Fanon, el colonialismo francés y la lucha por la liberación del pueblo de Argelia


Al finalizar la segunda guerra mundial, Francia todavía mantenía una fuerte política colonialista en países del Asia y África. Pero el costo de la guerra, de la invasión alemana y la necesidad de volver a los días de paz, hizo que cuando los pueblos sometidos intentaran recuperar su independencia no hubiera demasiada fuerza para resistir.

Esto ocurrió en Indochina. Las tropas francesas fueron humilladas por la lucha del pueblo vietnamita, que tras la derrota infringida al ejército francés debió soportar la invasión norteamericana. Mientras tanto, habiendo aprendido las características de una difícil guerra, los oficiales franceses comenzaron a teorizar acerca de las nuevas modalidades de combatir lo que dio en llamarse “guerra moderna” o “guerra contrarrevolucionaria”.

El enemigo ahora se confundía en la población, se escabullía como “pez en el agua” y era difícil identificarlo y combatirlo abiertamente. Las tareas de inteligencia, de recabo de información y la sistematización de la tortura serían algunas de las características de la lucha del ejército colonial.

Esta nueva modalidad sería llevada por los oficiales franceses, especialmente por los paracaidistas, al norte de África. Allí, desde 1954, el pueblo argelino había iniciado una intensa lucha por conseguir la independencia que le había sido arrebatada hacía más de un siglo. Los diferentes grupos nacionalistas y revolucionarios habían conformado el Frente de Liberación Nacional y su brazo armado, con ejércitos regulares y combatientes de la fe: desde la lucha abierta hasta la colocación indiscriminada de bombas serían algunas de las prácticas de la lucha popular.

Uno de las peores batallas tuvo lugar en Argel, en 1957, cuando el ejército libertador argelino fue casi desmantelado, descubriéndose la brutalidad de la represión francesa. Sin embargo, la lucha continuaría, aumentando notablemente la cohesión de la lucha del pueblo africano sometido.

Ayudado por la profunda crisis de posguerra que sacudió a la cuarta república francesa, el pueblo argelino finalmente consiguió la independencia. El 18 de marzo de 1962 el FLN y el gobierno francés firmaron los Acuerdos de Evian. Luego de un referéndum que confirmó el resultado de la lucha, el 5 de julio, Argelia declaró su independencia  de Francia. En ocasión de un nuevo aniversario de este hecho, recordamos las palabras del integrante del FLN, el argelino-francés Frantz Fanon, en su decisivo trabajo sobre el colonialismo, “Los condenados de la tierra”, que inspiró durante décadas a los movimientos de liberación nacional de todo el mundo, legitimando la violencia del oprimido.

Fuente: Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México, 1961.

«La descolonización, que se propone cambiar el orden del mundo es, como se ve, un programa de desorden absoluto. Pero no puede ser el resultado de una operación mágica, de un sacudimiento natural o de un entendimiento amigable. La descolonización, como se sabe, es un proceso histórico (…) su primera confrontación se ha desarrollado bajo el signo de la violencia y su cohabitación –más precisamente la explotación del colonizado por el colono- se ha realizado con un gran despliegue de bayonetas y de cañones. (…) en la descolonización hay, pues, exigencia de un replanteamiento integral de la situación colonial. Su definición puede encontrarse, si se quiere describirla con precisión, en la frase bien conocida: ‘los últimos serán los primeros’. (…) Expuesta en su desnudez, la descolonización permite adivinar a través de todos sus poros, balas sangrientas, cuchillos sangrientos. Porque si los últimos deben ser los primeros, no puede ser sino tras un afrontamiento decisivo y a muerte de los dos protagonistas (…) De cualquier manera, en la lucha de liberación, ese pueblo antes lanzado a círculos irreales, presa de un terror indecible, pero feliz de perderse en una tormenta onírica, se disloca, se reorganiza y engendra, con sangre y lágrimas, confrontaciones muy reales e inmediatas. Dar de comer a los mudjahidines, apostar centinelas, ayudar a las familias carentes de lo más necesario, reemplazar al marido muerto o prisionero: ésas son las tareas concretas que debe emprender el pueblo en la lucha por la liberación.»

 

Frantz Fanon

Fuente: www.elhistoriador.com.ar