La renuncia de Héctor Cámpora – 13 de julio de 1973


El 13 de julio de 1973 el presidente Héctor Cámpora renunció a la presidencia del país en una maniobra que tenía como objetivo que el general Juan Domingo Perón ocupara por tercera vez la primera magistratura. Pocos meses después, la fórmula Perón-Perón -que integraba junto a su mujer, María Estela Martínez- triunfaba en elecciones presidenciales. Reproducimos a continuación un artículo aparecido en la revista Así, a menos de una semana de la renuncia de Cámpora, donde se relatan los hechos de manera pormenorizada, con las implicancias y los interrogantes del momento.

Perón al poder y al gobierno

Fuente: Revista Así, Año XIX, N° 893, 17 de julio de 1973.

A partir de las 20.23 del viernes 13 de julio, el país tiene un nuevo presidente: a esa hora, y ante la asamblea legislativa que terminaba de aceptar las renuncias presentadas por los doctores Héctor José Cámpora y Vicente Solano Lima, tomó juramento constitucional el doctor Raúl Alberto Lastiri, yerno de López Rega. A las 21.40 habló el presidente Lastiri, quien prometió una rápida convocatoria a elecciones sin ningún tipo de limitaciones, para presidente y vicepresidente de la nación. Unos minutos después, a las 22, lo hizo Juan Domingo Perón, quien elogió la conducta de Cámpora y Solano Lima. Luego, Perón historió el proceso que desembocó en su renunciamiento a la candidatura presidencial, indicando que Cámpora le había hecho saber en el mismo momento de aceptar su candidatura, que se limitaría a servir de tránsito a la concreción de la verdadera voluntad popular. En su alocución, sin hacer referencia concreta, Perón pareció aceptar su postulación a la presidencia, al sostener que «si dios le da salud, dedicará los últimos años de su vida a servir a la patria». Al mismo tiempo, un rumor, que nadie sabe de dónde salió, encendió la polémica en todos los cuadros políticos de la república: Ricardo Balbín sería el compañero de fórmula de Juan Perón. Según algunos trascendidos, el proceso de recambio del poder ejecutivo para poner a su frente a Perón estaba ya planificado desde varios meses atrás. La mayor parte de los gobernadores, dirigentes peronistas y gremialistas provinciales expresaron su adhesión al proceso iniciado el 13 de julio. La CGT fue, sin duda, la que intentó de modo más desembozado sacar partido de la situación, adelantándose a los acontecimientos para aparecer «presionando» a Cámpora y desencadenando el proceso. Los directivos de la central obrera propusieron la movilización, pero la misma no produjo mayor efecto. La unión obrera metalúrgica apareció como cabeza visible de la acción y llevó cinco micros cargados de empleados hasta la casa de Perón. Pero su capacidad de movilización propia fue nula, lo mismo que la adhesión espontánea popular. Ya con la comprobación de ese fracaso, Rucci debió girar 180 grados y proclamar orden y tranquilidad, desmintiendo toda posibilidad de huelga poco después de convocar a los trabajadores para confluir a Vicente López.

El jueves 12, el periodismo oral y escrito informaba sobre declaraciones emitidas en Corrientes, pocas horas antes por el vice gobernador de la provincia de Buenos Aires: «Estando el general Perón en la Argentina -había enfatizado Victorio Calabró- no puede ser presidente de la República nadie más que él. No puede ser solo poder; debe ser, a corto plazo, ya, gobierno y poder».

A partir de ese instante un alud de hipótesis y rumores conmueve al país. A las 13.30 de ese día, José Rucci, secretario de la Confederación General del Trabajo, ayudaría a reforzar la impresión de que algo anormal estaba pasando en las esferas relacionadas con el gobierno popular. Ese día las palabras de Rucci, en la mesa que la CGT tendió a legisladores y sindicalistas, fueron: «Perón será lo que el pueblo quiere: presidente».

Por la misma hora, fue posible observar en las inmediaciones del Congreso síntomas elocuentes de que algo más que trascendental estaba por ocurrir. Exactamente a las 13.25, legisladores del sector juvenil del bloque justicialista, abandonaban el palacio para reunirse en un local alquilado para realizar reuniones de carácter reservado. No fue posible en esas primeras horas, obtener información sobre lo que planean tratar los numerosos diputados, pero era evidente ya la existencia de cierto clima de expectación e inquietud, por las tensas horas que se vivían.

Alrededor de las 14.30, un legislador que asiste a la comida realizada en el local de la CGT, admite la renuncia del gabinete que acompaña al doctor Cámpora. A la misma hora, numerosos micros con trabajadores metalúrgicos comienzan a llegar a las inmediaciones de la finca de Gaspar Campos, domicilio del general Perón. Abordados por la prensa, manifiestan que han llegado a ese lugar para expresar al general Perón su total adhesión.

Minutos antes de las 16 una noticia se apoderó del Congreso y llenó de ansiedad a los legisladores y periodistas. Se anuncia la inminente renuncia del doctor Cámpora y del vicepresidente de la Nación, doctor Vicente Solano Lima.

A esa altura de los acontecimientos se confirmó, también, el pedido de licencia del vicepresidente 1° del Senado, Alejandro Díaz Bialet. Poco después se adelantaba a la prensa que a las 19 horas había volado hacia Brasil como primera etapa de un viaje que se prolongaría por Europa.

Las conjeturas que esta noticia despertó en el seno del Congreso se prolongaron hasta bien entrada la noche de ese día. A todo esto el nombre de Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados, comienza a sonar como posible presidente argentino, hasta tanto se llame nuevamente a elecciones que permitan ubicar en ese cargo al teniente general Perón.

Mientras tanto, la jornada en la residencia de Gaspar Campos ofrecía igualmente un ritmo que se iba incrementando a medida que avanzaba la tarde.

Al promediar la mañana, exactamente a las 10.30 hs., el presidente Cámpora llega a la finca portando el decreto que le restituye a Juan Domingo Perón el grado y honores en el Ejército argentino. A las 11, cuando se retira de la residencia el doctor Cámpora, informa a los periodistas que el decreto contempla el paso automático a retiro del teniente general.

Los hechos más importantes, sin embargo, se aceleran a partir de las 16.30 horas, en que llega a la casa de Perón el mismo presidente de la Cámara de Diputados. La cronología exacta de los hechos que se suceden desde esa hora, es la siguiente:

17.30: Ingresan en la residencia de Gaspar Campos el ministro de Trabajo, Ricardo Otero y el secretario de la Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel.

17.43: Arriba el presidente doctor Héctor Cámpora.

17.45: José Rucci e integrantes de la mesa de las 62 Organizaciones y del consejo directivo de la central obrera penetran en la casa.

17.55: Arriba el ministro de Hacienda y Finanzas, José Gelbard.

18.30: Ingresa a la finca el ministro del Interior doctor Esteban Righi. No hace ningún tipo de declaraciones a la prensa.

18.45: Algunos automóviles y una columna de ómnibus comienzan a desfilar ante la casa del teniente general Perón, que se asoma en dos oportunidades a la puerta y saluda a los manifestantes. En la primera oportunidad, el general Perón es precedido en su aparición por el ministro de Bienestar Social, José López Rega. En la segunda, lo acompaña su esposa, Isabel Martínez. Minutos más tarde más de quinientas personas pertenecientes a la localidad de Llavallol se concentran en la esquina de Melo y Gaspar Campos, en el lugar exacto donde estaban estacionados algunos ómnibus alquilados por la Unión Obrera Metalúrgica.

18.50: Ingresa a la casa de Perón el ministro de Defensa, doctor Ángel Federico Robledo.

19:00: Arriba el doctor Vicente Solano Lima.

19.10: El secretario general de la CGT, José Rucci, hace conocer por intermedio de un periodista de Canal 11 un comunicado.

19.30: José Taccone, presidente del directorio de SEGBA, acompañado por el titular de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza, señor Félix Pérez, ingresa en la finca de Gaspar Campos por la entrada que da sobre la calle Madero.

20.00: Se conoce que también se encuentra en la casa de Perón el canciller Juan Carlos Puig.

20.50: Se retira de la residencia del teniente general Perón, José Rucci. Formula declaraciones a la prensa. Ratifica los términos de su anterior comunicado y reitera que no se dispuso ningún paro.

21.00: Se retira de la finca el presidente de la Nación, doctor Héctor José Cámpora, sin formular declaraciones.

Gremios del interior
Mientras esto ocurría en la Capital, el primer síntoma de la repercusión de los acontecimientos institucionales se advertía en Córdoba, en el ámbito gremial, al reasumir el vicegobernador de la provincia Atilio Hipólito López el cargo de secretario general de la CGT.

El dirigente peronista informó que reasumiría el cargo «para defender a Perón y al gobierno popular».

A todo esto, momentos antes grupos sindicales opuestos al vicegobernador hablan copado el local de la CGT de la Avenida Vélez Sársfield 137.

Con el correr de las horas, mientras se desencadenaban los sucesos, las distintas regionales obreras del país se fueron pronunciando en favor de la instalación de Perón en la presidencia de la Nación. En Córdoba se atrasaba el manifiesto, pues hasta la medianoche del jueves continuaba debatiendo el plenario de gremios confederados.

Agustín Tosco que había convocado a una conferencia de prensa para contestar acusaciones de José Rucci imprevistamente salió de viaje, a la vez que recibía una comunicación del secretariado de la Federación de Luz y Fuerza prohibiéndole emitir opiniones o fijar posiciones sobre el movimiento obrero al margen de los cuerpos orgánicos.

En Mar del Plata se suscitó una verdadera convulsión en los sectores gremiales. La Delegación regional al término de una sesión dispuso un paro total de actividades a partir de la hora 0 del viernes 13, (que no se cumplió), con el fin de movilizar a las bases para que se trasladaran a la residencia de Perón y la pidieran «se haga cargo de la presidencia de la República”. En Mendoza la CGT Regional deliberó dentro de un clima festivo. Los dirigentes gremiales interpretaban el proceso como una «peronización definitiva» del Movimiento Justicialista «para despojarlo de la peligrosa infiltración marxista». Incluso se quiso movilizar a los trabajadores para «copar la Casa de Gobierno y expulsar de ella a los bolches».

En Rosario dentro de un clima de gran tranquilidad deliberó la delegación regional para reiterar el pleno apoyo del sector a la consigna «Perón Presidente». También con el apoyo del plenario de Unidades Básicas Justicialista se resolvió apoyar «incondicionalmente lo que resuelva la CGT nacional».

En Tucumán la CGT local se mantuvo en sesión permanente y en contacto con la central obrera destacando a los dirigentes que «el general Perón es el único que puede poner término a todos los problemas nacionales para bien del pueblo». Por ello la noticia del acceso de Perón al poder efectivo» fue saludada con alborozo ya que fue considerada por los dirigentes obreros de «trascendente». Durante el viernes el consejo directivo de la CGT que se declaró en sesión permanente dio una declaración exhortando a «trabajar normalmente y no efectuar concentraciones pues se debe evitar todo tipo de provocación o perturbaciones».

Viernes 13: la crisis continua
El viernes 13, la Casa de Gobierno se constituyó en uno de los escenarios más importantes por el que pasaba la crisis que se estaba registrando al nivel oficial. Desde muy temprano una tensa actividad vivióse en el ámbito del vetusto edificio de la calle Balcarce. Durante la madrugada fueron colocados numerosos altoparlantes en balcones y lugares apropiados de la casa destinados a transmitir el mensaje del presidente Cámpora, en donde anunciaría su decisión de renunciar a la primera magistratura de la Nación

A las 8.50 arribó a la Casa de Gobierno el doctor Héctor Cámpora. Inmediatamente, sin embargo, partió nuevamente con rumbo desconocido. Algunos observadores lo daban en la casa de la calle Gaspar Campos. A las nueve y treinta regresó a la Casa Rosada, acompañado esta vez por el vicepresidente Vicente Solano Lima. Media hora después, los doctores Cámpora y Solano Lima, recibieron en el Salón Blanco de la presidencia a legisladores nacionales de ambas cámaras. Sentados frente a la histórica mesa de Rivadavia, colocada al pie del busto de la república, los dos mandatarios saludaron a los presentes, comenzando posteriormente el doctor Cámpora a comunicar y explicar aspectos relacionados con su renuncia.

Minutos después de las 13, el doctor Cámpora, acompañado por el vicepresidente de la Nación, doctor Solano Lima, se trasladó hasta el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, desde donde iniciaría la lectura del mensaje que fundamenta su decisión de alejarse de la primera magistratura de la Nación.

Se encontraban en el recinto los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, ministros y numerosas personalidades. El presidente Cámpora habló por espacio de seis minutos.

Se lo notó embargado por una profunda emoción.

«Yo no sé si la emoción, la honda emoción que me embarga me permitirá la lectura de este mensaje al pueblo argentino. Porque está próximo un acontecimiento a cuyo servicio he puesto la conducta y la lealtad incuestionable de toda mi vida: el reencuentro del general Perón con su pueblo en el ejercicio pleno, real y formal, de su indiscutida conducción» con estas palabras abría su discurso el doctor Cámpora, cerrando un periodo de lealtad hacia su movimiento y el pueblo, casi sin parangón en la historia política argentina.

Mientras esto transcurría en la Casa de Gobierno, la actividad que se desplegaba alrededor de la finca de Gaspar Campos no resultaba menos llamativa. Desde las 8.30, en que arriba el médico personal de Perón, doctor Cossio, se van sucediendo las visitas, de un modo casi ininterrumpido. ASI registró las siguientes secuencias:

8.50: Llegan juntos el presidente de la Nación doctor Cámpora y el vicepresidente, doctor Solano Lima. Inmediatamente penetran en la residencia sin hacer ningún tipo de comentarios.

9.10: Se retiran Cámpora y Solano Lima. Interrogados por la prensa, el presidente de la Nación señala: acabamos de presentar nuestras renuncias al Honorable Congreso, para su tratamiento constitucional. Nada tengo que agregar.

9.10: Arriba el ministro de Cultura y Educación, doctor Jorge Taiana. No formula declaraciones.

10.50: Ingresa a la finca de Gaspar Campos el ministro de Trabajo. Comenta: «Vengo a saludar a Perón». Luego agrega: «El gesto de Cámpora y Solano Lima es patriótico y honra al movimiento».

10.30: Salen juntos los doctores Taiana y Cossio. El primero se niega a hacer declaraciones. El doctor Cossio confiesa que «el teniente general Perón se halla perfectamente bien de salud».

Las últimas escaramuzas
Mientras esto ocurría en la casa de Perón el círculo se iba cerrando en las dependencias de la Casa de Gobierno. El protagonista principal de la jornada, doctor Cámpora, concedía su última entrevista como presidente de la República al arzobispo de la ciudad de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Antonio Caggiano: al titular de la Corte Suprema de Justicia, doctor Miguel Ángel Bercaitz, y al embajador de Corea. Seguidamente el doctor Cámpora dirigió un discurso a los gobernadores. El texto de la nota es el siguiente:

«Señor gobernador: Siempre he tenido claros y limpios mi conciencia y pensamiento y el anhelo profundo y enraizado en el alma del pueblo argentino. No era ni es otro que el de restituir al general Perón el mandato popular que años atrás le fuera otorgado. Por ese exclusivo motivo he presentado al Honorable Congreso mi renuncia irrevocable, conducta igual que ha asumido el vicepresidente de la Nación, doctor Solano Lima. Los dos, como simples ciudadanos, sumaremos nuestros votos para que el general Perón presida los destinos de esta Argentina, que desde el 25 de mayo camina en la senda de la reconstrucción nacional».

Finalmente, alrededor de las 14 horas, todo había concluido. El doctor Cámpora se trasladó nuevamente a las dependencias interiores de la Presidencia, donde se despidió de sus ministros y colaboradores que lo acompañaron durante su breve gestión al frente del gobierno. Posteriormente ingresó a la sala de periodistas de la Presidencia, donde procedió a saludar a los cronistas de guardia.

A las 14, cuando abandonó la sede del gobierno nacional, una numerosa multitud apostada en los alrededores, lo despidió con una cariñosa ovación. Cámpora, al salir, era la imagen tranquila del hombre que no había traicionado a nadie.

El mismo general Perón, en su discurso de ese día, emitido a todo el país a partir de las 22 horas, afirmaría del presidente saliente: «Ha dado al país el ejemplo más preclaro y más honroso que un ciudadano puede dar a su país, desde que si los cargos ensalzan al ciudadano, éstos también con su grandeza ennoblecen los cargos».

El discurso del líder justicialista, sin embargo, apuntaba a reforzar los deseos de todo un pueblo, dispuesto a ungirlo presidente constitucional. Frente a esa expectativa, el general Perón afirmó: «Si Dios me da salud, si Dios me lo permite, he de gastar hasta el último esfuerzo de mi vida para cumplir la misión que pueda corresponderme». El jefe justicialista se refería metafóricamente a su futuro nombramiento de presidente de la nación más austral de América.

El 17 de noviembre, grandes sectores populares rompieron el cerco policial montado alrededor de la casa de Perón en Vicente López y desfilaron ante su jefe. Hoy nadie discute el carácter eminentemente espontáneo de aquella movilización, a cuya cabeza estuvo la Juventud Peronista. Menos de un año después, el viernes 13 de julio, la CGT y la Unión Obrera Metalúrgica intentaron repetir la jornada con un tristísimo resultado: dejando a las claras su inexistente poder de convocatoria. Autorizados por la policía, que cumple funciones de protección en la calle Gaspar Campos, cinco colectivos pasaron frente a la casa del líder en tres oportunidades, vivando su candidatura. Se observó que en una de las pasadas, López Rega sacó a Perón a la puerta de la casa para que el líder recibiera en forma más directa el calor popular y comprobara, con sus ojos, la magnitud de la movilización. Lo que pensó en ese momento el ex presidente lo sabe solamente su corazón. Pero todos vimos cuál fue su actitud, su respuesta al centenar de empleados sindicales que ocupaban los micros en frustrado intento de suplir a un pueblo: un saludo y otra vez adentro, a cubrirse del frío y la llovizna.

*   *   *

Tal vez quien mejor se manejó a lo largo de esta circunstancia haya sido el ex presidente Cámpora. La crisis lo elevó a categoría de nuevo líder dentro de las filas justicialistas. Un diario de la mañana, el día sábado 14, definía de este modo al ex presidente: «Para quien logra proyectarse hacia las alturas del mando, no es tarea fácil restituirse al anonimato. Nuestra historia abunda en infortunadas dimisiones y solo exalta unos pocos renunciamientos. Quien lo logra con la serenidad de Cámpora, se gana el respeto de su pueblo».

*   *   *

Cuando algunos legisladores comentaban sobre los hechos que se desencadenaron, después del mediodía del jueves, era visible que no estaban bastante informados sobre la reserva que había mantenido el líder radical, Ricardo Balbín. Uno solo de ellos observó que el hermano de Balbín estaba en el secreto. Recordó que en la comida aniversario de Canal 9, se refirió a Perón y a Balbín, como líderes del pueblo argentino. Presente en el banquete, parece ser que José López Rega aplaudió, de píe, hasta rabiar.

*   *   *

Fue evidente que el secretario general de la Confederación General del Trabajo, José Rucci, trató de capitalizar en su provecho las acciones que estaban en juego durante los acontecimientos que se sucedieron a partir del jueves. Ni lerdo ni perezoso, después debió dar marcha atrás y ordenar todo lo contrario a lo que en principio había anunciado respecto a las movilizaciones populares. Alguien muy vinculado al Movimiento Justicialista remarcó: «Vamos a ver de qué modo Rucci va a pagar esta equivocación política».

*   *   *

No faltaron dentro de la juventud peronista quienes afirmaran la existencia de grupos de derecha y de la CIA, encabezando todo este proceso político por que atravesó el país. Las mayores críticas se centran alrededor de López Rega y José Rucci. Osinde tampoco se salva de las críticas de los sectores juveniles. «Son los grupos que especulan con la salud de Perón para trepar al poder», afirmó uno de ellos.

*   *   *

Los ministros Righi y Puig fueron los únicos destruidos por este proceso político, que concluyó el viernes con el juramento del nuevo presidente Lastiri. «¿Será un síntoma de que efectivamente la derecha ha tomado de nuevo el poder?», se interrogaba azorado un militante de la juventud peronista.

*   *   *

Igualmente, era visible sobre el mediodía del jueves, la desconfianza de algunos sectores del peronismo sobre la buena disposición de las Fuerzas Armadas para acompañar el proceso. En las adyacencias a la sede de avenida La Plata, alguien acotó:»Nos torturaron durante dieciocho años. Nos proscribieron y asesinaron a nuestros mejores militantes y ahora quieren participar del proceso. Hasta que un día, como ocurrió en el 55, salen a la calle y tiran todo por la borda». Las palabras del joven fueron inmediatamente muy bien interpretadas.

*   *   *

En la misma ronda de simpatizantes peronistas no faltó otro que manifestara sus puntos de vista sobre el Ejército. «Representan los intereses de una clase social, que es la clase explotadora. Nunca defendieron los intereses del pueblo; por lo tanto, si ahora están dispuestos a apoyar, será porque les conviene».

*   *   *

Las organizaciones Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias dieron a conocer un comunicado, mediante el cual fijan sus posiciones respecto a los hechos políticos que vivió el país en los últimos días. Señalan que el ejercicio del gobierno por parte del doctor Cámpora era, efectivamente, el medio que el Movimiento Peronista empleó para permitir el acceso al poder. «Pero el acceso del general Perón a la presidencia, en estas circunstancias, se da con el objetivo de poner freno a una conspiración gorila, impulsada por el imperialismo a través de un puñado de traidores del Movimiento Peronista».

Añade la nota que «estos conspiradores, agentes del imperialismo, son el ministro de Bienestar Social, José López Rega, que fue el responsable de los actos del 20 de junio, y el secretario general de la CGT, José Rucci, quien puso sus matones intentando movilizar al pueblo contra el gobierno del doctor Cámpora, logrando solo que tres ómnibus pasaran frente a la residencia de Perón». El comunicado acusa igualmente a Osinde, Iñiguez, Brito Lima, Norma Kennedy y Frenkel.

*   *   *

¿Quién será el compañero de fórmula de Juan Perón? Esta es la incógnita que mantiene la expectativa de la opinión pública, y seguirá manteniéndola mientras subsista. Los radicales analizan la posibilidad de que sea Balbín, haciéndose eco de una propuesta que surgió como rumor y al que, como tal, se le desconoce el origen.

Para el caso de que el compañero deba surgir de las filas peronistas la incógnita se viste con perfiles de mayor confusión. ¿Será Cámpora?

¿Será Licastro? ¿Será Bidegain? Recién en la noche del domingo 15 salió a la «competencia» un nombre concreto: el del actual ministro de Bienestar Social, José López Rega, propuesto por los residentes peronistas de Asunción, Paraguay. En el curso de este proceso, hasta su terminación, seguramente que nuevos nombres serán lanzados a la vidriera de la opinión pública. El de López Rega es el primero. Resta saber si será el último y definitivo.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar