La guerra de los treinta años


Autor: Mariano Fain

¿Cuándo se produjo este conflicto?
El conflicto tuvo lugar en la primera mitad del siglo XVII, entre los años 1618 y 1648, de allí la denominación con la que se conoce esta guerra.

¿Quiénes se enfrentaron?
Inicialmente fue un conflicto de carácter religioso  limitado al territorio del Sacro Imperio Romano Germánico (Alemania) entre protestantes y católicos. Pero en poco tiempo participarían los principales Estados europeos de la época: Francia, Inglaterra, Suecia, Rusia, España y Dinamarca, entre otros. Es considerada la primera gran guerra europea.

¿Qué etapas pueden identificarse en el conflicto?
Pueden reconocerse tres momentos: El primero (1618-1625), cuando el conflicto tuvo carácter de guerra cívico-religioso y sólo fue una insurrección de los checos contra su rey. El segundo (1625-1629), cuando el conflicto se extendió en todo el territorio alemán y el tercero (1630-1648), cuando  se transformó en una guerra en la que participaban la mayoría de los reinos europeos.

¿Cómo estaban alineadas estas potencias?
Alemania, Austria y  España formaban un bloque y  Francia, Suecia, Bélgica, Dinamarca y Noruega, el otro.

¿De qué manera comenzó el conflicto?
Se inició con un acontecimiento conocido como “la defenestración de Praga”, que tuvo lugar el 23 de mayo de 1618 en el reino de Bohemia, actual Checoslovaquia. Éste era mayoritariamente protestante, pero su rey, Fernando II (nieto de Fernando I, el hermano de Carlos V) era católico. El rey, que había llegado al trono en 1617, aplicó los principios del absolutismo en el plano religioso y puso fin a la tolerancia religiosa, cerrando los templos protestantes. En consecuencia, el Palacio Real fue invadido y algunos representantes reales, arrojados por las ventanas, salvando sus vidas porque cayeron sobre un basural que amortiguó la caída…

Allí comenzó el conflicto, se organizó un gobierno provisional que desconoció la autoridad de Fernando II y coronó al calvinista Federico V, yerno de Jacobo I de Inglaterra.

¿De qué manera respondió Fernando  a la llamada “defenestración”?
Con una represión terrible. Los principales líderes de la rebelión fueron ejecutados; se confiscaron propiedades, muchas de las cuales se entregaron a católicos extranjeros. Bohemia fue “catolizada” por la fuerza y se  intentó destruir a la nación checa en un intento de germanización absoluta de la región.

¿Cuáles fueron las causas profundas de la guerra?
Aunque la raíz del conflicto puede identificarse en un hecho concreto -la Paz de Augsburgo de 1555-, podríamos clasificar las causas de esta guerra en: religiosas y políticas.

Desde el punto de vista religioso, la guerra estaba asociada a la rivalidad existente entre los tres cultos dominantes en la Alemania imperial: luterano, calvinista y católico. Desde el punto de vista político, en la lucha se dirimía cuál sería la potencia hegemónica en el continente europeo. Por su parte, el ya emperador Fernando II   procuraba convertir el Sacro Imperio Germánico en un imperio centralizado y hereditario modificando su carácter electivo y con espacios de cierta autonomía local. Esto último no sólo sería resistido fronteras adentro del Imperio, sino también por Francia y Suecia que temían el surgimiento de una gran potencia lindera.

¿Cómo concluyó el conflicto?
El conflicto concluyó cuando el ejército franco-sueco se impuso sobre el bando enemigo en la batalla de Sommerhausen. Tiempo después, la firma de la Paz de Wetsfalia concluyó formalmente la guerra.

¿Cuáles fueron sus consecuencias?
En materia religiosa, se confirmó el principio conocido como  Cuius regio, eius religio, es decir, “de quien es la región es la religión”.

En el ámbito político, el Imperio Alemán mantuvo su organización política federal y su monarquía electiva tal como lo era antes de la guerra. Francia se apoderó de importantes territorios antes en dominio de Alemania. Holanda y Suiza fueron reconocidos como estados independientes. Francia alcanzó el status de potencia más importante del período. Se calcula que murieron aproximadamente cuatro millones de personas.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar