Roque Sáenz Peña, el único presidente argentino que vivió en la casa rosada

Autor: Mariano Fain

La Casa Rosada, fue durante la época colonial y tiempos posteriores, el fuerte de la ciudad de Buenos Aires. Con el tiempo, se convirtió en la Casa de Gobierno Nacional. Allí trabajaba (y aún lo hace) el Presidente de la Nación. 

Pero a lo largo de toda nuestra historia institucional, solamente un presidente se afincó en ella tomándola como su residencia oficial: Roque Sáenz Peña, presidente entre 1910 y 1914, año de su muerte.

La misma persona que había propuesto la ley de sufragio secreto y obligatorio (conocida como Ley Sáenz Peña en su honor), instaló sus habitaciones particulares en la Casa Rosada.

A tal fin se embellecieron ricamente nuevos salones, el gran comedor, el escritorio privado del presidente, tres elegantes salitas de recibo y el jardín de invierno, sin contar el dormitorio y las dependencias privadas. La sociedad porteña recordó el magnífico golpe de vista que ofrecían el comedor y el invernáculo de la Casa Rosada la noche del gran baile de gala dado por el doctor Sáenz Peña al iniciar su gobierno, una verdadera fiesta de corte a la que asistió todo lo más selecto del mundo social e intelectual.

En ese ambiente convivió con su esposa, Rosa González, quien se dedicó, como era costumbre, a la vida social. Se cree que por sífilis, la misma enfermedad que no le permitía moverse y que lo había llevado a vivir en su lugar de trabajo, falleció el 9 de agosto de 1914.