Liev Davídovich Bronstein fue, junto a Lenin, uno de los grandes marxistas del siglo XX. Dedicó toda su vida a la causa de la clase obrera y del socialismo internacional. Nacido en Yákovka (Ucrania) el 7 de noviembre de 1879, en el seno de una familia acomodada de judíos rusos, Bronstein -más conocido como León Trotsky-, se destacó tempranamente por sus aptitudes intelectuales. Iniciado políticamente en los círculos del populismo ruso, pronto se integró a la corriente que adoptaría las ideas del marxismo.
Hasta su asesinato, consumado por los agentes stalinistas en 1940, Trotsky desarrolló una intensa actividad política, que lo llevó desde la presidencia del Soviet de Petersburgo en 1905, pasando por el exilio en Estados Unidos y el destierro en Siberia, la insurrección de Petrogrado, la dirección de la política exterior soviética y la organización del ejército rojo, hasta el protagonismo en la III Internacional.
Después de la muerte de Lenin en 1924, Trotsky dirigió la lucha contra la degeneración burocrática del Estado soviético, que lo ubicó en la oposición de izquierda a la dirección de Stalin, lo que le valió su impugnación y nuevo exilio. Uno de los temas que defendió con mayor intensidad fue su oposición -y el de toda la corriente internacionalista- a las guerras imperialistas. Recordamos su nacimiento con sus ironías respecto al belicismo de las potencias, publicadas en un artículo norteamericano, a fines de junio de 1917. Una de las principales promesas de la revolución rusa triunfante había sido la paz.
Fuente: León Trotsky. 1917: Escritos en la Revolución, Compilados por Gabriela Liszt, Buenos Aires, Editorial CEIP, 2007.
Nunca ha habido tantos pacifistas como en este momento, cuando la gente se está matando entre sí en todas las esquinas del planeta. Cada época no solo tiene su propia tecnología y formas políticas, también tiene su propio estilo de hipocresía. Hubo un tiempo en que los hombres se mataban unos a otros por la gran gloria de Cristo y el amor al prójimo. Ahora Cristo sólo es invocado por los gobiernos atrasados. Las naciones avanzadas se masacran entre sí en nombre del pacifismo. Wilson, en nombre de la Liga de Naciones y de una paz duradera lanzó a su país a la guerra. Kerensky y Tseretelli clamaron por una ofensiva para “acelerar el fin de la guerra”.
León Trotsky
Fuente: www.elhistoriador.com.ar