(¿?- 1831)
Autor: Felipe Pigna
Como ocurre con tantos integrantes de los pueblos originarios, la historia no ha registrado la fecha de nacimiento en San Miguel Arcángel –una zona que hoy es parte del Estado de Río Grande do Sul (Brasil)– de Pablo Areguatí, hijo del cacique de la zona. Le seguimos el rastro desde que estudió con los jesuitas y su llegada a Buenos Aires en 1783, donde estudió en el Real Colegio de San Carlos.
Más tarde acompañó a su familia cuando frente a la invasión portuguesa se estableció en Mandisoví, pueblo fundado por Juan de San Martín en 1777, un año antes del nacimiento de su hijo, el futuro Libertador.
Pablo adhirió a la Revolución de Mayo y fue designado en 1811 Alcalde y comandante general de milicias de Mandisoví por el general Manuel Belgrano. Tiempo después se enfrentó a los artiguistas liderados por su paisano Manduré, quien logró ocupar la población. Areguatí debió abandonar su cargo y marchó a Buenos Aires.
En la ciudad-puerto, el Director Supremo Gervasio de Posadas lo nombró jefe de milicias y entró en contacto con Francisco Javier Pacheco y Luis Vernet. Pacheco había solicitado y recibido del gobierno bonaerense de Martín Rodríguez y su ministro Rivadavia 75.000 hectáreas y derechos de crianza de ganado y caza de lobos marinos en Puerto Soledad.
El gobierno porteño había designado autoridades en 1820 y asumido plenamente la soberanía sobre las Malvinas, marcando la continuidad de la presencia española en las Islas desde 1767 hasta 1811, con más de 30 gobernadores.
Tras una serie de vacilaciones, Pacheco desiste de la aventura y le envía una carta al primer mandatario bonaerense en la que le dice que el guaraní piensa formar con los peones cuerpos militares de defensa para garantizar que los barcos extranjeros paguen los derechos que corresponden por la pesca y la caza en la Isla.
Para cumplir con su misión solicitan armamentos y algunos cañones para “defender las islas de las incursiones de los piratas”. Y se ofrecen para concretar la idea de instalar un presidio en la Isla e incentivar la ganadería lanar.
Un guaraní en las Malvinas
Martín Rodríguez nombra Comandante y gobernador de Malvinas al capitán Aregautí. Pablo llegó a Puerto Soledad con una mínima flota compuesta por dos bergantines, el Fenwich y Antélope y una goleta, la Rafaela. Venían a bordo junto a Areguatí varios peones, algunos con sus familias, Emilio Vernet, hermano de Luis y el comerciante y matarife inglés Rupert Schofield.
El mandatario designado asume su cargo el 2 de febrero de 1824 y permanecerá seis meses al mando, soportando los rigores del clima, tratando de contener a los piratas norteamericanos e ingleses, hacer valer nuestra soberanía y de tornar prósperos sus negocios de ganadería y explotación de las loberías.
La suerte no lo acompañó, los caballos que trajo enfermaron durante el viaje y quedaron inutilizados para las duras tareas en aquella zona hostil.
El inglés Schofield resultó ser un alcohólico que poco hizo por el proyecto ganadero. La situación era muy difícil de sostener y el gobernador guaraní debió renunciar y regresar a Buenos Aires.
Como bien señala Rodolfo Terragno en su excelente libro sobre Malvinas, aquel año de 1824 Inglaterra reconoció la independencia argentina sin hacer ninguna reserva sobre sus declamados “derechos” sobre Malvinas.
Areguatí se fue recuperando del sabor amargo que le dejó su fallida misión para la que había renunciado a toda remuneración a cambio de poder intentar ganarse la vida en aquel tan querido rincón de la Patria. Fue designado como funcionario de la Aduana y terminó sus días en 1831 como oficial de justicia.