(1798-1863)
Autor: Alejandro Jasinski
El triunfo de las fuerzas mitristas en Pavón, en 1861, había puesto fin a la Confederación Argentina y había iniciado un proceso de reorganización nacional bajo la preeminencia de Buenos Aires, hasta entonces separada del resto de las provincias. Así, el proyecto federalista parecía acabado, derrotado por el proyecto liberal unitario.
Sin embargo, en 1862, el levantamiento del legendario caudillo riojano Ángel “Chacho” Peñaloza puso en cuestión al centralismo porteño. Nacido en época del virreinato, en 1798, en los llanos del sur riojano, recibió educación de parte de un tío sacerdote y pronto se integró a las filas de Juan Facundo Quiroga, tomando parte de las guerras civiles que comenzaban a dividir a unitarios y federales.
Su carrera como militar lo llevó desde comandante del Departamento de Los Llanos a general de la provincia, desde donde tuvo una marcada influencia sobre los acontecimientos políticos que sacudieron a las provincias de Cuyo y noroeste del país. Hacia finales de la década de 1850, acompañó al presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza, interviniendo la provincia en varias oportunidades.
Pero después de Pavón, las misiones unitarias pusieron en jaque a los gobiernos federales, derrotándolos uno a uno, en campañas sanguinarias, que fueron apoyadas por Domingo F. Sarmiento, entonces gobernador de San Juan.
Ángel Vicente Peñaloza inició la resistencia con un numeroso ejército, pero resultó derrotado en varias oportunidades en 1862. Luego de firmar un armisticio con el gobierno mistrista, se levantó nuevamente en mayo de 1863. Entonces, no fue reconocido como ejército federal en combate, sino como una simple cuestión policial. Urquiza no respondió al llamado de Peñaloza, quien fue, derrota tras derrota, obligado a replegarse. Tras desorientar al ejército nacional, intentó avanzar sobre San Juan, pero fue vencido en la entrada de la capital.
Luego de haberse rendido y entregar las armas, fue asesinado brutalmente. Era el 12 de noviembre de 1863. Su cabeza fue exhibida sobre una pica en la plaza de Olta, en medio de los llanos riojanos. Su legado fue retomado por las montoneras federales, que se levantaron para oponerse a la Guerra del Paraguay. Entre ellos, estaban Juan de Dios Videla, los hermanos Saá, Felipe Varela y Ricardo López Jordan.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar