El primer gobierno obrero


Entrada la década de 1860, la situación de la clase obrera parisina se había deteriorado notablemente. Bajas de salarios, largas jornadas laborales, altos alquileres y paros forzosos daban la imagen de un París asolado por la crisis. Llegados a fines de 1870, la última aventura imperial de Napoleón III terminaba con un rotundo fracaso y París era ocupada por el ejército prusiano. Primero la insurrección de los radicales blanquistas y luego un golpe de comando habían terminado con los días del emperador francés. El poder fue traspasado a un gobierno provisional, que debía buscar la paz con Prusia.

Entonces, militantes obreros se reorganizaron, junto a activistas de clase media, para poner en pie comités de vigilancia en cada barrio parisino, a fin de presionar y reorientar la actividad gubernativa. Sin embargo, la actividad revolucionaria encontró escaso eco. A contramano de sus deseos, las elecciones de febrero de 1871 dejaron a la Asamblea Nacional en manos de diputados monárquicos, que pusieron al frente de un nuevo ejecutivo a Louis Adolphe Thiers.

A fines de febrero, frente a las nuevas ocupaciones de los soldados prusianos, se formó un nuevo foco de poder revolucionario, a través del contacto de varios batallones de la Guardia Nacional, que cuando le fue requerido por la Asamblea se negó a disolverse y entregar las armas. Cuando Thiers llegó a París el 16 de marzo, dispuesto a desarmar a los batallones rebeldes con la fuerza del ejército regular, el levantamiento popular no tardó en producirse.

Entonces, el Comité Central de la Guardia Nacional se daba cuenta de que disponía del control de la capital francesa y anunció próximas elecciones para elegir un gobierno municipal, luego de muchos años de no tenerlo. El 26 de marzo, las nuevas autoridades de la Comuna de París, electas por cerca de 250 mil votantes, conformaron un organismo que representaba principalmente a los trabajadores. Entonces, París era una ciudad abandonada por los sectores ricos y acomodados. Los comuneros creían que el nuevo poder iría pronto a reemplazar, a través de una red de comunas autónomas, al poder central, reuniendo a su vez las funciones legislativas y ejecutivas.

El 2 de abril, Thiers anunció que el gobierno nacional, con sede en Versalles, no toleraría más el experimento parisino. Desde entonces, el ejército regular bombardeó París, la invadió y masacró a sus ocupantes. Las versiones llegaron a hablar de hasta 50 mil ejecutados, condenados a trabajos forzados, deportados y presos, entre ellos, 170 mujeres y 60 niños. Consumada su victoria, Thiers afirmó: “Yo seré despiadado; la expiación será completa y la justicia inflexible (…) El suelo está cubierto de sus cadáveres; ese espectáculo horroroso servirá de lección.”

En recuerdo de aquel primer gobierno obrero, traemos un fragmento del Manifiesto del Comité Central de la Comuna de París, redactado el día de la sublevación popular, el 18 de marzo de 1871.

Fuente: Karl Marx, “La guerra civil en Francia”, en Marx K. y Engels F., Obras Escogidas, Moscú, Editorial Progreso, p. 230.

«Los proletarios de París, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos… 

Los trabajadores, quienes producen todo y no gozan de nada, quienes sufren la miseria en medio de los productos acumulados, fruto de su trabajo y sus sudores, ¿deberán ser eternamente víctimas del ultraje? ¿No les será permitido jamás trabajar para lograr su emancipación, sin levantar contra ellos un concierto de maldiciones?

La burguesía, su hermana mayor, que cumplió su emancipación hace ya más de tres cuartos de siglo, que les ha precedido en el camino de la revolución, ¿no comprende hoy que ha llegado la hora de la emancipación  del proletariado? 

(…) 

El proletariado, frente a la amenaza permanente de sus derechos, la negación absoluta de todas sus legítimas aspiraciones, la ruina de la patria y de todas sus esperanzas, ha comprendido que era su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueño de los destinos de la patria y asegurar el triunfo, tomando el poder.”

 

Comité Central de la Comuna de París

Fuente: www.elhistoriador.com.ar