Autor: Felipe Pigna
Los pueblos que habitaban el continente que los europeos llamaron América habían desarrollado, para le época de la conquista española, formas variadas de organización social. Había sociedades urbanas, como la de los aztecas e incas –los mayas ya habían desaparecido misteriosamente– con grandes ciudades; pueblos de agricultores y otros de cazadores recolectores.
¿Qué decían los adivinos?
La conquista fue presagiada por profecías aztecas e incas. Los aztecas hablaban del retorno del dios Quetzalcoátl al final del gobierno del emperador Moctezuma. «El dios vendrá bajo la forma de un hombre blanco», decían los adivinos. «De aquí a muy pocos años nuestras ciudades serán destruidas y nuestros hijos muertos.» Le advertían a Moctezuma: «Perderás todas las guerras y otros hombres con las armas se harán dueños de estas tierras».
¿Se cumplió la profecía?
Parece que sí. En un mismo año, 1510, hubo un eclipse de Sol y la aparición de un cometa. Pocos años más tarde Hernán Cortés, el hombre blanco, desembarcará en las costas de Yucatán. Pronto los aztecas se iban a dar cuenta de que Cortés no era ningún dios.
A los incas les pasó algo muy parecido. También esperaban el retorno de su Dios, Viracocha y cuando llegó Pizarro, el conquistador del Perú, dijeron: «Es Viracocha, con su barba negra y otros compañeros con barbas rojas y negras». De inmediato se desilusionaron: «Pensábamos que era gente grata y enviados de Viracocha, pero hermanos, que estos que entraron a nuestras tierras no son hijos del dios sino del demonio».
¿Quién fue la Malinche?
Fue la hija de un cacique entregada a Hernán Cortés como ofrenda. Hablaba la lengua de los aztecas y la de los mayas y fue de gran utilidad para el conquistador como intérprete. Para los mexicanos la «Malinche» significa un ejemplo de traición y entrega al extranjero y así lo reflejan en el siguiente poema, «La maldición de Malinche»:
Del mar los vieron llegar
mis hermanos emplumados
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca
de que el Dios había llegado
y les abrimos la puerta
por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias
como demonios del mal,
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos
les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre
se llenaron de vergüenza.
Porque los dioses ni comen
ni gozan con lo robado
y cuando nos dimos cuenta
ya todo estaba acabado.
En ese error entregamos
la grandeza del pasado
y en ese error nos quedamos
300 años esclavos.
Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura,
nuestro pan, nuestro dinero.
¿Cuál fue el impacto que produjo la conquista?
Los conquistadores impusieron su forma de organización de la sociedad y el espacio. Esto produjo un gran desconcierto entre los miembros de las culturas americanas. Se vieron obligados a adoptar una nueva lengua, otra religión, que reemplazaba sus múltiples dioses por uno sólo, y hasta una nueva organización familiar que terminaba con la poligamia e instalaba la monogamia.
¿Qué trajeron los europeos?
La nueva tecnología europea, nuevas plantas y técnicas de cultivo, animales domésticos, el hierro, la rueda. En las ciudades americanas florecieron los nuevos oficios: herreros, zapateros, sastres. Se generalizó el uso de bebidas a base de alcohol y el cultivo del trigo.
¿Qué se llevaron?
Mucho oro, plata y especias, pero también la papa, que pasó a ser la base de la alimentación europea; la batata, el tomate, la palta y el tabaco, y en algunos casos un gran susto, porque muchos americanos se resistieron a perder su identidad y pelearon, en ciertas regiones durante siglos, para defender su cultura y sus tradiciones.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar