Arturo Jauretche fue un intelectual criollo, uno de los más destacados panegiristas de la cultura nacional, que renegó del europeísmo de las elites y clases medias y se volcó a la causa de los paisanos, de los hombres de a pie, del pueblo trabajador. Nació en la localidad bonaerense de Lincoln, el 13 de noviembre de 1901. Mayor entre diez hermanos, hijos de un empleado y una maestra, Jauretche agradeció siempre haberse trenzado en aventuras con los hijos de los paisanos del pueblo, hecho que –según dijera- le permitió conocer el otro mundo, “la vida de los boyeritos”.
Destacado dirigente del conservadorismo linqueño a los 17 años, la reforma universitaria y la revolución mexicana le cambiaron el rumbo. Convertido en yrigoyenista, tras el golpe de estado de 1930, participó del levantamiento de 1933 en Paso de los Libres –al que le dedicó un largo poema- y dos años más tarde fue uno de los creadores de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, más conocida por sus siglas: FORJA, desde donde llamó a transformar la “Argentina colonial” en una “Argentina libre”.
Saludó la llegada del peronismo y pronto aceptó el cargo de presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, hasta 1951, cuando se alejó por diferencias con Perón. Tras el golpe de 1955, se dedicó a escribir en defensa de lo conquistado durante diez años de gobierno popular con el semanario El 45 y el periódico El líder. Luego de su exilio en Montevideo y tras el frustrado acercamiento al frondizismo, dedicó tiempo a la reflexión, surgiendo así varios de sus libros más reconocidos, entre otros, El medio pelo en la sociedad argentina y Manual de zonceras argentinas. Entristecido por la realidad del país, falleció el 25 de mayo de 1974. Recordamos la fecha de su nacimiento con una reflexión en torno a uno de los problemas que más le preocupó: el rol de la clase media y la intelligentzia, inteligencia colonizada.
Fuente: Arturo Jauretche, Mano a mano entre nosotros, Buenos Aires, Peña Lillo Editor, 1969, pág. 124.
«Donde la confusión se produce es en las clases intermedias y dentro de estas, particularmente en aquellos que queriendo constituir la inteligencia argentina son sólo la “intelligentzia”. Este es el hecho que analizo en La Yapa, ampliación de Los Profetas del Odio en su tercera edición, bajo el subtítulo “La colonización pedagógica”. Estas clases intermedias han sido subestimadas en su importancia en la lucha nacional y el resultado ha sido que los factores que hacen la colonización pedagógica, a través de la captación cultural, las han puesto a su servicio en los momentos críticos de nuestra historia, rompiendo el equilibrio a favor del mantenimiento de las viejas estructuras. En el conflicto entre la Argentina nueva, la real, que quiere realizarse más allá del colonialmente previsto destino agropecuario, y la ya agotada estructura de ese país pequeño que da el continente agropecuario, la toma de posiciones de esas clases intermedias es esencial y requiere esa introspección. (…) A esas clases intermedias me refiero cuando digo que el país se está buscando a sí mismo y mirando hacia adentro.
Arturo Jauretche
Fuente: www.elhistoriador.com.ar