El 8 de diciembre de 1829 Juan Manuel de Rosas, uno de los estancieros más poderosos de Buenos Aires, fue proclamado gobernador y capitán general de esa provincia. Desde entonces hasta su caída, en 1852, -con excepción de un período de poco más de dos años entre 1832 y 1835- Rosas retendrá el poder en forma autoritaria y ejercerá una gran influencia sobre el resto del país, al estar a cargo de la conducción de las relaciones exteriores de la Confederación. Durante toda su gestión se opuso a la organización nacional y a la sanción de una Constitución. Ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras con el resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña. A partir de 1851, Justo José de Urquiza, su ex aliado, había decido enfrentarse al gobierno bonaerense y alistó a sus hombres en el llamado Ejército Grande. Avanzó sobre Buenos Aires y derrotó a Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. A continuación, transcribimos la circular enviada por Rosas a los gobernadores de provincia a poco de asumir la gobernación en 1829.
Fuente: Documentos para la Historia Argentina, T. XV, págs. 25-27.
Circular de Juan Manuel de Rosas a los gobernadores de provincia
Diciembre 12 de 1829
Investido el infrascripto de la autoridad suprema de la provincia por la honorable Sala de Representantes y posesionado del mando el 8 del corriente, cumple con su más agradable deber al comunicar al excelentísimo gobernador de la provincia, de su decidida y franca voluntad de estrechar relaciones amistosas y fraternales con la benemérita provincia de su mando.
El infrascripto debe igualmente declarar como la primera prueba de sus candorosos deseos que los principios consignados por el gobierno provisional en su circular del 9 de septiembre del año presente con relación a todos los pueblos de la república formarán inalterablemente la política del gobierno de Buenos Aires. Pasó ya el tiempo en que los desengaños venían a perder su influencia en los deseos exagerados de una perfección prematura… la voluntad de los pueblos…será respetada como el dogma fundamental de la organización de la república.
El gobierno de Buenos Aires, desde que ahuyentó la fatal discordia que desolaba esta provincia, no ha cesado de advertir a las demás que integran el estado, la necesidad de entenderse y de volver al sosiego turbado por la funesta revolución del año anterior. Admitido ya con el carácter de mediador por una notable mayoría de la nación ha despachado sus agentes revestidos de poderes amplios y con instrucciones montadas sobre los francos principios que profesa…
El gobierno de Buenos Aires que estará siempre a la vanguardia para arrastrar los amagos contra la dignidad de la república, será también el primer amigo de los de las provincias para interponerse en sus diferencias…
Juan Manuel de Rosas – Tomás Guido
Fuente: www.elhistoriador.com.ar