Manual del perfecto saludador


Compartimos aquí un simpático artículo publicado en la revista Caras y Caretas a principios del siglo XX, que en clave de humor, se mofaba de los manuales y tratados de urbanidad. Así, ofrecía a la consideración más distinguida y alta un manual del perfecto saludador.

Fuente: Revista Caras y Caretas, N° 439, 2 de marzo de 1907, pág. 62.

Si lo considerase prudente, escribiría un “Tratado completo de urbanidad al alcance de todas las inteligencias, con más de trescientas páginas de texto, un apéndice final, el retrato del autor y catorce láminas en colores”, pero me parece que todo tratado de urbanidad es completamente inútil, fuera de que su lectura haría ruborizar a muchas personas y a otras más. En cambio un “manual del perfecto saludador” es tan útil que me admiro sobremanera de que haya pensado en escribirlo: por lo cual lo recomiendo a la consideración más distinguida y alta de todos ustedes. En él se explican gráfico-geométrico-literario rápidamente los seis saludos principales del globo y basta consultarles con detención en el momento de saludar, para que el saludo caiga como una grandísima pedrada en el ojo del boticario.

Pero –para hacer uso de una expresión digna de un manual- entremos en la materia.

La circunferencia, según la mayoría de las opiniones, tiene 360°, 180° por detrás y 180° por delante. Los grados de la parte posterior son bajo cero. Los de la parte anterior son grados positivos hasta la saciedad.

Ahora bien, el saludo humano, como el calor y el frío, y como la jerarquía masónica, pero principalmente como el calor y el frío se mide por grados. Cuanto más importante es la persona a quien se saluda, más grados se le dedican y si es preciso se hiciera a los 180° que es el límite máximo.

El saludo de 180° debe reservarse para el presidente de la República, aunque sea interino, pues entonces también son interinos los 180°.

A los patrones y a las personas que vienen a pagar cuentas se los saluda con 135°, lo mismo de día que de noche, para que se hagan cargo de que se les tiene respeto.

A las señoras se las respeta bastante con 90° o el equivalente en moneda legal que fijó la policía. Cuando se trata de una persona simplemente respetable que se confronta con 45°, si es el sexo masculino; si el femenino ya sabemos que 90° o la multa. No siendo del uno ni del otro, el saludo convencional.

Para los subalternos,  cero al cuociente. Demasiado se hace con tocar el ala del sombrero. Estos cinco saludos están calculados para hombres, y deben hacerse con sombrero, aunque también se puede graduar el saludo que se hace con un movimiento de cabeza. El saludo con el pañuelo es de más difícil graduación, por lo embrollado, y lo prudente sería, cuando se recurre a él, relacionar la categoría de la persona saludada con el tamaño del lienzo. Según esto al Presidente hay que saludarlo con una sábana, a las señoras con media sábana y a los subalternos con cero sábana.

El sexto saludo es de 45° bajo cero, y se lo emplea para las majestades caídas y para los exgobernadores. En este caso no entran ni el sombrero, ni el pañuelo, ni la cabeza. Basta aportar con la mano, por encima del hombro, a los 45° bajo cero y decir una cuchafleta de mal gusto.

Lo lozano de 90°, 135° y 180° bajo cero no figuran en el mapa, y es muy lógico que sea así, porque habría que hacerlo con los pies, dando patadas. Probablemente existen en los manuales de urbanidad de los caballos, pero ni los autores más modernos los indican como de nuestra especie. Creo que están en un error: Y diría porque a no impedírmelo la solidaridad humana

Marcos Humo

Fuente: www.elhistoriador.com.ar