En mayo de 1935 una comisión investigadora del Senado de la Nación presidida por el senador Lisandro de la Torre presentó un informe que contenía las conclusiones sobre los perjuicios que acarreaba para el país el comercio de carne con Inglaterra tras la firma del pacto Roca-Runciman. El legislador no sólo acusó de fraude y evasión impositiva a los frigoríficos Anglo, Armour y Swift, sino que aportó pruebas que comprometían seriamente a dos ministros del entonces presidente, Agustín P. Justo: Federico Pinedo, de Economía y Luis Duhau, de Hacienda. El informe establecía el trato preferencial que recibían estas empresas que prácticamente no pagaban impuestos y a las que nunca se las inspeccionaba. De la Torre probó además cómo se ocultaba información contable en cajas selladas por el ministerio de Hacienda. Los debates en el Senado fueron subiendo de tono, hasta que el 23 de julio, un matón del Partido Conservador, el ex comisario Ramón Valdez Cora, atentó en pleno debate del Senado contra De la Torre, pero el que murió fue su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere.
Fuente: Diario El Mundo, Año VIII, Nº 2612, Buenos Aires, 24 de julio de 1935.
De tres balazos por la espalda fue muerto en pleno recinto el senador electo por Santa Fe, Dr. Bordabehere. También resultaron heridos el ministro de agricultura y el diputado Manzini.
El sensacional debate suscitado con motivo de la investigación sobre el comercio de carnes dio ayer origen a un escándalo sin precedentes, por su magnitud y su gravedad, en nuestros anales parlamentarios. Un senador hace graves admoniciones a un ministro, adelantándose hacia su banca en actitud de singular energía, otro ministro trata de interponerse en el camino del legislador, y éste al ser empujado por el secretario de Estado, rueda por el piso, originándose entonces en el recinto una grave conmoción. Muchos legisladores se ponen de pie, otros pronuncian palabras con voces estentóreas, en las galerías entre el público del que formaban parte las esposas del ministro de Hacienda y la del primer magistrado, se advertía claramente una honda perplejidad, y en medio del general desconcierto, la presidencia no atinaba sino a hacer sonar la campana de alarma que con sus estridencias ponía una nota más de nerviosidad en ese ambiente totalmente electrizado.
De pronto, desde junto al estrado de la presidencia, un individuo sacó un revólver, y con dicha arma abrió el fuego hacia el grupo formado por el doctor De la Torre, que aun no se había incorporado, y sus amigos que corrieron en su auxilio. Los proyectiles tuvieron consecuencias funestas, pues tres de ellos hirieron mortalmente al senador electo por Santa Fe doctor Enzo Bordabehere, otro hirió levemente en el pecho al diputado santafecino señor Manzini y un último lesionó en una mano al ministro de Agricultura Ing. Duhau, que cayó sobre su pupitre produciéndose la fractura de varias costillas.
Lo que ocurrió entonces no es para ser descripto. Lo intentaremos sin embargo siguiendo el orden cronológico de los sucesos:
Continúa el debate sobre las carnes
Abierta la sesión del Senado, la presidencia dio el uso de la palabra al senador De la Torre, quien continuó la contrarréplica a los ministros de Hacienda y Agricultura, que se hallan presentes en sus bancas.
En un capítulo de su discurso, el doctor De la Torre se particularizó en el estudio de las planillas del frigorífico Anglo, secuestradas por la comisión investigadora a bordo del Norman Star. Expresó que el ministro de Agricultura al refutar su informe, lo había acusado de ocultar maliciosamente una de las citadas planillas y sobre esa imputación expresó: “Se ha inventado una mentira”.
Inmediatamente el señor Duhau protestó por el término empleado y la presidencia invitó al orador a retirarlo, lo que hizo decir al señor De la Torre.
Sr. De la Torre: ¿Cuándo una cosa no es cierta y se inventa, cómo debe llamársele?
Sr. Presidente (Bruchman): Inexacta…
Sr. Ministro de Hacienda: Se llama De la Torre…
Sr. De la Torre: ¡Es un insolente y un cobarde!
La presidencia hizo sonar insistentemente la campana de alarma, mientras el ministro de Hacienda y el señor De la Torre cambiaban violentas expresiones.
En esa circunstancia el señor Santamarina ocupó su banca y dirigiéndose a la presidencia expresó, con referencia a un calificativo empleado por el señor De la Torre:
Sr. Santamarina: Señor presidente, el señor De la Torre ha pronunciado una palabra que el señor ministro no ha oído…
Sr. De la Torre: ¡Sí, la ha oído! ¡Sí, la ha oído!
Continuó en el uso de la palabra el senador por Santa Fe, y manifestó que, en homenaje al Senado, no tenía inconveniente alguno en retirar la palabra mentira, que había motivado la interrupción del ministro de agricultura.
Los golpes en el pupitre
Expresó luego que, cuando se le formuló el cargo sobre la retención de una planilla del Anglo, quiso rectificar al ministro, impidiéndoselo los procedimientos de la mayoría de la Cámara y el puñetazo dado sobre el pupitre por un senador, aludiendo así a la actitud que en aquella ocasión asumió el señor González Iramain.
Fue interrumpido entonces por el legislador por La Rioja, quien recordó que ya en varias oportunidades había sido aludido por el señor De la Torre, aunque sin nombrarlo, y explicó que su actitud obedeció a la reacción lógica experimentada frente a las imputaciones hechas a su amigo, el ministro de Hacienda, doctor Federico Pinedo. Añadió que eso no justificaba que el doctor De la Torre lo presentara como tratando de coartar su libertad de expresión, y refirió que, no obstante aludirlo el señor De la Torre, no lo nombraba, mientras que su nombre aparecía en la versión del discurso que el senador por Santa Fe entregaba a un diario de la tarde.
El señor De la Torre explicó entonces las causas que determinaron esa situación. Dijo que eso había sucedido muy a pesar suyo. Recordó que era la primera vez en su vida parlamentaria que había leído un discurso, y que, en este caso, entregó copia textual del mismo al mencionado diario, y que en el recinto no consideró necesario nombrar al señor González Iramain porque era público y notorio que era él quien había dado un puñetazo en el pupitre.
Se produce un violento incidente
Recordó, en seguida, que también se le impidió en aquella oportunidad, pedir una aclaración al ministro de Hacienda, cuando dijo que el senador por Santa Fe había corregido las versiones taquigráficas, para regir una cuestión personal.
Sr. Ministro de Hacienda: ¡Pero si usted es un botarate!
Sr. De la Torre: Para rehuir un incidente personal con él ¡Con él! Si es para reírse…
Pidió, entonces, la palabra el ministro de Hacienda para referirse a las acusaciones de índole personal de que había sido objeto y en el transcurso de su exposición, calificó de irresponsable al doctor De la Torre.
Sr. De la Torre: ¡Ya le he dicho que es tan insolente como cobarde!
Continuó hablando el doctor Pinedo y manifestó que iba a hacer una cuestión personal, independiente de las otras, también personales, que habrían de llevarle varias horas de discurso.
Sr. Palacios: Señor presidente, si seguimos en este camino de injuria tras injuria, no podrá continuar el debate. Las cuestiones personales no se ventilan en el recinto.
Varios senadores expresaron su desagrado por el giro de la discusión y la presidencia advirtió que si el debate se mantenía en ese nivel, se vería obligado a levantar la sesión.
La agresión al doctor Bordabehere
Prosiguió el ministro de Hacienda y dijo que el legislador por Santa Fe, como venía con su discurso escrito no podía apartarse de la cartilla aprendida de memoria, porque no se lo permitía su ignorancia en el asunto.
A esta altura, el señor De la Torre abandonó resueltamente su sitio y se dirigió hacia las bancas de la primera fila, muy próximas a la mesa ministerial. En tanto que el ministro se expresaba que por sus convicciones políticas no podría batirse, pese a las provocaciones del legislador por Santa Fe, éste, de pie en el lugar indicado, inclinóse hacia el ministro diciendo:
Sr. De la Torre: ¡Usted no se bate conmigo porque es un cobarde!
El ministro Duhau derriba a De la Torre
En momentos en que el senador por Santa Fe lanzaba sus dicterios contra el ministro de Hacienda, doctor Pinedo, el colega de éste, ingeniero Duhau, se incorpora y adelantándose hacia el legislador interpelante, colocándole la mano sobre un hombro -para contenerlo- provoca la pérdida del equilibrio en el doctor De la Torre, quien cae entre la doble fila de bancas del sector de la izquierda. Produciéndose entonces un momento de intensa nerviosidad.
Bordabehere se acerca al lugar del incidente
Al ver que el jefe de su partido rodaba por el suelo, el senador electo por Santa Fe, doctor Enzo Bordabehere, que seguía con un grupo de personalidades prominentes de esa provincia la interpelación, se adelantó hacia el sitio donde se había producido el incidente que dejamos relatado. No es posible establecer si los móviles de Bordabehere con este movimiento eran auxiliar al líder de su partido, entonces todavía en el suelo, o agredir de hecho al ministro de Agricultura que había provocado su caída.
Fue este momento elegido por el agresor para consumar el bárbaro atentado. En efecto, en ese instante se escucharon en el recinto cuatro detonaciones producidas por disparos de revólver, y al amparo de la enorme confusión que se produjo entonces, el autor de los disparos, trató de huir, pero poco más tarde era detenido en la sala de los taquígrafos.
El doctor Bordabehere gravemente herido
Mientras el autor del atentado trataba de fugar, todos los testigos del hecho corrieron hacia el núcleo formado por los señores De la Torre, Pinedo, Bordabehere, Duhau y otros. El doctor Bordabehere había rodado por tierra, pues había sido alcanzado por tres de los disparos; el ministro Duhau que también resultó herido en una mano, víctima de la impresión recibida por esta lesión y por el hecho, cayó sobre su pupitre y se produjo en esas circunstancias algunas lesiones internas, fracturándose algunas costillas. Por otra parte, el diputado nacional señor Manzini, también demócrata progresista, presentaba una herida de bala superficial en el pecho.
Inmediatamente todas las atenciones fueron dedicadas al doctor Bordabehere, asistiéndolo el presidente accidental de la Cámara, señor Bruchmann, y el presidente del Senado santafecino, doctor Eduardo Carasa, que estaba presente en el recinto.
Aprehenden al agresor en el Congreso
Mientras unos corrían en auxilio de los heridos, el ex interventor en Buenos Aires, doctor Meabe, trató de contener al autor de los disparos, que huía en veloz carrera, pero éste, con un violento golpe de cabeza, derribó al doctor Meabe, que a su vez provocó la caída de algunas personas que se hallaban a su lado. Inmediatamente el fugitivo continuó su carrera, yendo a introducirse a la sala de los taquígrafos, donde finalmente fue aprehendido por el agente de investigaciones Cofone, quien lo entregó poco más tarde al subcomisario Florio, que lo condujo al Departamento de Policía, donde al revisarle se le encontró un revólver marca Tanque con cuatro cápsulas vacías y dos balas intactas.
Bordabehere es atendido en el Congreso
En la sala de primeros auxilios de la Cámara, adonde había sido conducido el doctor Bordabehere, los doctores Bruchmann y Carasa procedieron a prestarle los primeros auxilios, administrándole varios reactivos, mientras llegaba la ambulancia que se había pedido a la Asistencia Pública. Esta no tardó en hacerse presente en las inmediaciones del Senado, y en una camilla el senador electo por Santa Fe, fue conducido hasta la ambulancia para ser llevado en ella al Hospital Ramos Mejía, donde pocos minutos después de su llegada y pese a los esfuerzos realizados por los facultativos, el parlamentario santafecino dejó de existir.
El ministro Duhau fue asistido por el doctor Fresco
Mientras tanto, el ministro ingeniero Duhau, que también había resultado herido al atravesarle uno de los proyectiles la mano izquierda, fue atendido en el primer momento por el presidente de la Cámara de Diputados, doctor Fresco, y momentos más tarde del brazo de su hijo, abandonaba el recinto del Senado, para dirigirse al Sanatorio Podestá, donde quedó internado, pues como decimos más arriba, se ha establecido que presenta la fractura de tres costillas, lesiones que se supone fueron producidas al caer el ingeniero Duhau sobre el pupitre.
Se cierran las puertas del Senado
Inmediatamente después de producido el sensacional escándalo, las autoridades policiales procedieron a cerrar las puertas de la Cámara, no dejando salir a ninguna de las personas que como simples espectadores o como periodistas se encontraban en el interior. Telefónicamente informado de lo que ocurría, minutos más tarde llegó el jefe de Policía, señor Danieri, acompañado del inspector general, señor Rivas, mientras una fuerte guarnición de la guardia de infantería rodeaba al Palacio tratando de mantener el orden. Por momentos, en las calles adyacentes al Congreso, se formaban gruesos contingentes de curiosos, atraídos por las primeras noticias sobre lo ocurrido en la Cámara.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar