Consultar con la almohada

Autor: Mariano Fain

No existen precisiones acerca de quién fue la primera persona que formuló esta frase, hoy tan extendida y popular en muchos países, pero al menos en Argentina se la conoce recién desde el siglo XX. El sentido que cobra no es otro que el de una reflexión: “Esta noche lo voy a consultar con mi almohada”; o de una recomendación: “consultalo con tu almohada”. La almohada, como objeto para descansar más cómodos cuando estamos acostados, encuentra precedentes en las antiquísimas culturas de Egipto y de China, siempre en casos de sectores económicamente pudientes. Todos sabemos que no hay almohada, por cualidades que tenga, capaz de esgrimir algún consejo útil, por ello la expresión es metafórica, apuntando a pensar algo en el momento en que nos acostamos.

No siempre se trata de una cuestión relevante, puede ser una simple decisión que en el día no queremos tomar. La frase manifiesta que ese instante, previo al sueño, relajado y con menos ruidos y presiones, aparece como el más indicado para meditar y decidir.

El mullido comienzo de las almohadas

Los primeros antecedentes de nuestras cómodas almohadas se remontan a Mesopotamia, hoy Irak. Allí, las élites las usaban para elevar la cabeza del suelo y evitar insectos nocturnos.

También se han encontrado entre los lujos de faraones egipcios. Aunque eran más bien piedras o bronces, pues creían que materiales suaves debilitaban el cuerpo.

Los griegos y romanos empezaron a innovar. Usaron paja y plumas, precursores más blandos que apenas pocos privilegiados conocían.

En la Edad Media, las almohadas apenas evolucionaron. Seguían hechas de madera y porcelana, adornadas con símbolos para ahuyentar demonios.

Pero la Revolución Industrial lo cambió todo. Con fábricas, plumas y rellenos se volvieron masivas. Ya no solo para reyes, sino para todo el pueblo.

Así, de piedras incómodas a plumas suaves, las almohadas que hoy disfrutamos tuvieron un largo y mullido comienzo entre antiguas culturas. ¡Gracias a ellas, dormir es un placer!