Fuente: Alejandro Agustín Lanusse, Mi testimonio, Buenos Aires, Editorial Lasserre, 1977.
El 26 de marzo de 1971, Lanusse asumió la presidencia en un clima político totalmente desfavorable. La violencia guerrillera crecía, el descontento popular también, Perón sumaba día a día más adictos y la continuidad del gobierno militar se tornaba difícil de sostener. Lanusse evaluó que el principio de solución a los múltiples conflictos pasaba por terminar con la proscripción del peronismo y decretar una apertura política que permitiera una transición hacia la democracia. En este contexto nombró en el ministerio del Interior a Arturo Mor Roig (de reconocida militancia radical), propuso un Gran Acuerdo Nacional (GAN) entre los argentinos y anunció la convocatoria a elecciones nacionales sin proscripciones para el 11 de marzo de 1973. En realidad, el GAN representaba el intento de encontrar la mejor salida para las FF.AA. y la secreta y ambiciosa expectativa de convertirse en el candidato acordado por las principales fuerzas políticas. Sin embargo, no se había evaluado correctamente la fuerza del peronismo, que resultaría vencedor en las elecciones de 1973 y abriría el camino para el regreso del general Perón al país y al gobierno.
Lanusse se refirió al GAN y a la apertura política que implicaba en estos términos:
“En determinadas circunstancias especiales en la vida del país, las FFAA han debido asumir transitoriamente el poder del Estado, pero nunca con el objetivo de perpetuarse en él indefinidamente. Fieles a sus convicciones y tradición democrática, siempre han promovido y facilitado la participación activa e imprescindible de la ciudadanía que integran para, en común, realizar la tarea de resolver el futuro de la Patria. En la hora presente, una vez más, anhelan y reclaman esa participación. Para hacerla efectiva es indispensable superar los prejuicios y antinomias que pertenecen al pasado y que sólo han servido para perturbar la cohesión nacional.
”Todos los argentinos, con la única excepción de los muy jóvenes, debemos sentirnos responsables de los sucedido en nuestro país en las últimas décadas. La historia pronunciará al respecto el juicio definitivo, mas hoy adquiere mayor relevancia la responsabilidad que compartiremos, en el acierto o en el error, en la elección de los caminos que nos conducirán al porvenir de grandeza que nuestra dignidad nos exige. El GAN es el imperativo de la hora presente. Solo así se podrá llevar a feliz término la gran empresa de encauzar al país en la senda de la libertad, el progreso y la justicia, como condición básica para el pleno restablecimiento de una democracia representativa, eficiente y estable
”Será necesario modernizar la actual estructura política, para adecuarla al objetivo perseguido: garantizar el ejercicio de los derechos y libertades individuales y mantener el pluralismo político, respaldado por una activa participación de la población y su representación legítima y auténtica en el Congreso. A través de los partidos políticos.
”También será necesario propender a la nacionalización de la economía —que no debe confundirse con estatización— para lograr una mayor libertad de acción en la toma de decisiones fundamentales en este campo, orientar todo el sistema al servicio exclusivo del interés nacional y conquistar una efectiva independencia económica”, así como “canalizar los beneficios del crecimiento económico hacia una equitativa distribución de la riqueza generada por el esfuerzo común, atendiendo en primer lugar a las exigencias de los sectores más necesitados.
”Nuestra conducta, como miembros de las instituciones castrenses, y nuestra claridad de procedimientos deben generar en este pueblo la cuota de confianza necesaria para que podamos hacer realidad el anhelo ya expresado de ver a las Fuerzas Armadas y a la ciudadanía unidas sin distinción en la gran empresa de promover la grandeza nacional”.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar