Autor: Mariano Fain
Esta popular expresión que alude a ejercer el mando y el poder de decisión tiene sus raíces en la tradición pesquera de los mares del norte de España y Portugal.
El bacalao, uno de los pescados más importantes en la dieta y economía medievales, era un manjar muy apreciado. Su pesca y comercialización generaba grandes ganancias para quienes lideraban las expediciones.
A bordo de los barcos balleneros, el patrón o capitán era el encargado de dirigir todas las tareas de navegación y pesca. Una vez en cubierta se efectuaba la captura, y era él quien determinaba cómo se distribuiría y procesaría la captura del día.
Con un cuchillo largo llamado «bacaladero», el capitán se encargaba de dividir los lomos y cortar las famosas tajadas de bacalao que luego serían distribuidas a la tripulación, comerciantes y detallistas.
De ese rol de mando y privilegio para decidir el destino del botín pesquero, deriva la frase «cortar el bacalao», es decir ejercer la potestad y jerarquía sobre los demás.
Con el tiempo el término se extendió para referirse a cualquier situación en la que alguien asume posición de liderazgo y capacidad de decisión sobre un asunto o grupo de personas. Un colorido legado de nuestra herencia marinera.