A contramano de otros protagonistas de la historia, Arturo Frondizi no sobresalió durante los cursos de instrucción primaria y secundaria. Entre arisco y haragán, este correntino, decimotercer hijo de inmigrantes italianos, aprendió a leer y a escribir más tarde que la mayoría de sus compañeros. Sin embargo, todavía lejos del mundo de la política, terminó su carrera de abogacía prácticamente sin cursar, en sólo tres años, cuando tenía apenas 22.
El golpe de 1930 contra Hipólito Yrigoyen lo impulsó a la militancia política universitaria. Su bautismo de fuego ocurrió durante una sesión del Consejo Superior Universitario, en la que irrumpió junto a otros compañeros, apagando las luces, gritando y arrojando petardos. Otro episodio similar, pocos días más tarde, le valió algunos días de arresto.
En paralelo, Frondizi inicio su carrera política en la Unión Cívica Radical, pero en oposición a la dirección conservadora de Marcelo T. de Alvear. Con la misma línea opositora, en la década de 1940, creo el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), que defendía el nacionalismo económico del yrigoyenismo como vía para el progreso de las naciones atrasadas. Éste fue el sentido de su libro Petróleo y política, aparecido en 1954, y de su discurso de asunción presidencial, el 1º mayo 1958, del cual reproducimos un fragmento.
Sin embargo, ya en otro contexto histórico, sin abandonar su voluntad de progreso, Frondizi consideró que éste sólo se alcanzaría abriéndoles las puertas a los monopolios multinacionales: ésta fue la hoja de ruta de su mentado desarrollismo, que provocó, en parte, la ruptura del pacto con Perón, que lo había llevado a la primera magistratura.
Fuente: Emilia Menotti, Arturo Frondizi, editorial Planeta, Bs As 1998.
“Las nuevas generaciones, las nuestras y las que vendrán, deben a esta tierra generosa un hondo cumplimiento: realizar en ella el sueño de los antepasados y construir un mundo justo, pacífico y libre para todos los hombres. Cumpliremos así el destino de América, que es mucho más que un conjunto de naciones unidas por ideales comunes: América es una empresa colectiva de redención humana. Para que Latinoamérica sea una poderosa comunidad de naciones es indispensable que cada una de ellas alcance la mayor prosperidad posible, pues el desarrollo de cada nación latinoamericana permitirá acelerar el desarrollo de las demás.»
Arturo Frondizi
Fuente: www.elhistoriador.com.ar