
Nacido en La Habana el 25 de marzo de 1903, Mella era hijo de un sastre dominicano y una inmigrante irlandesa. Su vida estuvo marcada por una intensa actividad revolucionaria desde muy joven. Como estudiante en la Universidad de La Habana, se destacó no solo por su liderazgo sino por fundar la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la revista Alma Mater, donde escribía bajo el seudónimo de Lord McPartland.
Uno de sus logros más significativos fue la creación de la Universidad Popular José Martí en 1923, inspirada en una iniciativa similar de Haya de la Torre en Perú. Esta universidad tenía como objetivo democratizar el conocimiento, llevando la educación superior a los trabajadores y al pueblo.
Su compromiso con las causas sociales lo llevó a ser uno de los fundadores del primer Partido Comunista Cubano en 1925, junto a figuras como Carlos Baliño. Sin embargo, su relación con el partido fue compleja: fue expulsado en 1926 por realizar una histórica huelga de hambre sin autorización del Comité Central, que duró 18 días y generó tal repercusión internacional que incluso el Senado mexicano aprobó una resolución de protesta dirigida al gobierno cubano. Posteriormente, fue readmitido al partido.
Perseguido por el régimen de Gerardo Machado, Mella se exilió en México en 1926, donde continuó su actividad revolucionaria. Allí fundó la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) y mantuvo una intensa actividad política e intelectual.
Su vida terminó trágicamente la noche del 10 de enero de 1929 en Ciudad de México, cuando fue asesinado de dos disparos en circunstancias que hasta hoy generan controversia. Sus restos fueron incinerados en el Panteón Francés de Ciudad de México y sus cenizas recién fueron trasladadas a Cuba el 29 de septiembre de 1933, casi cinco años después de su asesinato. Su muerte, a los 25 años, lo convirtió en un símbolo de la lucha revolucionaria latinoamericana.