El 12 de agosto de 1806 concluía la Reconquista de Buenos Aires. Tras una encarnizada lucha por las calles de la ciudad, los ingleses debieron rendirse. Las tropas inglesas habían desembarcado en Quilmes el 25 de junio con una poderosa escuadra comandada por sir Home Popham y más de 1500 hombres al mando del general Guillermo Carr Beresford.
Las disposiciones defensivas del virrey Sobremonte resultaron una burla para el avance del general Beresford, quien encabezaba la expedición inglesa. Cuando las tropas británicas cruzaron el Riachuelo, Sobremonte huyó hacia Córdoba y Buenos Aires quedó bajo gobierno inglés durante casi dos meses.
Mientras tanto, desde Montevideo, el capitán de navío Santiago de Liniers organizaba las fuerzas para reconquistar Buenos Aires. La expedición a su mando partió el 3 de agosto. En su trayecto, fue sumando más milicias, algunas de ellas de los desbaratados intentos previos de reconquistar la ciudad.
El 10 de agosto, desde los Corrales de Miserere (hoy Plaza Miserere), Liniers intimó a Beresford a rendirse, dándole un plazo de quince minutos. El general inglés respondió que defendería su posición. Al día siguiente, comenzaría el combate, cuando las tropas al mando de Liniers derrotaron a la guarnición inglesa del Retiro, y al amanecer del 12, entraron por las actuales calles Reconquista, San Martín y Florida.
La lucha alcanzó entonces una ferocidad inusitada y los ingleses fueron forzados a retroceder hacia el Fuerte, donde no tardarían en rendirse.
Esta invasión, conocida como la primera invasión inglesa, significaba la incorporación del Río de la Plata al conflicto mundial entre Inglaterra y Francia, y la cristalización de la estrategia de los círculos comerciales y políticos ingleses sobre la conveniencia de apoyar la independencia de América del Sur y copar su mercado de incalculable riqueza.
Recordamos la reconquista de Buenos Aires con varias cartas que escribiera Martín de Álzaga, destacado protagonista en aquellas jornadas.
Fuente: Enrique Williams Álzaga, Martín de Álzaga. Cartas (1806-1807), Buenos Aires, Emecé, 1972, 124-128.
Señor don Pascual Dubois
Bahía
Buenos Aires, 30 de agosto de 1806
Mi estimadísimo:
Desde que V. salió de ésta hemos sufrido un contraste de acontecimientos que son indecibles. El 27 de junio ppdo. fuimos entregados como corderos en esta capital a 1.500 y más lobos británicos, de un modo el más escandaloso que es imaginable. Pero la felicidad rápida rara vez es permanente. Así sucedió a estos británicos, pues al mes y medio de tener la satisfacción de subyugarnos, habiéndose juntado un ejército español en número como de 3.000 hombres de Montevideo, y de este vecindario la mayor parte, logramos el día 12 del corriente una reconquista tan gloriosa que sin hipérbole puede competir con los más sublimes hechos del Grande Bonaparte. Algo exagerado le parecerá a V. esto, pero cuando sepa el pormenor de todas las circunstancias contribuyentes a este inaudito suceso (que por ahora no es posible), verá V. que jamás será bien ponderado. Bástele saber por mayor que fueron combatidos en el Fuerte y rendidos a discreción, después de dos horas de fuego el más activo.
Es cuanto tengo que decir a V. añadiendo que soy su affmo.
Q.S.M.B.
Señor don Antonio López
Lima
Buenos Aires, 27 de agosto de 1806
Mi estimadísimo:
Si en la carta que le escribí con fecha 26 de junio no fueron más que unas malas presuntas de lo que sucedió el día siguiente 27, pues esta plaza fue ignominiosamente entregada a los ingleses, en el presente tengo la mayor complacencia en decirle que ya gracias a dios estamos libres de una dominación tan pesada y violenta que todo lo acababa y destruía, pues fuimos reconquistados el día 12 por una expedición de 700 hombres de Montevideo, y la Colonia, al mando del señor don Santiago Liniers, acompañado de unas 2.500 a 3.000 personas de armas de este noble y leal vecindario, que sostenidas por mí la mayor parte, operaron y militaron en dicho día con el mayor denuedo que hasta ahora han visto los mortales, porque hallándose el inglés con 1.400 hombres, casi todos ellos de tropa escogida, y amparada de la Fortaleza, y cañones en las bocacalles, tomadas varias azoteas de donde hacían un fuego terrible, en menos de dos horas y media el furor y arrojo de nuestros españoles le hicieron rendir las armas a discreción. (…)
Señor don Josef de la Brena
Córdoba
Buenos Aires, 26 de agosto de 1806
Muy señor mío:
Si la ignominia con que hemos sido sometidos al yugo británico, de que V. ha sido testigo, lo ha llenado de espanto, la gloriosa reconquista acaecida el 12 del corriente lo ocupará todo de sorpresa y admiración, cuando sepa el heroísmo con que quebrantó el orgullo del más temerario inglés Guillermo Carr Beresford, el corto número de poco más de 200 hombres de Montevideo, y esta capital, gente no aguerrida y la mayor parte sin disciplina. Contar a V. el pormenor de la acción sería invertir el tiempo que no hay del que tenemos por escribir, y aun quedaría cortísimo. Basta a V. saber que el citado día 12 acometió el ejército español la plaza de esta ciudad con tanto ardor que es imposible que la imaginación más acalorada pueda figurarse el fuego que aquí hubo, el cual duró desde las 10 hasta las 12 de la mañana, y a las 12 y media tuvimos la inefable complacencia de ver enarbolada en el fuerte la bandera de nuestro Augusto Monarca, y abatida la de Lutero, por la energía de nuestras armas comandadas por nuestro gran general el señor don Santiago Liniers. (…)
Q.S.M.B.