Autor: Mariano Fain
A mediados del siglo XX, las películas de la actriz y cantante argentina Lolita Torres se convirtieron en un éxito impensado en la lejana Unión Soviética.
Sus filmes y canciones resultaban un soplo de aire fresco en el rígido cine soviético, llevando alegría y buen humor a un pueblo aquejado de grises melancolías.
Uno de sus mayores admiradores era el joven piloto Yuri Gagarin. Durante su duro entrenamiento como cosmonauta, las canciones de Lolita lo acompañaban y memorizaba cada letra.
El 12 de abril de 1961, Gagarin se convirtió en el primer hombre en el espacio. En soledad entre las estrellas, tarareó canciones de Lolita, convirtiéndola así en la primera cantante en «llegar» al cosmos.
Tras la hazaña, Yuri admitió su fanatismo por carta a Lolita. Ambos entablaron una amistosa correspondencia.
En 1962, Lolita viajó a Moscú invitada al festival cinematográfico local. Allí, Gagarin le sorprendió rompiendo todo protocolo para saludarla.
Quedó impactada por el apuesto y educado cosmonauta. «Es un churro bárbaro», admitió encantada pese a la presencia de su esposo.
A partir de entonces, la artista guardaría por siempre en su corazón al primer hombre que conquistó el espacio exterior, y que también conquistó su corazón desde la estratosfera.
