El cine de los años ’20 y la cultura de masas


Autor: Felipe Pigna.

Como en ninguna década anterior, la de 1920, evidenció la presencia de una cultura de masas. En esos años, la cultura popular fue conmovida intensamente por lo sistemas de producción en cadena, los nuevos medios de comunicación y un consumo cada vez mayor.

No solo fue afectada la cultura popular sino, simultáneamente, la alta cultura y la marginal.

Millones las personas que pudieron, entonces, acceder a la música y la literatura, aunque éstas le llegaran en formato vulgar, simplificadas, a través de la radio, de la prensa masiva y del cine.

Tanto ricos como pobres, patrones y empleados, ocupaban miles de salas cinematográficas, cada vez más espaciosas, para fascinarse con artistas que, desde la pantalla, aparecían con faldas arriba de sus rodillas, e, incluso, con un cigarrillo en la mano.

En los EE.UU., personas de todas las clases sociales concurrían a los bares nocturnos de las principales ciudades a escuchar jazz, la nueva música, identificada con la rebeldía hacia la música tradicional y burguesa, e interpretada por artistas de color, que, como Luis Armstrong, alcanzaron niveles de popularidad desconocidos.

El béisbol, el básquet, el boxeo y el fútbol, tanto en los EE.UU., los tres primeros, como en Europa, los dos últimos, se convirtieron en deportes multitudinarios, que movilizaban a cientos de miles de espectadores.

La cultura de masas ofrecía la ilusión de la inclusión, es decir, permitía –y permite- que cualquier individuo, aun los más desfavorecidos económica y socialmente, puedan, aunque más no sea por unos instantes, sentirse partícipes de un evento colectivo, o de un sueño imposible.

El cine creció al conjuro de la cultura de masas, fue influido y potenciado por ésta, y, a su vez, contribuyó a consolidarla, convirtiéndose en una sus soportes más potentes y gravitantes.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar