Nacido un 21 de junio de 1905 en París, Jean-Paul Sartre, filósofo, novelista, dramaturgo, fue con todo el máximo exponente de la filosofía existencialista, especialmente en su particular mezcla con el humanismo marxista que supo practicar.
Educado por su madre y su abuelo materno, quien lo interesó en el mundo de las artes, egresó en 1929 de la Ecole Normale Superiore de París y enseñó filosofía en distintos liceos, antes y después de caer prisionero de los alemanes entre 1940 y 1941. Hacia 1945, fundó Les Temps Moderns y se consagró a la actividad literaria, delineando sus apetencias filosóficas que partían de la fenomenología de Edmund Husserl, del existencialismo de Martin Heidegger y de la reacción contra el racionalismo francés. De esta etapa son El ser y la nada y El existencialismo es un humanismo.
Pero a todo ello se fue sumando un compromiso social y político que lo ligaba al pensamiento dialéctico y analítico proveniente del pensamiento de Karl Marx, todo lo cual construyó un “último Sartre”, el de la Crítica de la razón dialéctica, el que consideraba al marxismo como “la filosofía no superable de nuestro tiempo”, pero no refiriéndose al marxismo ortodoxo o al pensamiento menos crítico de los seguidores de Marx, sino el marxismo que incorpora la antropología filosófica existencialista.
Este último Sartre es también el Sartre del “Mayo Francés” y, sobre todo, el del prólogo a Los condenados de la tierra del argelino Franz Fanon, llamando a poner a la violencia revolucionaria al servicio de los proyectos anticolonialistas. También, el Sartre que rechazó el Premio Nobel de Literatura en 1964 por considerar innecesario que una institución se interpusiera entre el mundo de la cultura y el hombre.
Como gran parte de los brillantes intelectuales del mundo contemporáneo, la vida familiar de Sartre fue a contramano de los valores consagrados por la burguesía. Sin casarse, sin convivir y sin tener hijos, tuvo a la reconocida filósofa y novelista Simón de Beauvior como compañera de vida, hasta que falleció el 15 de abril de 1980.
En el aniversario del fallecimiento del brillante filósofo francés, recordamos alguno de sus pasajes de su Les Temps Modernes, donde se iba construyendo el Sartre anti-colonialista.
Fuente: Prólogo de Jean-Paul Sartre al libro Los condenados de la tierra de Frantz Fanon, México, Fondo de Cultura Económica, 1963.
«La violencia colonial no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres sometidos, trata de deshumanizarlos. Nada será ahorrado para liquidar sus tradiciones, para sustituir sus lenguas por las nuestras, para destruir su cultura sin darle la nuestra; se les embrutecerá de cansancio. Desnutridos, enfermos, si resisten todavía al miedo se llevará la tarea hasta el fin: se dirigen contra el campesino los fusiles; vienen civiles que se instalan en su tierra y con el látigo lo obligan a cultivar para ellos. Si se resiste, los soldados disparan, es un hombre muerto; si cede, se degrada, deja de ser un hombre; la vergüenza y el miedo van a quebrar su carácter, a desintegrar su personalidad.»
Jean Paul Sartre
Fuente: www.elhistoriador.com.ar