Autor: Felipe Pigna
La Edad Media fue una época de gran religiosidad. La Iglesia desarrolló un papel muy importante en la producción cultural de la época manteniendo la tradición cultural de la antigüedad y desempeñando una importante labor educativa. Las escuelas catedralicias fueron los únicos centros de instrucción por mucho tiempo y en los monasterios, gracias a la paciente labor de los monjes, se copiaron y tradujeron los principales libros de la antigüedad clásica.
Las universidades
En un principio las universidades surgieron como gremios que agrupaban a profesores y estudiantes para defender los intereses comunes de los oficios. Había cuatro facultades: Artes, Derecho, Medicina y Teología. La universidad de París fue una de las más importantes y sirvió de modelo a muchas otras como la de Oxford en Inglaterra y Salamanca en España. La Universidad de Bolonia, una de las mejores de la época, tenía una curiosa particularidad: los alumnos podían sancionar a los profesores que no cumplieran puntualmente con los programas de estudio o fueran malos docentes.
Los libros
Todavía no se había inventado la imprenta, así que los libros eran escasos y caros. Sólo una minoría podía acceder a ellos. La gran mayoría de la población era analfabeta. A partir del siglo XIII comienzan a ser reemplazados los viejos rollos de pergaminos por los doblados en pliegos de papel y a publicarse las clases de los profesores de las universidades. Casi todos los libros estaban escritos en latín, que era la lengua culta y diplomática de la época. La literatura medieval exaltó el ideal caballeresco en los llamados «cantares de gesta», donde se contaban las hazañas de los guerreros de aquella época. Estos poemas fueron compuestos por juglares y cantores que recorrían las diferentes cortes europeas y luego se fueron transmitiendo oralmente. Algunos cantares de gesta famosos fueron La canción de Rolando en Francia, El cantar de los Nibelungos en Alemania y El cantar del Mío Cid en España. También deambulaban por los caminos los trovadores, músicos ambulantes que le cantaban a la mujer y al amor.
El arte
En arquitectura, dos estilos artísticos se sucedieron durante la Edad Media: el románico y el gótico, ambos plasmando sentimientos predominantemente religiosos. El románico era un estilo sobrio y austero, con paredes anchas y reducidas aberturas. A partir del siglo XIII comienza a imponerse el gótico, llamado así por ser el arte derivado de los godos. El gótico fue fundamentalmente un arte urbano caracterizado por la construcción de grandes catedrales que se distinguieron por su marcada verticalidad y la gran luminosidad interior debido a los grandes ventanales adornados con hermosas cristalerías llamadas comúnmente vitraux.
La filosofía
En el siglo V los textos de San Agustín fueron la base de todo el pensamiento medieval. Aristóteles fue redescubierto en Occidente y Santo Tomás de Aquino trató de conciliar su pensamiento con la doctrina cristiana aceptando la razón como forma de interpretación y un instrumento para llegar a Dios. En su obra la Suma teológica, describe racionalmente los dogmas cristianos. Las graves crisis de los siglos XIV y XV (la peste, el hambre y las guerras) provocaron un cambio en el pensamiento medieval tornándolo más terrenal. El inglés Roger Bacon expuso una filosofía más experimental que empezaba a diferenciarse claramente del pensamiento religioso y la teología.
El pre-renacimiento
A fines del siglo XIII surgió en Italia un notable movimiento literario cuyos principales exponentes fueron Dante Alighieri (1265-1321), Francisco Petrarca (1304-1374) y Giovanni Bocaccio (1313-1375). Los tres parten de la tradición grecorromana para tocar temas de su tiempo poniendo el acento en la problemática humana y alejándose de la temática estrictamente religiosa. En La divina comedia Dante relata su viaje imaginario a los distintos ámbitos del infierno guiado por el poeta Virgilio. Luego ingresa al cielo en compañía de Beatriz, la mujer amada, y dialoga con quienes disfrutan de la vida eterna. La obra de Petrarca influyó notablemente sobre los poetas de su tiempo. Obras como África, dedicada a la Segunda Guerra Púnica, o sonetos a Laura, dedicada a su amada, marcaron el estilo poético de su tiempo. A Bocaccio se lo recuerda por ser el autor del Decamerón, una colección de cien novelas, en las que 10 jóvenes, siete muchachas y tres muchachos se refugian en el campo para huir de la Peste Negra de 1348 y cada uno de ellos cuenta diez historias.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar