Eduardo Arolas, una vida de tango, alcohol y mal de amores

(1892-1924)

Autor: Felipe Pigna

Eduardo Arolas nació en febrero de 1892 en Barracas, supo criarse entre talleres, cuatreros y malandras. A los seis años aprendió a tocar la guitarra a través de su hermano José, y si bien la música fue siempre su pasión, tuvo que abandonar la escuela en tercer grado para sostener a la familia.

Fue vendedor, cadete y repartidor, hasta que, como aprendiz en un taller de pintura, encontró otro oficio vinculado al arte, la ilustración. Se especializó en cartelería comercial y trabajó como ilustrador y caricaturista, oficio que pudo desplegar hacia la música ya que él mismo ilustraba las portadas de sus temas.

Su futuro tuvo un vuelco cuando sus padres lograron abrir un bar frente a la vieja estación de trenes de Barracas. Allí, con su primer bandoneón pequeño de treinta y dos teclas, tocaba para entretener a la clientela junto con su hermano José.

A los 17 años y sin educación musical formal compuso Una noche de garufa: los especialistas coinciden en que en su cadencia ya se encuentra el germen de un nuevo estilo. Fue Francisco Canaro –con apenas cuatro años más– quien recibió ese tema y ayudó para que las puertas del tango porteño y del mundo se le abrieran.

Un año después, y con un nuevo bandoneón ya completo, compartió escenario con Tito Roccatagliata, el más relevante violinista del momento, Leopoldo Thompson y Prudencio Aragón.

En 1911 viajó a Montevideo para tocar y a su vuelta inició una gira por el interior que lo cambiaría para siempre.

Era 1912, Arolas tenía veinte años y estaba en Bragado contratado para tocar con su trío en un prostíbulo. Allí, Eduardo conoció a Delia y no es casualidad que en 1913 se estrenara Delia, tango regalón para piano, dedicado A mi amiguita Delia López. Podemos conocer el rostro de su amada gracias a un retrato hecho por el mismo Arolas, dibujo que acompaña la carátula de la composición.

Los años venideros fueron de gran éxito y formación para el compositor. El amor parecía ser el alimento que necesitaba. Comenzó a estudiar música con José Bombig en un conservatorio en La Boca, se separó del pianista Roberto Firpo y empezó a componer con mucho éxito.

Arolas se enteró de que su amada Delia mantenía una relación paralela con su hermano Enrique. Con el corazón roto se exilió en Montevideo y se entregó al alcohol.

Se instaló como artista en el centro, tocando en los cabarets más populares. De aquellos años datan Comme il fautLa guitarrita y Derecho viejo, entre otros grandes éxitos. Con su trío junto con Roccatagliata en violín y Juan Carlos Cobián en piano, fueron contratados para tocar en embajadas y fiestas en mansiones y clubes selectos de la alta sociedad de la ciudad.

La leyenda cuenta que aquel vendedor ambulante de Barracas convertido en eximio bandoneonista y compositor no toleraba la regla que impedía la interacción entre músicos e invitados de aquellas exclusivas reuniones.

Mal de amores

Al regreso de una gira en 1919, Arolas se enteró de que su amada Delia mantenía una relación paralela con su hermano Enrique, también guitarrista y letrista de tango, vínculo que más tarde generaría un hijo.

Para alejarse de la fuente de su dolor, Arolas se exilió a una pensión en Montevideo con el corazón roto y se entregó al alcohol. En brazos de otras mujeres y otras músicas, vivió a horcajadas entre Montevideo y París.

Dejó decenas de composiciones que, en manos de Pugliese o Aníbal Troilo, se transformarían en clásicos.

A las 18.55 del 29 de setiembre de 1924, en el Hospital Bichat, a la edad de 32 años, se informó su muerte por tuberculosis. La ciudad a la que nunca quiso volver lo homenajeó con una brevísima calle en su Barracas natal. Apenas una cuadra muy corta entre fábricas donde no hay ni una vivienda, unos pocos metros que terminan en el Hospital José Tiburcio Borda. Hoy nadie puede jactarse de vivir en la calle Arolas.