Autor: Felipe Pigna
¿Quién fue Rodolfo Walsh? ¿Un periodista, un escritor, un militante, un intelectual que fue más allá de ese papel? «Fui lavacopas, limpiavidrios, comerciante de antigüedades y criptógrafo», decía él, queriendo alivianar esa imagen deshumanizada con la que se mira a los grandes humanos.
Sin embargo, para entender la vida de Walsh es necesario dividirla en dos partes. “Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola, descubrí, además de mis perplejidades íntimas, que existía un amenazante mundo exterior«, dijo el hombre, refiriéndose al libro que inició el movimiento periodístico-literario de la novela testimonial.
“Después de la frustración por la impunidad de la que gozaron los autores de los fusilamientos, Walsh ya no piensa en pedir justicia, sino observar que, además de permitir obtener datos y establecer la mecánica de sucesión de ciertos hechos, la investigación se ocupa de hechos límites que movilizan y ponen en cuestión compromisos, actos, ideas. La masacre de José León Suárez fue la perfecta culminación de un sistema; el caso Rosendo García desnuda la esencia del vandorismo; el asesinato de Satanowsky proyecta luz sobre el funcionamiento de los servicios de informaciones y su conexión con los grandes diarios”, dirá Osvaldo Aguirre
Walsh se había criado en el seno de una familia conservadora, de ascendencia irlandesa. Estudió en un colegio de monjas irlandesas y fue interno en una congregación de curas también irlandeses. «Tengo una hermana monja y dos hijas laicas», se reía. A los 17 años comenzó a trabajar en la Editorial Hachette como traductor y como corrector de pruebas, y a los 20 comenzó a publicar sus primeros textos periodísticos. En 1953 publicó su primer libro de cuentos, Variaciones en rojo, con el que había ganado el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires.
Cuando se produjeron los fusilamientos de José León Suárez, Walsh estaba trabajando en la compilación de cuentos de la Editorial Hachette. Una tarde de 1956, jugando al ajedrez en un bar de la Plata escuchó la frase «Hay un fusilado que vive». Nunca se le fue de la mente. A fines de ese año, comenzó a investigar el caso con la ayuda de la periodista Enriqueta Muñiz, y se encontró con un gigantesco crimen organizado y ocultado por el Estado. Walsh decidió recluirse en una alejada isla del Tigre con el seudónimo de Francisco Freyre, y con la única compañía de un revolver. El 23 de diciembre Leonidas Barletta, director de Propósitos, denunció, a pedido de Walsh, la masacre de José León Suárez y la existencia de un sobreviviente, Juan Carlos Livraga.
El resto es historia conocida.
Walsh en Cuba
Antes de partir a Cuba, publicó el Caso Satanowsky, en donde evidenció que matones de la SIDE asesinaron al abogado Marcos Satanowsky debido a oscuros intereses en torno a la propiedad del diario La Razón. En la investigación dio con los culpables.
En Cuba fundó la agencia Prensa Latina junto con su colega y compatriota Jorge Masetti. Había decidido que no sería nunca más un simple observador privilegiado del mundo, sino que quería formar parte activamente de él: como jefe de Servicios Especiales en el Departamento de Informaciones de Prensa Latina, usó sus conocimientos de criptógrafo aficionado para descubrir, a través de unos cables comerciales, la invasión a Bahía de Cochinos, instrumentada por la CIA.
A Cuba fue Walsh a respirar un poco de aire libre. Sus experiencias amorosas con prostitutas cubanas fueron para él también actos de liberación. «… Después de vestirnos le digo ‘¿cuánto es?’, porque ella tiene que seguir trabajando y ella dice ‘lo que quieras’. Pero cuando le doy cinco pesos se sonríe un poco y dice ‘¿tan poco?’. Entonces invento cualquier argumento, porque no estoy resuelto a darle más, porque ahora no quiero ser engañado, ya la jauría del remordimiento y la vergüenza galopa a mis espaldas. Apenas salimos me desahogo de ella lo más pronto que puedo, y es entonces cuando empiezo a preguntarme si me habrán visto, si ella era linda o era un monstruo, y qué habrían dicho en la agencia si me vieran con una muchacha tan negra. Sí, me siento culpable de este gran acto de liberación…»
Walsh escritor
Rodolfo Walsh tuvo una tortuosa relación con la literatura, luego de haberse definido como marxista. “Soy lento, he tardado quince años de pasar del mero nacionalismo a la izquierda.” Después de publicar ¿Quién mató a Rosendo?, dijo: «las cosas cambiaron realmente en 1968, cuando la política lo ocupó todo. Entonces empecé a ser un escritor político. Mis ideas sobre la novela han cambiado».
A Walsh le faltaba la novela para consagrarse como escritor. Pero después de Operación Masacre y de su estadía en Cuba, decidió que ya en Argentina no podía desvincularse la literatura de la política. Él ya había decidido. «Empiezo a asimilar lo básico del marxismo y mi nivel de conciencia es hoy bastante mayor. No aceptaría hoy incluir una cita de un bufón como Manucho (Manuel Mujica Láinez) en la contratapa de un libro (se refiere a Un kilo de oro) ni vacilaría en rechazar una beca en USA, etc.»
La novela era, para Walsh, algo así como la representación de los hechos. «Yo prefiero su simple presentación. (…) ¿Eso quiere decir que la novela es lo difícil de decir, lo que se resiste a ser dicho? ¿Lo que me compromete más a fondo? Otra variante que he pensado es que la novela es la última forma del arte burgués, y por eso ya no me satisface».
Ese mismo año, en Madrid, Perón le presenta a Raimundo Ongaro, Secretario General de la CGT de los Argentinos, y el 1º de mayo aparece el semanario CGT, que funda y dirige por expreso pedido de Perón. En 1969 empieza a militar en el Peronismo de Base. «No le entiendo nada -dijo Ongaro luego de leer unos escritos suyos- ¿Escribe para los burgueses?» «Me molestó porque sé que tiene razón», escribió Walsh, luego de este hecho.
Walsh militante
En 1973 comenzó a militar en la organización Montoneros con el grado de Oficial 2° y el alias de Esteban. Creó un sector del Departamento de informaciones de Montoneros y fue su responsable. Junto a su amigo, el poeta Francisco Paco Urondo, participa como fundador y redactor de Noticias. Este diario presentaba los puntos de vista de Montoneros. A principios de 1974, dejó constancia por escrito de sus diferencias de concepción, tácticas y estrategia con la cúpula de Montoneros, en un último intento de cambiar el rumbo, que, de seguir así, llevaba a una segura derrota. No fue escuchado. «Nosotros le decíamos traidores a ellos, a los Vandor, a los Matera, a los Remorino. Pero los traidores éramos nosotros. Porque Perón siempre los apoyó a ellos.»
Bajo el golpe de Estado encabezado por Jorge Videla, creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA). «Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información.»
El 29 de septiembre de 1976 murió en un enfrentamiento su hija Vicki. Tenía 26 años, una hija y era militante de Montoneros. Murió también su amigo Paco Urondo en Mendoza, perseguido por fuerzas militares conjuntas.
El 24 de marzo al cumplirse un año de la dictadura, envió su famosa Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar a las redacciones de los diarios. Nadie la publicó. El 25 de marzo, entre las 13.30 y las 16.00, Walsh fue secuestrado por un grupo de Tareas de la ESMA, comandado por el oficial de Inteligencia García Velasco. Sobrevivientes de la ESMA le acercaron a su hija Patricia Walsh una versión de lo sucedido. Según esa versión Rodolfo debía ser tackleado por el oficial de Marina y ex rugbier Alfredo Astiz, quien falló en su intento. Esto generó una momentánea confusión que permitió a Rodolfo gatillar el revólver calibre 22 que guardaba en la entrepierna. Así hirió a uno de sus agresores, que quedó rengo. A fines del ’77 ese hombre fue galardonado con una medalla en una ceremonia secreta de la ESMA.
El 25 de marzo de 1977 asesinaron al hombre que decidió para siempre ser «fiel al compromiso de dar testimonios en tiempos difíciles».
Fuentes:
Ese hombre y otros papeles personales. Seix Barral. Edición a cargo de Daniel Link.
Textos de y sobre Rodolfo Walsh. Alianza Editorial. Edición a cargo de Jorge Lafforgue.
Revista Vde Vian. Notas de Rodolfo Baschetti y Osvaldo Aguirre.
Libros publicados por Rodolfo Walsh:
· Variaciones en Rojo. Hachette1953; De la Flor 1985.
· Operación Masacre, un proceso que no ha sido clausurado. Sigla, 1957
· Operación Masacre y el expediente Livraga. Con la prueba judicial que conmovió al país, Continental Service, 1964
· Caso Satanowsky, Verdad, 1958. De la Flor agrega en 1986 un prólogo de Horacio Verbitsky .
· Los oficios terrestres, Jorge Álvarez, 1965
· Una granada. La batalla. Jorge Álvarez, 1965. de la Flor, 1988
· Un kilo de oro. Jorge Álvarez, 1967
· ¿Quién mató a Rosendo? Tiempo Contemporáneo, 1969
· Un oscuro día de Justicia. Siglo XXI, 1973
Recopilaciones póstumas
Obra literaria completa. México. Siglo XXI, 1981 · Rodolfo Walsh y la prensa clandestina 1976-1978. Ediciones de la Urraca, 1985.
· Cuento para tahúres y otros relatos. Puntosur, 1987. Reeditado por De la Flor en 1996.
· Yo también fui fusilado, Vuelve la secta del gatillo y la picana y otros relatos. Los libros de Gente Sur, 1990
· La máquina del bien y del mal. Clarín – Aguilar, 1992.
· Cuentos. Biblioteca Página/12, 1993
· Rodolfo Walsh vivo. De la Flor, 1994. compilación y prólogo de Rodolfo Baschetti.
· El violento oficio de escribir. Obra periodística (1923-1977) Espejo de la Argentina/ Planeta, 1995
· Ese hombre y otros papeles personales. Seix Barral, 1996. Recopilación a cargo de Daniel Link
· Semanario CGT. Página/12- Univ. De Quilmes. 4 libros de 86 páginas
· Textos de y sobre Rodolfo Walsh. Alianza Editorial,1999
Fuente: www.elhistoriador.com.ar