Entrevista a Bernice King, hija menor de Martin Luther King, por Jorge Halperín


“En Estados Unidos hay miedo a los negros”

Fuente: Diario Clarín, 6 de agosto de 1995.

Veintisiete años atrás, un fotógrafo obtuvo el Premio Pulitzer con la imagen de la niñita de cinco años en el regazo de su madre Coretta, en el funeral de Martin Luther King, el más importante dirigente en la historia de la comunidad negra norteamericana, asesinado en Memphis en abril de 1968. Hoy, a los 32, está sentada frente al fotógrafo y al periodista de Clarín con una sonrisa hermosa que no concede fácilmente, y con la autoridad de una pastora y ministra destacada de la Iglesia Bautista, Bernice, con un doctorado en leyes y un diploma en psicología, vino a Buenos Aires para asistir al XVII Congreso de la Alianza Mundial Bautista, que reunió a varios miles de asistentes, entre ellos delegados de cien países, con el lema «Celebrar a Cristo, la esperanza del mundo».

¿Por qué es tan difícil conseguir una entrevista con usted?

No, no es difícil. Yo doy entrevistas, pero las elijo. Porque creo que si nos mostramos demasiado en público, la gente pierde interés en nosotros. De modo que regulo las apariciones públicas.

¿Cuál es la principal diferencia entre la Iglesia Bautista y el resto de las confesiones?

No estudié el resto de las confesiones, pero diría que la principal diferencia que veo es la independencia que tiene la Iglesia Bautista para hacer lo que quiere hacer. No existe un organismo que gobierne a la Iglesia Bautista. En mi iglesia, el pastor es la figura principal. Pero en la mayoría de las iglesias están los diáconos y después viene el pastor.

¿Y cuál es el peso de la comunidad Bautista en los Estados Unidos?

No puedo responder a esa pregunta porque en los Estados Unidos no se hace una diferencia entre ser bautista o miembro de otra iglesia. Se habla de la iglesia en general. En la comunidad negra, la gente forma parte de muchas denominaciones distintas. Hay muchos negros que son bautistas, obviamente. Pero hay algo a lo que prestamos atención, al menos en mi iglesia, y es a cómo es el servicio; si es emocionante, si hay buena música, Los servicios de oración son espirituales, muy expresivos.

Todos sufren violencia

Usted realiza una tarea misional con adolescentes. ¿Trabaja con adolescentes que sufren la violencia, con adictos a las drogas?

Bueno, hoy en los Estados Unidos no hay nadie que no sufra la violencia. Si uno es un negro en los Estados Unidos, corre un alto riesgo de que lo asesinen, de ser una víctima de la violencia. Nosotros llamamos a todos estos chicos “chicos de riesgo” por la violencia que se vive allá. La mayoría proviene de la clase trabajadora, de familias de bajos ingresos.

¿Cuál diría que es la condición de la mayoría de los negros en los Estados Unidos?

Hay una pobreza grande y desproporcionada en la población. En la clase media creció la pobreza, pero en la clase baja sigue aumentando a pasos agigantados. Y la gente ha estado muy poco unida.

¿Los negros tienen pocas expectativas en sus propias organizaciones negras?

Bueno, por alguna razón, ahora la gente está regresando a estas organizaciones. Es como cuando uno se ahoga y está dando el último manotazo, parece que se lucha con más fuerza. Hay mucha gente que está peleando mucho por su supervivencia y está dispuesta a buscar ayuda donde se la puedan dar. Hay muchos negros que regresan a la iglesia, se está produciendo una suerte de “revival”. Muchos están tomando conciencia de que necesitan a Dios en su vida.

Y eso parece resultado de que todo empeora para los negros.

No, todo depende de la cuestión a que nos refiramos. En términos económicos, efectivamente están peor. Socialmente, en términos de la relación entre las razas, ahora podemos dialogar, conversar, y en este sentido mejoraron. Es cierto que en términos de oportunidades de educación y empleo, sigue habiendo mucha discriminación.

¿Qué siente cuando le tiene que transmitir esperanzas a un adolescente negro con estos horizontes tan cerrados?

Lo que intento hacer es que la gente, por empezar, desarrolle su parte interior, porque con una estructura interna fuerte se puede soportar lo que venga del exterior. Si uno aprende a confiar en sus propios poderes internos, es capaz de superar lo que proviene del exterior y alcanzar todos los objetivos que se planteó, por su persistencia, por su determinación. Es corno tener la actitud de que nada nos va a derrotar.

¿Qué siente cuando ve que aparece un libro supuestamenteientífico que dice que los negros son inferiores a los blancos?

No puedo hacer comentarios sobre el libro porque no lo leí. Pero sí puedo decir que no es verdad, obviamente. Basta con ver el intelecto de mi padre y de tantos norteamericanos negros. En los Estados Unidos, una de las tragedias es que la historia de los negros no se contó con exactitud.

Un futuro de color

Lo que sorprende es que en los 90, al finalizar este siglo, alguien pretenda que hay un fundamento científico para discriminar.

Parte de todo eso se puede atribuir al miedo que existe en los Estados Unidos: en el futuro la mayoría de la población será de color. Y la población blanca, especialmente los hombres blancos, se sienten intimidados. No saben qué va a significar esto. Saben que van a perder terreno. Y cuando uno está acostumbrado a tener algo, tiene miedo de que alguien se lo saque… Es un instinto de supervivencia. Uno es capaz de hacer cualquier cosa.

¿Este miedo está llevando a la sociedad norteamericana hacia la derecha?

Así es.

¿Usted diría que hay un giro fascista?

Prefiero no contestar sobre eso.

Entonces, ¿las cosas están mejor o peor que en la época en que su padre fue asesinado?

Como le dije, estas cosas están mejor o peor, según como se las mire. En algunos casos, están mejor, porque tenemos más libertad física que antes para desplazarnos. Y esto es fundamental. Pero, por otra parte, hubo retrocesos en términos de las condiciones económicas de los norteamericanos negros. La comunidad, en los tiempos de mi padre –e inclusive antes–, estaba más unificada. Pero una vez que se combatió la segregación, lo que sucedió fue que la gente quedó atrapada en la búsqueda de ciertos trabajos, en ir a ciertos lugares. De alguna manera, se olvidaron de la comunidad en general. En ese sentido, las cosas empeoraron.

Besos de papá

¿Cuáles son los recuerdos que tiene de su padre?

Era muy pequeña, tenía solo 5 años cuando lo asesinaron. Mi padre en ese entonces estaba mucho tiempo fuera de casa. El único recuerdo que tengo de él es que jugábamos a darnos besos. Cuando él llegaba a casa, corría a sus brazos y cada uno de nosotros tenía un lugar en la cara donde le dábamos un beso. Eso es lo único que recuerdo personalmente. El resto me lo contaron.

¿Trató de recuperar su imagen?

En los años que siguieron al asesinato, me pasaba la mayor parte del tiempo preguntándole a mi mamá si diferentes personas podían ser mi padre. Si venía un hombre, le preguntaba si podía ser mi padre. Pero no tomé conciencia de quien era él en relación conmigo hasta que tuve 16 años. Desde los 5 años hasta los 16, fui una niña feliz. Pero una vez que averigüé, sentí mucha bronca y amargura.

¿Bronca contra qué?

En primer lugar, contra él por abandonarme. Después, contra Dios, por llevárselo. En tercer lugar, contra la sociedad. Y la gente se daba cuenta. Porque cuando caminaba por la calle, le preguntaban a mi hermano: “¿Por qué tu hermana siempre está enojada conmigo?”. Yo era como una bomba ambulante a punto de estallar. Si alguien tocaba una zona sensible, yo explotaba. Recién en los últimos años pude superar esa bronca y esa amargura.

¿Y qué siente ahora?

Es difícil hablar personalmente, porque yo sólo lo conocí como Martin Luther King. Sé más cosas de él como líder que como mi padre. En muchos sentidos, para mí es casi como un héroe.

¿Es una gran carga?

Sí y no. Si digo no totalmente, no estaría diciendo la verdad. Lo es desde el punto de vista de que muchos tienden a ver tanto en él que, en este proceso, terminan pasándome por alto. En términos de las expectativas de la gente, ya no es una carga pesada. Lo fue en un momento. La razón es que aprendí a ser honesta sobre quién soy, con mis puntos fuertes, mis debilidades, mis deseos, mis pasiones y mi propia calma. Intento vivir según lo que hago y no por lo que la gente cree que debo hacer siendo quien soy.

Pero ha seguido los pasos de su padre…

Pero no fue algo arbitrario ni por un mandato familiar. Es cierto que él me sirve como una guía, cerca de Cristo. Siempre pienso: “¿Qué haría mi padre en esta situación?”. Para mí es como preguntar. “¿Qué haría Martin Luther King?”. Porque creo que fue, al menos para mí, la persona más importante en el mundo en el campo de la moral.