EDUCACIÓN
Una de las grandes preocupaciones de Belgrano fue la educación. En 1798, como secretario del Consulado, redactó lo que podemos considerar el primer proyecto de enseñanza estatal, gratuita y obligatoria presentado en lo que hoy es la Argentina.
Belgrano nunca dejó de enfatizar la importancia de la educación, que él consideraba la base para mejorar las costumbres y “ahuyentar los vicios”.
Dos meses antes del inicio de la Revolución de Mayo, lo expresaría en estos términos:
Hubo un tiempo de desgracia para la humanidad en que se creía que debía mantenerse al Pueblo en la ignorancia, y por consiguiente en la pobreza, para conservarlo en el mayor grado de sujeción; pero esa máxima injuriosa al género humano se proscribió como una producción de la barbarie más cruel, y nuestra sabia legislación jamás, jamás la conoció […].
¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?
Fuente: En Correo de Comercio, números 3, tomo I, sábado 17 de marzo de 1810 en Documentos del Archivo de Belgrano, Tomo II, Museo Mitre, Buenos Aires, 1913, pág. 19.
Belgrano nunca dejó de enfatizar la importancia de la educación, que él consideraba la base para mejorar las costumbres y “ahuyentar los vicios”.
Debemos tratar de atender a una necesidad tan urgente… El modo de adelantarla es muy sencillo y poco costoso… (…) Se necesita que los Cabildos, los Jueces comisionados y los curas de todas las parroquias tomen con empeño un asunto de tanta consideración, persuadidos de que la enseñanza es una de sus primeras obligaciones para prevenir la miseria y la ociosidad…
Pónganse escuelas de primeras letras costeadas de los propios y arbitrios de las Ciudades y Villas, en todas las Parroquias de sus respectivas jurisdicciones, y muy particularmente en la Campaña, donde, a la verdad, residen los principales contribuyentes a aquellos ramos y a quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria. Obliguen los Jueces a los Padres a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar.
Fuente: Correo de Comercio, números 3, tomo I, sábado 17 de marzo de 1810, pág. 25; en Documentos del Archivo de Belgrano, Tomo II, Museo Mitre, Buenos Aires, 1913, pág. 35.
Tras el triunfo en la batalla de Salta, la Asamblea del Año XIII premió a jefes y soldados y obsequió a Belgrano un sable con guarnición de oro y cuarenta mil pesos señalados en valor de fincas fiscales. Pero Belgrano respondió con abnegación y desinterés donando ese dinero para la construcción de cuatro escuelas.
El honor con que V. E. me favorece al comunicarme los decretos de la soberana asamblea nacional constituyente en que se sirve condecorarme con un sable (…) y premiar mis servicios, pero con especialidad el que acabo de hacer en la gloriosa acción del 20 del pasado en Salta, con la donación en toda propiedad de cuarenta mil pesos señalados en valor de fincas pertenecientes al estado, me empeña sobremanera a mayores esfuerzos y sacrificios por la libertad de la patria.
Pero cuando considero que estos servicios en tanto deben merecer el aprecio de la nación en cuanto sean de una virtud y frutos de mis cortos conocimientos dedicados al desempeño de mis deberes, y que ni la virtud ni los talentos tienen precio, ni pueden compensarse con dineros sin degradarlos; cuando reflexiono que nada hay más despreciable para el hombre de bien, para el verdadero patriota que merece la confianza de sus conciudadanos en el manejo de los negocios públicos que el dinero o las riquezas, que estos son un escollo de la virtud que no llega a despreciarlas y que adjudicarlas en premio, no solo son capaces de excitar la avaricia de los demás, haciendo que por general objeto de sus acciones subroguen el bienestar particular al interés público, sino que también parecen dirigidas a lisonjear una pasión seguramente abominable en el agraciado…; he creído de mi honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de la patria, destinar los expresados cuarenta mil pesos para la dotación de cuatro escuelas públicas de primeras letras…
Fuente: Oficio de Manuel Belgrano, Jujuy, 31 de marzo de 1813, Documentos del Archivo de Belgrano, Tomo IV, Museo Mitre, Buenos Aires, 1914. págs. 396-397.