
Autor: Mariano Fain
El Tío Sam, con su inconfundible vestimenta de rayas y estrellas, es uno de los símbolos más icónicos de Estados Unidos.
Su origen se remonta a la Guerra de 1812 entre Estados Unidos y el Reino Unido. En esa época, Samuel Wilson, un carnicero de Nueva York, suministraba carne en barriles a las tropas estadounidenses. En tiempos donde no existía la refrigeración, la carne secada con sal (jerky beef) para alimentar a los soldados se entregaba en barriles de roble blanco.
Los barriles estaban marcados con las iniciales U.S. para indicar que eran propiedad del gobierno de los Estados Unidos. Los soldados, conocedores de Samuel Wilson y de su apodo «Tío Sam», empezaron a bromear diciendo que las iniciales U.S. se referían a «Uncle Sam» (Tío Sam).
La historia se popularizó y el apodo se extendió, convirtiéndose en una personificación de los Estados Unidos.
El Tío Sam no siempre tuvo la apariencia con la que lo conocemos hoy. Durante el siglo XIX, fue retratado de diversas formas. En sus primeras representaciones, a menudo aparecía como un hombre mayor, delgado y barbudo, similar a las caricaturas de la época. Sin embargo, no fue hasta la llegada del caricaturista Thomas Nast en la década de 1860 que el Tío Sam comenzó a adquirir su aspecto icónico.
Nast, también conocido por popularizar la imagen moderna de Santa Claus, dibujó al Tío Sam como un hombre mayor con barba blanca y vestido con los colores de la bandera estadounidense. Esta representación ayudó a solidificar la imagen del Tío Sam en la mente del público.
La imagen más famosa del Tío Sam proviene del cartel de reclutamiento creado por el artista James Montgomery Flagg en 1917, durante la Primera Guerra Mundial. En este cartel, el Tío Sam señala al espectador con un semblante serio y el mensaje «I Want YOU for U.S. Army» (Te quiero a TI para el Ejército de EE.UU.). Esta poderosa imagen se convirtió en un símbolo de patriotismo y fue reutilizada en la Segunda Guerra Mundial y en otros contextos.
En 1961, el Congreso de los Estados Unidos reconoció oficialmente a Samuel Wilson como el «progenitor» del Tío Sam, consolidando su lugar en la historia.