Enriquillo, el invencible

El espíritu rebelde renació con Guarocuya, hijo de uno de los caciques muertos en aquella espantosa quema masiva de seres humanos ordenada por Nicolás de Ovando, gobernador de La Española.

Las insolentes

Mientras la Malinche y su supuesta traición es recordada hasta el cansancio, en cambio se suele hablar mucho menos de figuras como Anacaona...

Lautaro

La resistencia de los pueblos originarios de América fue aun más intensa en tierras donde no abundaban los metales que los conquistadores tenían por “preciosos”.

En honor a la Pacha Mama

Aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI se siguen publicando libros que, al referirse a la invasión europea al continente americano, iniciada en octubre de 1492, continúan hablando del “descubrimiento de América...

Hernando de Magallanes llega al Río de la Plata

A principios de 1516 Solís llegó a un enorme accidente geográfico  que supuso era el deseado estrecho que permitiría pasar del Atlántico al Pacífico.

La rebelión de Juan Bélez de Córdova. Verdades y utopías del Manifiesto de agravios...

El 8 de julio de 1739 fue frustrada (gracias a una traición) una de las tantas rebeliones contra el poder español silenciada por los vencedores y sus escribas.

Navegando con Magallanes y Caboto

Las primeras expediciones europeas al continente americano fueron motivo de despiadadas disputas. Alentados por riquezas visibles e imaginarias, peleaban por los derechos sobre los territorios descubiertos y por descubrir.

América del Norte y Centro

Autor: Felipe Pigna Unas décadas después de la llegada de Colón, muchos europeos comenzaron a cruzar el Atlántico y a establecerse en América. Mientras españoles...

Las serenatas

Las serenatas eran a manera de certámenes públicos organizados de noche y en plena calle, por los vecinos alegres, y más frecuentemente, por los novios durante la época colonial, al pie de un balcón donde una o varias damas escuchaban alabanzas o la poética narración de penas causadas por sus desvíos.

Ser pobre o esclavo en la colonia

Juan Agustín García da un panorama de la vida de los sectores populares en la Buenos Aires colonial: “El proletario lleva una vida miserable, en pobrísimos ranchos edificados en terrenos baldíos, simple ocupante de los huecos de la ciudad donde se arma su choza. Come los restos del matadero, la limosna de la casa solariega.