pobladas de indígenas, a las que “habrá de conducir lo más rápidamente posible, a la independencia”; 2) “el proletariado que se libera a si mismo no puede librar guerras coloniales”; 3) “el proletariado victorioso no puede imponer a ningún pueblo felicidad alguna sin socavar con ellos su propia victoria”.
Antes de pasar a la etapa cuarta y final (esto es, al último período de la vida de Engels), señalemos un hecho significativo: a lo largo de los tres períodos descritos, la evolución del pensamiento de Marx y Engels es, en lo que respecta al problema nacional en el marco de Europa continental, muchísimo más lenta que en lo tocante a las relaciones entre Inglaterra e Irlanda o entre las grandes potencias europeas y el mundo extraeuropeo. En 1866, en una serie de artículos escrita a solicitud de Marx, Engels sigue negando a los “residuos de pueblos” (servios, checos, rumanos incluidos) el derecho a una existencia nacional independiente, a la que sí son acreedores los grandes pueblos dotados de “fuerza vital”, “viables”. En los años siguientes, la militancia en la Internacional y en el movimiento socialista europeo hace que pronunciamientos de este género se vuelvan cada vez menos publicables, por lo que se los relega a lo que Marx denominaba el “lenguaje brutal de las cartas”. Todavía en 1882, en correspondencia con Kautsky y Bernstein, Engels reitera con variantes no esenciales, su actitud de c1849 respecto a los esclavos de los Balcanes, “doscientos nobles pueblos de bandoleros”, “pintorescas nacioncitas” aliadas del zar y a las cuales únicamente después de la caída de éste se les podría conceder la independencia, aunque nunca, por ejemplo, el derecho de que impidieran “la extensión de la red ferroviaria europea hasta Constantinopla”.
La cuarta etapa, como hemos señalado, la constituyen los años que van de la muerte de Marx a la de Engels. Aunque en aspectos particulares éste desarrolla con acierto, durante el periodo, conceptos suyos o de Marx sobre le problema nacional, en general ésta una fase de estancamiento, cuando no de involución. El mundo que queda más allá de Europa y de los Estados Unidos despierta cada vez menos el interés del viejo militante, y su actitud ante los problemas europeos presenta notorias afinidades con la posición “patriótica” que, ante la primera de las guerras mundiales, adoptara la primera de las guerras mundiales, adoptara la socialdemocracia alemana. En 1891, cuando parece inminente el estallido de una contienda bélica entre Alemania, por un lado, y Rusia y Francia por el otro, Engels asegura a Bebel y otros dirigentes socialistas que si Alemania es atacada “todo medio de defensa es bueno”: ellos deben “lanzarse contra los rusos y sus aliados, sean quienes sean”. Podría ocurrir, incluso, sostiene Engels, que en ese caso “nosotros seamos el único partido belicista verdadero y decidido”. |
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Recreo |
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Evolución de la etiqueta en la mesa |
Fuente: Revista Crítica Nº 38, “Evolución de la etiqueta en la mesa”, por Mighel Thorse, 20 de julio de 1935. |
La mesa, hablando en general y no en particular del objeto, ha sido una de las cosas que nos ha marcado no sólo el grado de civilización y de refinamiento de un país sino los períodos de decadencia.
Antes de haber logrado el momento actual, la etiqueta en la mesa ha debido salvar obstáculos verdaderamente difíciles y ha tenido que pasar por largas etapas de evolución.
Nuestro antecesor, el hombre primitivo, aquél que vivía atento para defenderse contra las acechanzas de los animales y de sus semejantes, aquél que al abrigo de una caverna debía cobijarse sin conocer ni siquiera el fuego protector, ese hombre comía como comen los animales, sin mesa, sin cocinar la carne y únicamente ayudado con los dientes y las manos. Es fácil imaginar a una familia primitiva reunida, comiendo para dos en un oscuro rincón de la caverna, arrojando los residuos por los rincones, residuos que no iban a ser recogidos por los perros desde el momento que en aquellas épocas aun el hombre no se había procurado ese compañero insustituible.
Pero esto no es de extrañarse, desde el momento que en épocas medievales los caballeros y las damas en los grandes banquetes comían los manjares con los dedos y ayudados, a veces, con el cuchillo para despedazarlo.
Gastón de Tourneur, un conocido escritor francés, publicó un libro realmente interesante que se titula: La historia de la etiqueta en la mesa. En ella ha tratado de dar a conocer las diferentes costumbres en las diversas épocas, todo esto con bastante originalidad.
El refinamiento en la mesa según él, es uno de los síntomas de decadencia de una nación. La glotonería, los excesos de bebidas, los placeres, incitan al reposo y a la inercia, que es la base de toda corrupción.
La vida frugal, sana, activa, es la que precisa un país para progresar y vivir.
Es muy interesante seguir la evolución que ha sufrido la mesa desde los tiempos más antiguos. Comencemos por los egipcios: los banquetes se realizaban en grandes salones en el que cada uno de los invitados tenían una mesa especial, pequeña, y un criado para servirlo. Todas ellas estaban artísticamente decoradas con flores de loto; el vino estaba siempre de acuerdo con la comida. Los platos preferidos eran el ganso y el antílope.
La mesa griega era aún más sobria. Se comía y bebía lo necesario, y mientras los señores estaban en ella un filósofo era el encargado de amenizar el banquete con discursos instructivos, mientras que algún músico las animaba con sus melodías. |
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Noticias |
Cambio de autoridades en el Archivo General de la Nación |
En medio de acusaciones cruzadas, a principios de agosto presentó su renuncia el director del Archivo General de la Nación, José Luis Moreno. Denunció el lamentable estado del archivo y se quejo de que no se le asignaron las partidas presupuestarias para realizar su trabajo. En tanto desde el Ministerio del Interior, del que depende, se dijo que no ejecutó el dinero por desidia. Mientras continúan la disputa y las acusaciones, muchos de los documentos corren riesgo de perderse. El archivo cuenta con casi dos mil voces grabadas, mil horas audiovisuales, doce kilómetros de estanterías con documentos, y la mayor colección fotográfica del país de los últimos 170 años con más de un millón de fotografías originales o reproducciones. Se puede encontrar, por ejemplo, el archivo fotográfico de la revista Caras y Caretas, (1898-1939), 48 álbumes institucionales de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados (1889-1926), o fotografías de la Campaña al Desierto de 1879. También hay registro de las revoluciones de 1880, 1890 y 1930 y sobre la Semana Trágica. Los problemas del archivo van desde escaleras de incendio rotas, goteras, plagas, que hicieron que algunos documentos fueran retirados de consulta para que no se desintegraran. |
Fuente: Revista Ñ, sábado 5 de septiembre de 2009 |
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Un hallazgo histórico en Inglaterra |
El pasado julio se descubrió en Inglaterra un importante tesoro anglosajón compuesto de más de 1.500 piezas de oro y plata –especialmente armas con empuñaduras de oro e incrustaciones de piedras preciosas-, que estaba enterrado en un campo en Staffordshire, Inglaterra. Fue encontrado con un detector de metales por un buscador de tesoros amateur. Según los expertos, este tesoro del siglo VII va a cambiar la percepción que se tenía del mundo anglosajón. El Dr. Michael Lewis, vicedirector de uno de los programas de antigüedades del Museo Británico, aseguró que el hallazgo "pinta una nueva imagen de nuestro pasado y de la Edad Media. Demuestra que (en esa época) se produjeron objetos maravillosos". |
Fuente: info |
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Descubren un cuadro oculto de Fernando VII debajo de otra obra |
Un equipo multidisciplinarios de expertos de Perú, Chile y la Argentina -que trabajan en el proyecto de rescate biográfico y pictórico del pintor peruano José Gil de Castro- descubrió que bajo el retrato de un revolucionario chileno realizado en 1823, había una pintura del rey español Fernando VII, realizado por el mismo pintor, pero en 1816. Gil de Castro desarrolló su obra durante el traspaso de la colonia a la independencia. Es conocido como el pintor de la emancipación por haber pintado a San Martín, Bolívar, Sucre, O’Higgins, Las Heras, Rodríguez Peña, etc. La historiadora del arte Laura Malosetti Costa destaca la carga simbólica de la reutilización de esta tela que esconde al monarca español: “es como si por ella hubiera pasado la revolución”. |
Fuente: Diario Página/12, suplemento Radar, domingo 6 de septiembre de 2009 |
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Continúa la disputa por el tesoro encontrado en el fondo del Atlántico por la empresa Odyssey |
El pasado 27 de agosto el Departamento de Justicia de Estados Unidos se presentó como "amicus curiae" en el procedimiento civil que enfrenta a Odyssey con el Estado español en la disputa por el tesoro valorado en más de 500 millones de dólares, que la empresa rescató del fondo del Atlántico en 2007. El gobierno de Estados Unidos evocó el Tratado de Amistad y Relaciones Generales de 1902, que permanece vigente. “Con el apoyo a España, EEUU busca asegurar que sus propios barcos de guerra hundidos y tripulación perdida sean tratados como barcos soberanos y tumbas honradas y que no estén sujetos a exploraciones y explotaciones sin autorización", dice la moción del Departamento de Justicia. El tesoro procedería de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes. Odyssey, sin embargo, sostiene que no se ha encontrado ningún barco en el lugar donde se localizó el tesoro que permita asegurar que el tesoro pertenezca a la fragata española. A la disputa entre Odyssey (la empresa de exploración submarina que encontró el tesoro) y el gobierno español, a principios de 2009 se sumó el gobierno de Perú, que asegura que parte del tesoro le pertenece como parte de su patrimonio cultural, ya que las monedas fueron acuñadas en Lima con oro y plata peruanas. |
Fuente: info; info |
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Difusión |
Cine |
- De Bolívar a Chávez, hacia la Segunda Independencia, Documental histórico político que narra la lucha del pueblo venezolano en el contexto del proceso de independnecia de América, desde fines del siglo XVIII hasta el presente. Dirección: Daniel Vaca Narvaja. Guinista: José Haidar. Lugar: Espacio INCAA Km 725 Unquillo, CÓRDOBA: Unquillo. Av. San Martín 1505. 03543-48-7307. Horario: 20:00 hs. (info)*
- Días de mayo. Director: Gustavo Postiglione. Una historia de amor con el telón de fondo de los acontecimientos políticos y culturales que tuvieron lugar en la ciudad de Rosario en 1969. Actúan: Antonio Birabent, Santiago Dejesús, Darío Grandinetti, Agustina Guirado y Caren Hulten . Lugar: Espacio INCAA Km 1020 Resistencia, CHACO. Dirección: Colón 168. Tel: 03722-42-5421. Horario: 22:00 hs. (info)*
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Teatro |
- Sacco y Vanzetti, La historia de dos inmigrantes italianos en los Estados Unidos, anarquistas y luchadores por la igualdad. Luego de siete años de cárcel y un proceso plagado de injusticias, la silla eléctrica acabó con sus vidas. Autor: Mauricio Kartun. Dirección: Viviana Ruiz. Actúan: Jorge Brambati, Rafael Cejas, Luciano Guglielmino, Cristina Ferrajoli, Natalia Marcet, Fernando Martín y Mario Moscoso. Lugar: Auditorio Bauen. Dirección: Callao 360. Teléfono: 4371-0680. Horarios: viernes y sábados: 21:00 hs. y domingos: 21:00 hs. (info)*
- Illia (¿Quién va a pagar todo esto?), es la historia del ex presidente radical que murió en la pobreza más absoluta en una cama de hospital público, con su único par de zapatos y una pequeña valija que contenía todas sus pertenencias, vapuleado por los medios de comunicación y la indiferencia de la clase dirigente. Autor: Eduardo Rovner. Dirección: Alberto Lecchi. Actúan: Alex Benn, Arturo Bonín, Miguel Dao, Mercedes Funes, Hernán Jimenez, Fabián Rendo y Patricia Viggiano. Lugar: Complejo Cultural 25 de Mayo. Dirección: Triunvirato 4444 (Villa Urquiza) - Capital Federal. Teléfono: 4524-7997. Horarios: de miércoles a sábados: 21:00 hs.; domingos 20:00 hs. (info; info)*
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Charlas |
- Bicentenario - Ciclo de charlas organizado por la Biblioteca Nacional. El ciclo comenzó el 20 de agosto con una charla "Notas sobre el jacobinismo argentino", a cargo de Eduardo Rinesi, y se extenderá hasta el próximo 26 de noviembre. Todos los jueves a las 19:00 hs. en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502. (info y info. Diario Miradas al Sur, domingo 16 de agosto de 2009)*
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* Se recomienda constatar vigencia de las películas/charlas y cambios de horario. |
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Lanzamiento de Libros |
Historia de la Argentina, de Marcela Ternavasio, Siglo XXI, 262 págs. $50. Se trata del quinto tomo de la colección Biblioteca Básica de Historia, que aborda el período 1810-1852. (Revista Ñ Sábado 29 de agosto de 2009; info)
Historia de las religiones en la Argentina, de Susana Bianchi. Editorial Sudamericana. 366 págs. $60. El libro aborda las minorías religiosas en el país -protestantes, judíos, musulmanes, ortodoxos- alternativas al catolicismo hegemónico. (Revista Ñ, sábado 26 de septiembre de 2009; info)
La Argentina rural, de Carla Gras y Valeria Hernández (Coordinación), Editorial Biblos. 288 págs. $55. Un libro sobre los cambios que se produjeron durante los últimos veinte años. (Revista Ñ, sábado 12 de septiembre de 2009)
Monte Chingolo, de Gustavo Plis-Sterenberg. Editorial Planeta, 435 págs. $33. En diciembre de 1975, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) emprendió el mayor combate librado en la Argentina entre fuerzas estatales y guerrilleras, cuando intentó copar el Batallón de Arsenales “Domingo ViejoBueno”, en la localidad bonaerense de Monte Chingolo. El libro reúne las voces de los protagonistas y documentos. (Diario La Prensa, domingo 20 de septiembre de 2009; info)
Trelew, el informe, de Eduardo Sartelli, Stella Grenat y Rosana López Rodríguez. Editorial Ryr, 160 págs. $25. El libro contiene la reedición facsimilar del informe publicado en 1974 por la Comisión de Familiares Presos, Estudiantes y Gremiales de 1974, sobre los asesinatos del 22 de agosto de 1972 a los militantes de PRT-ERP, Far y Montoneros. En su momento no circuló ya que fue secuestrado por la Triple A. Además del informe, el libro desarrolla la fuga y la rebelión social, la lucha de clases, y una introducción al informe publicado en 1974. (Diario Sur, domingo 30 de agosto de 2009; info)
Sobre la violencia revolucionaria, de Hugo Vezzetti, Editorial Siglo XXI, 280 págs. $40. El autor aborda en este libro la violencia revolucionaria en el país de los años sesenta y setenta, a través de los relatos de los protagonistas, de las críticas y autocríticas de los ex combatientes y militantes y de los debates que se produjeron en el país y en el exilio. (info)
Acción parlamentaria. John William Cooke. Obras completas, de Eduardo Luis Duhalde (compilador). Editorial Colihue, 288 págs. $49. Un resumen de la palabra y el pensamiento de John William Cooke en la última década de su vida. (Diario Sur, domingo 30 de agosto de 2009; info)
La escuela en la historia argentina, de Silvia Finocchio, Editorial Edhasa, 211 págs. $39. A través del análisis de revistas y publicaciones educativas de diversas épicas, la investigadora de la UBA y de Flacso repasa la percepción que tuvo la comunidad educativa de su propio proceso evolutivo. (ADN Cultura, sábado 12 de septiembre de 2009; info)
La Fede. Alistándose para la revolución. La Federación Juvenil Comunista, 1921-2005, de Isidoro Gilbert, Editorial Sudamericana, págs. 798. $99. Se trata de una investigación periodística del comunismo argentino en su versión juvenil. (Revista Ñ, sábado 5 de septiembre de 2009)
Mujeres extraordinarias, de Myriam Escliar, Acervo Cultural. 182 págs. $40. El libro trata sobre cuatro pioneras de las luchas feministas locales: Cecilia Grierson, Julieta Lanteri, Fenia Cjertkoff y Carolina Muzzilli; quienes asistieron al primer Congreso Femenino Internacional realizado en la Argentina en mayo de 1910. (Diario Página/12, suplemento Radar, domingo 6 de septiembre de 2009; info)
El pensamiento de Bartolomé Mitre y los liberales, de Ricardo J. de Titto (compilador), El Ateneo. 320 págs. $42. El libro, con prólogo de Hilda Sábato, forma parte de la colección El pensamiento político de la Argentina, Claves del Bicentenario. (Revista Ñ, sábado 12 de septiembre de 2009; info)
El pensamiento de los federales, de Ricardo J. de Titto (compilador), El Ateneo, 288 págs. $39. El libro forma parte de la colección El pensamiento político de la Argentina, Claves del Bicentenario y contiene más de un centenar de cartas, discursos, debates, pactos, manifiestos y otros documentos entre 1810 y 1870.. (Revista Ñ, sábado 5 de septiembre de 2009; info)
Juan Manuel de Rosas, de Pacho O’Donnell. Editorial Norma, 384 págs. $54. Es una nueva edición corregida y aumentada, del libro de O’Donnell que recorre y analiza la vida, el pensamiento y los sucesos políticos que rodearon a Rosas y a la formación de nuestro país. (info)
Diario de Buenos Aires 1810, de Roberto Elisalde, Editorial Aguilar. 464 págs. $79. Un testigo imaginario registra en su diario los acontecimientos que se fueron sucediendo hace doscientos años, desde los hechos salientes hasta aumentos de precios, inseguridad, problemas en educación y salud, etc. (Revista Ñ, sábado 12 de septiembre de 2009; info)
Mayo de 1810. La Argentina improvisada, de Bernardo Lozier Almazan, Museo Municipal de San Isidro, 179 págs. $129. El libro se centra en la Revolución de Mayo y los cincuenta años posteriores. (Revista Ñ, sábado 12 de septiembre de 2009)
Historia social del mundo occidental, de Susana Bianchi, Universidad de Quilmes, 280 págs. $28. La autora desarrolla, desde la perspectiva de la historia social, los grandes procesos históricos desde el feudalismo a la sociedad contemporánea en sus aspectos económico, social, cultural y político. (Revista Ñ, sábado 26 de septiembre de 2009; info)
Sobre Clausewitz, de Raymond Aron, Nueva Visión. 160 págs. $34. El autor francés aborda en este libro el pensamiento político y estratégico de Carl Clausewitz, jefe de la escuela de guerra de Prusia invadida por Napoleón, autor de la famosa frase “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. El libro incluye la aplicación del pensamiento del militar prusiano a conflictos del siglo XX. (Revista Ñ, Sábado 26 de septiembre de 2009)
El nacimiento del periodismo político. La libertad de imprenta en las Cortes de Cádiz (1810-1814), de José Álvarez Junco y Gregorio de la Fuente, Asociación de la Prensa de Madrid, Madrid, 2009. 422 págs. 41,50 euros. La libertad de prensa fue la primera de las libertades proclamadas por las Cortes de Cádiz, en 1810. El libro analiza los antecedentes y el procedimiento parlamentario para aprobar aquella medida. (info)
El camino del arco, de Héctor Cirigliano y Leonardo Killian, Editorial Biblos, 159 págs. $38. El libro recorre la historia del aro y la flecha, desde el paleolítico hasta el presente. (Revista Ñ. Sábado 26 de septiembre de 2009) |
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