Fuente: Emilio L. Ghero, La Opinión Cultural, domingo 1º de octubre de 1972.
Pacifismo en los Estados Unidos en 1972
Durante la guerra de Vietnam, algunas voces del pueblo norteamericano se alzaron contra la política intervencionista del gobierno de Estados Unidos. La actriz Jane Fonda se sumó a la lucha de quienes levantaron las banderas de la paz en ese momento. A continuación, una entrevista exclusiva realizada tras el viaje de Jane Fonda a Vietnam del Norte, publicada en el diario La Opinión Cultural el domingo 1º de octubre de 1972.
A su regreso de Vietnam, la actriz habla para La Opinión
Reportaje exclusivo a Jane Fonda
La radicalización ideológica de Jane Fonda le abrió las puertas de Vietnam del Norte, país que visitó 15 días en julio pasado. Las declaraciones que efectuó entonces provocaron nerviosos comentarios de voceros de la Casa Blanca. Algunas entidades declararon el boicot contra Jane Fonda y aún se especula con procesarla por “traición a la patria”, pero nada de esto ha detenido a la infatigable campaña de la actriz contra la política norteamericana en Vietnam: su nombre encabezó la lista de oradores en los mitines que se realizaron en Florida, por ejemplo, simultáneamente con la convención del Partido Republicano que dio su apoyo a la fórmula Nixon-Agnew.
El 24 de agosto, Jane Fonda viajó desde Florida a San Francisco para participar de una manifestación antibélica. Dos mil personas la integraron –jóvenes en su mayoría-; algunas alzaban banderas del Vietcong, banderas rojas o con símbolos de la paz; otras llevaban a sus hijos de la mano, y éstos, cartelitos al cuello que decían “Yo odio a Nixon”; no faltó un payaso con el sombrero coronado por efigies de Mae Tsé-tung y un cartel anunciando “Los payasos de San Francisco contra la guerra”. Finalizado el acto, Jane Fonda accedió a formular declaraciones exclusivas para La Opinión.
Usted habló de la tenacidad que caracteriza la resistencia norvietnamita y de la habilidad puesta en práctica por ese pueblo para restarle efectividad a los ataques demoledores que realiza la aviación norteamericana. ¿Qué es lo que, a su juicio, explica una resistencia tan empecinada y, al mismo tiempo eficaz?
Lo que explica la resistencia norvietnamita y la derrota del aparato militar norteamericano, lo que explica la supervivencia del pueblo vietnamita bajo una lluvia de bombas, tiene mucho que ver con los cuatro mil años de historia combativa de ese pueblo. Pero, actualmente, creo que la lucha del pueblo vietnamita no puede ser separada de la conducción que le impone el Partido de los Trabajadores, que es el Partido Comunista de Norvietnam. Eso le da a la lucha un carácter clasista que la hace más efectiva.
¿Cuál es el sentimiento del pueblo vietnamita hacia el pueblo norteamericano?
El pueblo vietnamita sabe exactamente qué está sucediendo en los Estados Unidos. Sabe que la guerra no es en beneficio del pueblo norteamericano y sabe diferenciar pueblo de gobierno norteamericano. El Comité de Solidaridad con el Pueblo Norteamericano, que me invitó a visitar Vietnam del Norte, cumple con la tarea de visitar casa por casa e informar a cada ciudadano cómo es el pueblo norteamericano y cuál es la cultura progresista norteamericana. Arthur Miller, Steinbeck, Hemingway, las canciones de la resistencia norteamericana, todo lo relacionado al movimiento pacifista. Yo me encontré con campesinos que me hablaban de El viejo y el mar, vi la representación de una obra de Arthur Miller. En otras palabras, no hay ningún resentimiento contra el pueblo norteamericano; son conscientes de las contradicciones que se plantean dentro de la sociedad norteamericana.
¿Advirtió algún rasgo de fatiga en Norvietnam? ¿No se considera posible una derrota militar allí?
El pueblo vietnamita sabe que está ganando la guerra, sabe que nunca estuvo más cerca de la victoria total. Cada bomba que cae en el Norte es una prueba de la derrota de Nixon en el Sur. Nixon, está bombardeando el Norte y atacando aquello que es la base de la sociedad norvietnamita: los diques. Si se destruyen los diques, se inundará gran parte de Vietnam, se habrán destruido el primer recurso de vida del pueblo vietnamita y se habrá consumado un crimen sin equivalentes en la historia del género humano. Es nuestra responsabilidad ante el tribunal de Nüremberg evitar el genocidio del pueblo vietnamita, por cualquier medio a nuestro alcance. La otra noche le pregunté a Ellsberg qué vendrá después de la “vietnamización”, qué otra estrategia es posible ahora que la “vietnamización” fracasó. Y me contestó: no hay ninguna otra estrategia posible más que la destrucción de los diques en el Norte y el empleo de armas tácticas nucleares. Y yo le pregunté, qué armas tácticas nucleares, y él me dijo: “Hay un hombre en la Rand Corporation, llamado Sam Cohen, que está trabajando en la bomba de neutrón. La bomba de neutrón es la bomba atómica sin carcasa. Explota en el aire, no hace ruido, no produce ningún resplandor, uno es un campesino vietnamita y está dentro de su cabaña, y los rayos que libera la bomba penetran a través del techo y las paredes. La cabaña queda intacta, los objetos quedan intactos, pero todo ser vivo queda reducido a una pila de cenizas”. Ellsberg piensa que la bomba de neutrón está destinada al pueblo vietnamita si Nixon es reelecto en noviembre.
¿Cómo explica que haya vietnamitas que se enrolen en el ejército de Thies y combatan contra el Vietcong?
En su gran mayoría, se trata de campesinos cuyas tierras han sido destruidas por los bombardeos y que se han visto obligados a instalarse en las ciudades. Una vez allí, donde el desempleo es virtualmente total, se les presenta la opción de sumarse a la resistencia, con los enormes riesgos que ello implica, o de enrolarse en el ejército survietnamita, con lo que obtienen la paga para alimentarse ellos y sus familiares. Pero, básicamente, hay que tener en cuenta que los colegios y universidades del área de Saigón están cerrados y todo varón, desde los 17 años, es obligatoriamente enrolado en el ejército. Esto explica que tantos soldados survietnamitas deserten a las filas de Vietcong, que a veces se los acuse de no combatir o de estar desmoralizados. Ellos saben que la gente se identifica con el Vietcong.
¿Qué clase de ataques realiza la aviación norteamericana contra los diques en Norvietnam, si las evidencias no aparecen en las fotografías aéreas?
Yo, personalmente, vi cráteres de bombas a ambos lados de las paredes de los diques. Este tipo de ataque produce grietas en las paredes desde la base hasta el tope. De acuerdo con geólogos y geógrafos que estudiaron el sistema de diques en Vietnam del Norte, esta forma de ataques es la más peligrosa, la más efectiva, la más difícil de reparar. Las bombas penetran hasta los cimientos mismos del dique y al explotar a veces hasta 25 horas después, producen como un terremoto que debilita toda la estructura del dique, sin destruirlo. Esto no se ve en las fotografías aéreas. Pero piense que dentro de siete semanas, el nivel de las aguas crecerá de 14 a 15 metros y millares de toneladas de agua presionarán sobre las paredes resentidas de los diques. De modo que no sería extraño que el daño haya sido cometido. El pueblo norvietnamita está preparado para lo peor. En cada casa hay un bote y cada persona tiene un salvavidas. Se han desarrollado variedades de plantas que pueden crecer en el agua y se sabe que en caso de que se destruyan los diques y se inunden las tierras de cultivo, las zonas hoy yermas de las montañas se convertirán en tierra fértil por la presencia de las aguas de la inundación. De modo que habrá resistencia vietnamita aún en caso de que se destruyan los diques.
Su visita a Norvietnam, ¿se vio condicionada por los ataques aéreos?
Sí. El bombardeo es tan intenso y tan indiscriminado en el Norte que no pude viajar más que hasta 80 kilómetros al sur de Hanoi. Cuando visité la ciudad de Nam Dinh, tuvimos que viajar de noche en un vehículo camuflado porque la aviación norteamericana ataca todo vehículo en movimiento. Llegamos a Nam Dinh a las 6 de la mañana, el dique había sido atacado a las 4. Nos fuimos a las 7.30. El sistema hidráulico fue bombardeado a la 8 y el área residencial a las 11, todo el mismo día. Nam Dinh es un distrito textil y se encuentra en ruinas en un 60 por ciento.
Usted declaró estar orgullosa de ser norteamericana ¿Puede explicar por qué?
Los norvietnamitas me dijeron que yo debía sentirme orgullosa de ser norteamericana y me ayudaron a entender la importancia de lo que actualmente sucede en los Estados Unidos. Cuando ellos me hablaban de la cultura progresista norteamericana, sentí algo distinto y me propuse estudiarla realmente. Yo llegué a Norvietnam avergonzada de haber nacido en este país. Ahora me doy cuenta de que no debemos dejar toda la cultura norteamericana en manos de la reacción. Nuestra historia no es algo de lo que podamos sentirnos orgullosos: hemos exterminado al indio, hemos construido la riqueza sobre las espaldas de los esclavos negros. Pero debemos asumir tales contradicciones, recordar el idealismo de nuestros antepasados, el mismo que nos hace aparecer hoy como traidores ante nuestros padres. Olvidemos a nuestros padres y aceptemos que debemos estar listos para morir por nuestros ideales.
La Opinión Cultural, domingo 1º de octubre de 1972 – Entrevista realizada por el periodista argentino Emilio L. Ghero.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar