La Reforma


Autor: Mariano Fain

¿A qué se conoce como Reforma Católica?
Con esa denominación se conoce al movimiento de renovación  religiosa que tuvo su inicio en Alemania, a comienzos del siglo XVI. Algunos autores  afirman que no resulta conveniente la denominación de Reforma, ya que lo sucedido, teniendo en cuenta sus resultados,  resulta más semejante a una revolución.

¿Cuáles fueron sus causas?
Se conjugaron una multiplicidad de factores: una marcada diferencia entre lo que la Iglesia propugnaba como correcto y su accionar diario,  bastante alejado de los límites morales aceptados;  la simonía o venta de cargos eclesiásticos, lo que posibilitaba el acceso a espacios de poder de personas con escasa o nula vocación religiosa, y, quizá el más relevante, la venta de indulgencias.

¿Cómo comenzó la Reforma?
La reforma comenzó el 31 de octubre de 1517 cuando el monje alemán  de la orden de los agustinos, Martín Lutero, clavó en la puerta de la catedral de Wittenberg  95 tesis (afirmaciones críticas) sobre la Iglesia Católica. Las tesis criticaban las prácticas del clero, la venta de indulgencias y al Papa mismo.
Algunas de las más importantes señalaban:

  • El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
  • Yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
  • De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
  • Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
  • Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
  • Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
  • Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
  • Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
  • Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
  • Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
  • Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
  • Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
  • Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
  • Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes? 1

¿Antes de Lutero existieron otros pensadores que propusieron cambios en la Iglesia?
Dos fueron los teólogos reformistas previos, pero no alcanzaron ni a extender su prédica considerablemente ni tuvieron gran repercusión; no obstante la Iglesia, poco afecta a las críticas,  decidió que uno de ellos terminara sus días en la hoguera y que los restos del otro –juzgado y condenado con posterioridad a su fallecimiento- fueran exhumados para luego ser también quemados en la hoguera. Estos dos pensadores fueron el checoslovaco Juan Huss (1369-1415) y el inglés John Wyclyff (1320-1384).

¿Quién era el Papa al momento de comenzar la Reforma?
El florentino Giovanni di Lorenzo de Medici, hijo de Lorenzo el Magnífico,  quien  adoptó como nombre papal el de León X. Fue el Papa número 217. León X había asumido al trono papal  en el año 1513 ante el fallecimiento de Julio II. En el segundo año de su gobierno publicó la bula Sacrosanctis salvatoris et redemptoris, que propiciaba una voraz venta de indulgencias.

¿A qué se denomina indulgencias?
La palabra indulgencias significa perdón, la iglesia vendía el perdón o remisión de las penas a cambio de un determinado pago.  Llegóse al extremo de existir una especie de tarifario a tal efecto:

  • Los sacerdotes que quisieran vivir en concubinato con sus parientes, pagarán 76 libras, un sueldo.
  • Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27 libras, un sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
  • La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagara al Papa 87 libras, 3 sueldos. En caso análogo, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus propios hijos añadirán en conciencia 6 libras.
  • La absolución y la seguridad de no ser perseguidos por los crímenes de rapiña, robo o incendio, costará a los culpables 131 libras, 7 sueldos.
  • La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.
  • Si el asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día, pagará como si hubiese asesinado a uno solo.
  • El marido que diese malos tratos a su mujer;  pagará en las cajas de la cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la hubiese matado para casarse con otra, pagará, además, 32 libras, 9 sueldos. Los que hubieren auxiliado al marido a cometer el crimen serán absueltos mediante el pago de 2 libras por cabeza.
  • El que ahogase a su hijo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2 libras más que por matar a un desconocido), y si lo mataran el padre y la madre con mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
  • La mujer que destruyese a su propio hijo llevándole en sus entrañas y el padre que hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagarán 17 libras, 15 sueldos cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no fuere su hijo, pagará 1 libra menos. Por el asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se pagarán 17 libras, 5 sueldos.
  • El que matase a un obispo o a un prelado de jerarquía  superior; pagará 131 libras, 14 sueldos, 6 dineros.
  • Si el asesino hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias ocasiones, pagara 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad por los siguientes.
  • El obispo u abad que cometiese homicidio por emboscada, por accidente o por necesidad, pagará, para alcanzar la absolución, 179 libras, 14 sueldos.
  • El que por anticipado quisiera comprar la absolución de todo homicidio accidental que pudiera perpetrar en el futuro, pagará 168 libras, 15 sueldos. 2

¿Quiénes fueron los protagonistas  o líderes más importantes de los credos reformados?
En Alemania, Martín Lutero; en Suiza, Ulrico Zuinglio  y Juan Calvino y  en Inglaterra, Enrique VII.

¿Cuál fue la reacción de la Iglesia?
La reacción inmediata de la Iglesia fue excomulgar a Martín Lutero por sus 95 tesis y posteriormente comenzar un proceso de cambios internos, que fueron discutidos en el Concilio de Trento, entre los años 1545 y 1563.

¿Cuál fue la consecuencia más importante de la llamada Reforma?

La atomización del poder monopólico que la Iglesia Romana ejercía sobre todo el continente europeo.

Referencias:
1 http://www.luther.de/es/leben/anschlag/95thesen.html
2 Jacopo Fo, Sergio Tomat y Laura Malucelli, El libro prohibido del cristianismo, Barcelona, Editorial Ma non troppo, 2004. págs 186-187.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar