El 22 de noviembre de 1963, John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos, moría asesinado a balazos en Dallas, Texas. Kennedy había asumido la presidencia en 1961 en plena Guerra Fría, en un mundo cada vez más polarizado por el enfrentamiento entre URSS y Estados Unidos. La escalada armamentista, el triunfo de Revolución Cubana y los conflictos en Vietnam fueron algunos de los problemas que tuvo que enfrentar durante su gestión. Durante su gobierno, preocupado por la influencia de la Revolución Cubana en América Latina, lanzó la Alianza para el Progreso, un programa de ayuda económica destinado a combatir la miseria y mejorar la situación social latinoamericana. Su trágica muerte en 1963 pondrá fin a las políticas reformistas y a la Alianza para el Progreso. Transcribimos a continuación una entrevista realizada el 2 de diciembre de 1963 por Radio Rivadavia al entonces vicepresidente, Carlos H. Perette, (durante la gestión de Arturo Illia), tras su arribo al país, luego de presidir la delegación argentina en los funerales del líder demócrata asesinado.
Fuente: El Senado de la Nación y sus homenajes a Su Santidad el Papa Juan XXIII y al ex presidente de los Estados Unidos de América John F. Kennedy, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1964.
P. ¿Cuál fue la trascendencia que usted apreció de la muerte de Kennedy?
Perette: Considero que la muerte de Kennedy, eminente presidente de los Estados Unidos, pero también abanderado de la democracia universal, ha tenido una trascendencia singular para todos los sectores y distintos sistemas de gobierno de todo el universo. La muerte de Kennedy no trae luto solamente a los Estados Unidos, sino que provoca duelo y angustia a todos los hombres de la democracia y de la libertad, y también aflige a hombres y mujeres de las más diversas condiciones sociales. En consecuencia, considero que dicha muerte ha conmovido a toda la humanidad, y ello se reveló en la presencia de hombres representativos de los distintos sectores de gobierno y de los distintos sistemas de gobierno que dirigen a numerosos países. Entiendo que la muerte de Kennedy trae una verdadera preocupación para todos los hombres libres y los hombres de la democracia. Pero espero que con el esfuerzo común se puedan superar todas las dificultades y sepamos honrar con el esfuerzo común, la obra, los desvelos, el sacrificio y la inmolación de este eminente hombre de la democracia.
P.: ¿Cree usted que el presidente Johnson pondrá en ejecución los ideales y principios sustentados por Kennedy?
Perette: Considero que el presidente Johnson ha de mantener la política, la conducta, los principios y los ideales que fueron la bandera de acción de Kennedy. Lo ha dicho expresamente cuando afirmó ante los representantes y delegaciones latinoamericanos que iba a proseguir esa política y que iba a ratificar la acción cumplida por Kennedy. Recordó en esa oportunidad, en el mismo lugar, en el mismo escenario en el que Kennedy había dicho que se “iniciaba” la lucha, que se iniciaba la acción, y ratificando esos conceptos, Johnson así lo afirmó ante las delegaciones latinoamericanas, como en su discurso en el Congreso Nacional. Son una ratificación total y categórica de esos principios que deben tener ejecución, que deben tener aplicación práctica para América latina y que deben ser el basamento para el afianzamiento de la democracia y de la paz universal. Por eso entiendo que si la mano asesina ha logrado inmolar el cuerpo de Kennedy no ha logrado sin embargo matar sus ideas, sus principios y sus proclamas, que han de ser llevados adelante, y que debemos defender todos los hombres del continente para que pueda regir un mundo de paz, de justicia, de progreso, de mejor distribución de la riqueza y de verdadera defensa del decoro humano, del bienestar y la igualdad de los pueblos.
P.: ¿Qué importancia le asigna a las entrevistas mantenidas en los Estados Unidos?
Perette: Entiendo que además de haber cumplido la dolorosa misión que era la de estar presente en nombre del gobierno argentino y también del pueblo de la Nación, aparte de manifestar nuestras condolencias profundas ante la muerte de Kennedy, este triste episodio ha dado oportunidad para ratificar, en primer término, nuestros lazos invariables de afecto, de amistad, de comprensión y de solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos, que ha dado valiosas contribuciones de dolor, de sacrificio y de sangre por la causa del género humano y por el imperio de los principios de la democracia. De manera que las entrevistas mantenidas con los hombres de gobierno de los Estados Unidos, las entrevistas mantenidas con los representantes de los gobiernos de los países latinoamericanos, las entrevistas mantenidas con los líderes de los países de Europa, de Oriente y de Occidente, como así también las entrevistas mantenidas con los legisladores norteamericanos y con representantes de la intelectualidad de Latinoamérica, todo eso ha valido para afirmar una posición invariable del gobierno nacional, que preside un eminente argentino, el doctor Arturo Illia. Ha servido para afirmar una vez más ese espíritu de comprensión y de amistad que tiene la Argentina con los Estados Unidos en la democracia, pero también de afirmación categórica de la defensa de sus derechos y de la plenipotencia que tiene nuestro país para gobernar su destino tal como lo señaló el propio presidente Kennedy 48 horas antes del trágico episodio. Hemos dicho y señalado que nuestro país tiene un gobierno de la Ley, de la Constitución y del Derecho, donde funcionan las garantías y rige la separación de poderes, donde imperan las instituciones republicanas y donde se afirman y basamentan las instituciones de la democracia.
Estas entrevistas que hemos mantenido han servido para delinear categóricamente la posición del gobierno argentino, traducida en el mensaje del doctor Illia ante el Congreso Nacional el 12 de octubre, y que son una ratificación total de los ideales, principios y postulaciones que sostuvo ante el pueblo argentino y que seguimos defendiendo ahora desde el gobierno, en defensa de una reconstrucción económica, política, social, moral e institucional, que es indispensable para el presente y para el futuro de la patria.
P.: Dr. Perette, ¿se entrevistaron con usted representantes de las empresas petroleras?
Perette: De ninguna manera. Nuestro viaje ha tenido una finalidad expresa y exclusiva, como lo era la misión de transmitir el profundo pesar del pueblo argentino y de todo el gobierno nacional por la tremenda desgracia que implica la inmolación del gran presidente Kennedy, que determina luto para toda la humanidad. No hemos mezclado esta dolorosa circunstancia con ninguna otra cuestión, y así lo hemos señalado en todas las instancias. No hemos tenido ninguna clase de entrevistas con los representantes de las empresas petroleras. No teníamos por qué tenerlas. Nuestro gobierno, por el órgano competente y en la vía jurisdiccional y en el ejercicio de sus facultades soberanas ha procedido como lo prometió al pueblo en defensa de bienes jurídicos, económicos, materiales y morales, que son irrenunciables. De manera que todas las entrevistas que hemos mantenido, donde hemos conversado en términos generales sobre los problemas que interesan a Latinoamérica y al destino de la democracia, en todas las entrevistas hemos señalado la verdad de nuestras consignas y el cumplimiento estricto del “pacto de lealtad” contraído con el pueblo. Puedo así afirmar que en todas las instancias, en todas las entrevistas mantenidas, hemos señalado que el nuestro es un gobierno de la Constitución, de la Ley y del Derecho, y que nuestro gobierno está dispuesto y seguirá estando dispuesto a defender su patrimonio económico y su patrimonio moral con el decoro y el derecho a la soberanía que tienen todos los pueblos del orbe. De manera que puedo afirmar que dentro del país, fuera del país, en la Argentina o en el exterior, hemos sostenido y seguiremos sosteniendo los mismos ideales que antes, y que son los principios sustentados en todo el gobierno que preside el doctor Illia.
P.: ¿Cree usted que mejorarán las relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos?
Perette: Entiendo que sí. Nuestra presencia ha tenido también ese valor, porque en el contacto personal, que es muy útil, hemos traducido a los hombres del gobierno en su rama ejecutiva, y a los hombres del Parlamento en su rama deliberativa, que la Argentina y los Estados Unidos son dos pueblos que están, han estado y estarán identificados en ideales comunes en defensa del decoro humano y por el imperio de la democracia, de la paz, de la justicia y de la igualdad, de cuyos principios fueron dignos abanderados Washington, Jefferson, Lincoln, Roosevelt, Kennedy, y que aquí, en nuestro país, sostiene hoy con firmeza el gobierno nacional que preside el doctor Illia. Hemos afirmado que nada ni nadie puede complicar y afectar estas relaciones cuando están en juego tradiciones, principios y postulaciones de bien público, anhelos, esperanzas y angustias comunes por el destino de América latina, que tiene que ser la vanguardia de la democracia y la tumba de todos los totalitarismos, de todas las tiranías y de todas las dictaduras.
P.: ¿No cree que esas relaciones pueden afectarse en razón de la anulación de los contratos petroleros?
Perette: De ninguna manera. La actitud adoptada por el gobierno nacional en materia de anulación de los contratos de petróleo es un acto sustentado en ejercicio de la soberanía del país. El propio presidente Kennedy dijo 48 horas antes del trágico fallecimiento que este país –era lo lógico y elemental- tenía el pleno derecho soberano de ejercitar los actos que ha realizado. Pero además debe entenderse que no hay conflicto alguno entre la República y los Estados Unidos. El problema planteado es un acto de legítima acción del gobierno nacional con determinadas empresas particulares. Esto de ninguna manera puede dañar o afectar las mutuas relaciones de convivencia, de paz y amistad entre la Argentina y los Estados Unidos, que es mucho más grande y que implica una raíz mucho más profunda que estas cuestiones de tipo material que se quieren entrelazar equivocada o confundidamente ante el panorama del mundo.
Por eso afirmo que nuestro gobierno ha fijado una conducta y una política que proseguirá, porque está al servicio de los derechos ciudadanos y en defensa de los legítimos principios de bienestar y de estabilidad económica e institucional. Afirmamos que estaremos en permanente relación con los Estados Unidos en los ideales y en la defensa de la democracia y en la vigencia de las Instituciones Republicanas, como estaremos en estrecha relación con todos los pueblos del mundo y estaremos en una posición de vanguardia en América latina para defender el destino a un mundo mejor, una mejor condición de vida para los hombres y mujeres que habitan los pueblos de Latinoamérica. Tengo plena confianza que estos actos cumplidos y los que se deban cumplir han de servir para afirmar una democracia social, una democracia política, una democracia económica que asegura a la mujer y al hombre de Latinoamérica el derecho a disfrutar de los bienes y de los dones que dan el bienestar, la seguridad y el progreso común. Somos y seremos partícipes en todos los sacrificios y deberes, pero también ejercitaremos los derechos de disfrutar de los beneficios que consagra la democracia en lo político, en lo económico y en lo social, en una permanente realización de avance y jamás de retroceso ante las fuerzas del absolutismo y de la injusticia.
La democracia, que es siempre joven, vencerá en definitiva al totalitarismo, que es viejo como la esclavitud del pasado. Pero debe ser una democracia auténtica, integral y cumplida dentro y fuera de las propias fronteras de cada pueblo.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar