El 25 de mayo de 1810 se había formado un nuevo gobierno. Comenzaba una nueva etapa del proceso revolucionario que tendrá su culminación en 1816 con la declaración de nuestra independencia. Fueron años difíciles con muchos problemas para afrontar y resolver.
Autor: Felipe Pigna
Invitación al interior
Una de las primeras medidas de la Junta fue enviar el 27 de mayo de 1810 una circular a los gobiernos provinciales pidiéndole que designaran diputados para una Congreso que se reuniría en Buenos Aires para redactar una constitución y determinar la forma de gobierno.
Mariano Moreno fue el motor de la revolución en marcha. Desde su cargo de secretario de la Junta impulso medidas innovadoras y trató difundir los ideales revolucionarios y sus proyectos políticos innovadores a través de La Gaceta, periódico fundado por él el 7 de Junio de 1810. representaba a los sectores más revolucionarios que querían algo más que un cambio de gobierno. Se proponía modificar la economía y la sociedad heredadas del virreinato
Cornelio Saavedra, líder militar de la revolución, representaba a los sectores más tradicionales que se conformaban con un cambio de gobierno que garantizara la libertad de comercio y que no modifique la situación social y económica que había dejado la dominación española.
La resistencia de los españoles
La Revolución había triunfado en Buenos Aires pero no en todo el virreinato. . En el interior los españoles conservaban su poder e influencias en varias provincias y representaban una clara amenaza para el proceso revolucionario En Córdoba se produjo un levantamiento contrarrevolucionario de ex funcionarios españoles encabezado por Liniers. El movimiento fue rápidamente derrotado por las fuerzas patriotas al mando de Francisco Ortíz de Ocampo y Juan José Castelli. Liniers y sus compañeros fueron detenidos y fusilados el 26 de agosto de 1810.
Buenos Aires y el interior
La libertad económica impuesta por la Revolución beneficiaba a Buenos Aires que básicamente producía artículos para exportar (cuero, tasajo y sebo) y podía darse el lujo de importar todos los productos que necesitaba pero perjudicaba a las industrias del interior que no podían competir con los precios de los productos de la Revolución Industrial. De ahí que el resto del país no viviera a la revolución con el mismo entusiasmo que Buenos Aires.
La aduana de Buenos Aires se convirtió en la principal fuente de recaudación del estado y en el centro de las disputas entre la capital y el interior. Era además una poderosa arma política desde donde podía decidirse qué productos, libros y maquinarias importadas podían llegar a las provincias.
La gente y la guerra por la independencia
La gente de aquella época debió soportar un estado de guerra permanente a partir de 1810. Las familias se veían en serias dificultades porque la mayoría de los hombres se incorporaban a los cuerpos militares. La guerra era la prioridad de los primeros gobiernos patrios y los gastos militares se llevaban la mayor parte del presupuesto. Todo esto llevaba a un aumento del poder e influencia de los militares en la vida política del país.
Los soldados criollos
Los soldados de los ejércitos patriotas, provenientes de los sectores populares, llevaban una vida muy sacrificada. Pasaban años sin ver a sus familias, y meses sin cobrar sus sueldos enfrentaban al enemigo arriesgando permanentemente sus vidas.
Los soldados negros
Al iniciarse las campañas de independencia muchos esclavos fueron incorporados a las filas patriotas. Muchas familias, de las llamadas «patricias», prefirieron enviar a los esclavos de la casa a pelear antes que a sus hijos y así fue que en la mayoría de los ejércitos de la revolución se destacaban los soldados negros.
Aguatero
En aquella época el Río de la Plata no estaba contaminado y la gente tomaba el agua del «mar dulce» que transportaba en su carro el aguatero al grito de: «aguateeero, agua fresquita para las niñas bonitas». El agua se depositaba en grandes jarrones de barro cocido que la mantenían fresca.
La primera victoria patriota
Las fuerzas patriotas al mando de Balcarce y Castelli obtienen en Suipacha el 7 de Noviembre de 1810 la primera victoria frente a los españoles que les permitió avanzar hacia la rica zona minera de Potosí, ocuparla e instalar un gobierno revolucionario dirigido por Juan José Castelli.
Ni ebrio ni dormido
El 5 de Diciembre de 1810 se celebró el triunfo de Suipacha en el regimiento de Patricios. Uno de los asistentes, un poco alcoholizado, el capitán Atanasio Duarte, propuso un brindis «por el primer Rey y Emperador de América, Don Cornelio Saavedra» (jefe del regimiento) y le ofreció una corona de azúcar que adornaba una torta a doña Saturnina, la esposa de Saavedra.
Al enterarse del episodio el secretario Moreno decretó el destierro de Atanasio Duarte diciendo que «… un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país»; prohibió todo brindis o aclamación pública a favor de cualquier funcionario y suprimió todos los honores especiales de que gozaban los miembros de la junta.
La Revolución llega al Alto Perú
El nuevo gobierno liberó a los patriotas presos, dio la libertad a los esclavos y prohibió los servicios personales de los indios como la mita y el yanaconazgo, que obligaban a los indígenas a trabajar en las minas y en las haciendas en condiciones inhumanas. Estas medidas le valdrán el agradecimiento y el apoyo de los indígenas pero la desconfianza y la enemistad de los sectores criollos más ricos del Alto Perú que, al igual que los españoles, vivían de la explotación del trabajo de los indios.
Belgrano al Paraguay
En el Paraguay el Cabildo se negó a reconocer la autoridad de Buenos Aires. La Junta decidió enviar una expedición militar al mando de Manuel Belgrano. La campaña fue muy dura y las tropas porteñas fueron derrotadas. En mayo de 1811 los paraguayos depusieron a las autoridades españolas y formaron una Junta propia, independiente tanto de España como de Buenos Aires.
Artigas
Montevideo seguía en manos de los españoles con Elío como virrey que reclamaba la soberanía sobre todo el ex-virreinato. Tropas revolucionarias sitiaron la ciudad contando con el inestimable apoyo de José Artigas que subleva a la población rural de la Banda Oriental formando un verdadero ejército popular. Repartió tierras entre sus paisanos e impulsó las ideas federalistas, cuestionando el poder absoluto de Buenos Aires.
Moreno vs Saavedra
Las diferencias entre Moreno y Saavedra se hicieron evidentes en diciembre de 1810 cuando los delegados del interior propusieron integrarse a la junta y no al congreso previsto en la circular del 27. Moreno sabía que la mayoría de los diputados provinciales eran partidarios de Saavedra y que esto lo pondría en desventaja y frenaría, según su criterio su política de reformas y renunció al cargo el 18 de Diciembre de 1810. Se le encomendó una misión diplomática en Londres que nunca llegaría a cumplir.
Recuadro Guadalupe
Al poco tiempo de partir Moreno hacia su destino londinense, su mujer Guadalupe Cuenca, comenzó a escribirle decenas de cartas. En una de ellas le decía: «Moreno, si no te perjudicas procura venirte lo más pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar?. No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios». La carta estaba fechada el 14 de marzo de 1811, y como las otras, nunca llegó a destino. Mariano Moreno había muerto hacía diez días, tras ingerir una sospechosa medicina suministrada por el capitán del barco. Su cuerpo fue arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa.
La Junta Grande
La renuncia de Moreno dejó el campo libre al sector saavedrista que concretó la incorporación de los diputados a la junta, formándose así la llamada Junta Grande. Dentro de ella continuaron los enfrentamientos entre los morenistas y saavedristas, liderados por el Deán Funes, diputado por Córdoba quien propuso la creación de juntas provinciales que deberían subordinarse a la Junta de Buenos Aires.
Los chicos en 1810
Cuenta Manuel Belgrano que las escuelas de aquella época eran muy aburridas y severas. Para los que «se portaban mal» estaban los castigos corporales y muchos padres no se quejaban ¡porque pensaban que eso les iba a hacer bien a los chicos!. Pero no todos los padres eran iguales, Doña Guadalupe Cuenca, la mujer de Mariano Moreno retiró al hijo de la pareja, Marianito, de su escuela porque le pegaban demasiado y con su ejemplo logró que se dictara un decreto prohibiendo el castigo de los alumnos.
Cuando no iban a la escuela se divertían jugando en las casas o, cuando el barro lo permitía iban a la Plaza de la Victoria a comprar dulces en la feria de la recova. Podían ir con sus padres a las carreras de caballos y a la Plaza de Toros y, los más ricos participar de las tertulias en las casas de las familias «distinguidas» donde podían cantar y bailar.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar