Autor: Mariano Fain
En el pintoresco pueblo inglés de Stratford-upon-Avon nació, en 1564, quien destacaría como el más grande dramaturgo de todos los tiempos. Bautizado como William Shakespeare, era el tercero de los ocho hijos del matrimonio formado por John Shakespeare, un próspero comerciante, y Mary Arden.
Poco se sabe de su infancia, aunque probablemente asistió a la escuela local. Sin haber estudiado latín ni griego en profundidad, Shakespeare demostró un don para la palabra que pronto le llevaría lejos de Stratford.
En la década de 1580 contrajo matrimonio con Anne Hathaway, con quien tuvo tres hijos. Una vez en Londres, sus inquietudes artísticas cobraron fuerza. Trabajó como actor y pronto empezó a escribir para la recién creada compañía Chamberlain’s Men.
Sus primeras obras, como Enrique VI o Ricardo III, mostraron su talento naciente. Pronto surgirían piezas como Noche de Reyes o Romeo y Julieta, elevando su reconocimiento. Más tarde compondría las grandes tragedias que lo inmortalizarían, como Hamlet, Macbeth o El Rey Lear.
La fama que alcanzó le permitiría invertir en propiedades y volver en 1613 a su hogar de Stratford. En tan solo una década había creado la mayoría de las obras que lo consagraron como el más influyente autor dramático de la lengua inglesa.
Falleció en su ciudad natal en 1616, a los 52 años de edad. Aunque durante siglos se cuestionó su autoría, la perfección de sus piezas demuestra que detrás hubo un solo genio: el de William Shakespeare. Hasta hoy, su legado sigue emocionando e inspirando a nuevas generaciones.
¿Sabías que Shakespeare escribió al menos 38 obras teatrales, entre comedias, tragedias y dramas históricos? A estas hay que sumarles 154 sonetos y dos largos poemas narrativos.
¿Sabías que la primera obra conocida de Shakespeare data de 1592? Se trata de la comedia Enrique III, publicada de forma anónima. No fue hasta 1598 que aparecieron sus obras firmadas.
