La última misión de Antoine de Saint-Exupéry

Autor: Mariano Fain

El 31 de julio de 1944, el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry partió de Córcega en una misión de reconocimiento para la aviación francesa y nunca regresó. Su libro El Principito sigue siendo una de las obras más icónicas y populares de la literatura infantil. Nacido en 1900 en el seno de una familia noble en Lyon, Saint-Exupéry no fue un alumno brillante y tuvo pocos amigos, pero afirmó haber tenido una infancia feliz.

Después de terminar el bachillerato, intentó ingresar a la escuela naval, pero fracasó. Luego, se interesó por el arte y la arquitectura, pero al hacer el servicio militar a los 21 años, se inscribió en la escuela de pilotos de Estrasburgo.

En 1926, la compañía Latécoère lo contrató para hacer el servicio aéreo postal entre Toulouse y Senegal. En 1929, la empresa cambió su nombre a «Aéropostale» y le ofrecieron ser el director de la sucursal sudamericana con sede en Buenos Aires, donde se convirtió en un pionero del correo aéreo. En Argentina, conoció a Consuelo Suncín con quién se casó un tiempo después.

Desde 1932, Saint-Exupéry regresó a Francia, donde se convirtió en escritor y periodista, sin abandonar su pasión por volar e intentó batir algunos récords. En 1935, junto con su navegante Andre Prevot, se estrelló en el desierto del Sahara y pasaron tres días solo con unas uvas y naranjas. Cuando ya empezaron a tener alucinaciones, desmayos y ausencia de sudoración, fueron encontrados por un beduino libio. Fruto de esta experiencia, escribió Tierra de hombres.

En 1939, al estallar la guerra, Saint-Exupéry fue convocado para la escuadrilla de reconocimiento aéreo. Luego de la invasión alemana, se unió a la resistencia y luego a los aliados. Durante las noches de guardia y los tiempos de descanso, empezó a escribir un libro con la inocencia que los tiempos de guerra hacen olvidar y en 1943 publicó El Principito, que se convirtió en un ícono cultural y vendió más de 140 millones de ejemplares.

Estando en Córcega, la noche del 31 de julio de 1944, Saint-Exupéry se subió a su viejo y obsoleto P-38 Lightning sin armamento para un reconocimiento sobre el Mediterráneo y nunca regresó. El misterio de su desaparición duró 54 años hasta que un pescador encontró en la costa de Marsella un brazalete con su nombre y el de su esposa. Se inició una búsqueda submarina hasta que en el año 2000 se encontró su avión en el fondo del Mediterráneo.